Fue asesinado mientras enseñaba la Palabra de Dios a Jóvenes.

COLOMBIA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) En Altos de Cazucá, Cundinamarca, Colombia se acabaron las ilusiones de este hombre de 36 años de edad, quien pedía a Dios era que los muchachos de su sector dejaran la droga y se aferraran a la fe divina.

Todo fue confusión en esa esquina de calles polvorientas y empinadas. Según los testigos, a eso de las 11:30 a.m. de la mañana del pasado lunes, César llegó al sector cercano a su casa y se encontró con un grupo de muchachos que estaban sentados en el andén.
Después de un cordial saludo comenzó con ‘el sermón’. Les insistió entonces en que dejaran de llevar una vida desocupada y que se alejaran de las drogas, amarga experiencia que él había superado cinco años atrás cuando estuvo en ese mundo.

“Les habló un rato a los muchachos. De repente a uno de ellos, a quien le molestó su actitud y su ‘cantaleta’ le disparó. Cuando salimos a la calle, todo era silencio y los jóvenes corrían por la vía”, dijo un vecino.
Algunos habitantes del barrio lo auxiliaron, lo llevaron al hospital Luis Carlos Galán de Soacha, pero allí murió en medio de una cirugía.

La muerte violenta de César dejó sin aliento a su madre, sus siete hermanos, su esposa y dos hijos. También a la Iglesia Carismática Internacional, a la cual pertenecía desde hacía cuatro años.
“César estuvo en las drogas y se rehabilitó. Se vinculó a la Iglesia donde tuvo un cambio total en su vida. Allí se encargaba de labores de logística y le daba trabajo a los jóvenes del barrio, especialmente a los que estaban en las drogas”, dijo Nelsy Quimbayo, hermana de César.

Su preocupación por salvar las almas y la vida de los jóvenes drogadictos de Cazucá lo hicieron famoso. “Su sueño era ayudar a los muchachos, acercarlos a Dios, para que ellos también pudieran dar un testimonio de fe”, afirmó Mery Martínez, esposa de la víctima.
Las primeras investigaciones de la Policía de Soacha indican que fue un hecho de intolerancia. Según el capitán Daniel Perilla, al parecer, a unos jóvenes de los que estaban en la calle les molestó que él les hablara del tema de Dios y le dispararon.

“Luego de los hechos emprendimos la búsqueda de los agresores y se dio captura a tres de ellos y a un menor de 17 años de edad, quien tenía en su poder un revólver calibre 32 y una vainilla calibre 7.65″, indicó el capitán Perilla. Los tres capturados y el arma quedaron a disposición de las autoridades para la respectiva investigación.
Mientras tanto, compañeros de la iglesia afirmaron que César era un ejemplo de superación y que su testimonio de fe hacia a Dios era admirado por todos