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Por Dr James Dobson
( AGENCIALAVOZ.COM ) Hoy en día, todo el mundo anda ocupado. No conozco familia alguna que no esté experimentando la fatiga y la presión del tiempo. Ninguno de nosotros necesita tener cosas nuevas que hacer, por supuesto, pero sí creo que tenemos el deber de extender la mano para ayudar a los que están pasando por momentos difíciles. Esto es especialmente cierto en el caso de los padres y madres solteros, porque sus hijos, que son tan vulnerables, son los que sufren.
Hace muchos años, mi esposa Shirley estaba haciendo las labores de la casa una mañana, cuando tocaron a la puerta. Abrió, y era una jovencita en los últimos años de su adolescencia, quien dijo llamarse Sally.
“Estoy vendiendo cepillos”, le dijo, “y me pregunto si usted quisiera comprar alguno”.
Bueno, mi esposa le dijo que no estaba interesada en comprar nada aquel día, y Sally le contestó: “Ya lo sé. No hay nadie que esté interesado”. Al decir eso, se echó a llorar.
Shirley invitó a Sally a entrar y tomarse una taza de café, y le pidió que le contara su historia. Resultó ser una madre soltera que estaba luchando con todas sus fuerzas para sostener a su hijo de dos años de edad. Aquella noche, fuimos a su destartalado apartamento para ver cómo podríamos ayudar a aquella madre y a su pequeño. Cuando abrimos los estantes de la cocina, vimos que no había nada de comer allí; realmente, nada. Aquella noche, se habían comido entre los dos una lata de espaguetis. La llevamos al mercado e hicimos cuanto pudimos por ayudarla a salir de su situación.
Es obvio que Sally no es la única madre soltera que está tratando desesperadamente de sobrevivir en medio de un mundo muy hostil. A todas esas madres les vendría bien un poco de bondad; desde cuidarles a sus pequeños, hasta proporcionarles una cena, arreglarles la lavadora de ropa, o sencillamente manifestarles un poco de consideración.
Criar hijos sin ayuda es como escalar una montaña de kilómetro y medio de alto. ¿Puede hallar usted fuerzas en su corazón para cuidarle los niños a esa madre sola una tarde por semana? O tal vez pueda preparar un poco más de comida cuando cocine, y llevársela alguna noche. Imagínese lo que significará esa bondad para una madre o un padre que lleguen a casa exhaustos y descubran que alguien se interesa por su pequeña familia. No sólo le dará nuevos ánimos, sino que un niño, o varios, lo van a bendecir también.
