ISRAEL-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Una anécdota de Levy Eshkol cuando ocupaba el cargo de ministro de Finanzas, refiere que una delegación de la Histadrut (central obrera) le dijo que querían trabajar cinco días por semana. Eshkol entonces respondió: “No hay que apresurarse, empecemos con un día por semana, después dos, y así llegaremos finalmente a cinco”.
El fenómeno caracteriza principalmente a hombre, judío, instruido, en el segmento de edad entre 35-44 años. Entre este grupo de entregados al trabajo se destacan los directores (18%), los profesionales académicos (23%) y los técnicos (21%). Muchos de ellos trabajan en la administración pública, en ramas de la alta tecnología, en servicios de computación y en investigación y desarrollo, informa Aurora Digital.
El estudio determina que el fenómeno de adicción al trabajo se ha ampliado en las últimas décadas debido al fortalecimiento del individualismo, la proliferación de empresas que actúan en un medio global competitivo a lo largo de toda la jornada (especialmente en la alta tecnología), el descenso del nivel de gremialismo, mejoras tecnológicas y acuerdos que facilitan los trabajos domésticos y el cuidado de los niños y, por último, la ampliación de la brecha económica de desigualdad de ingresos, que ha hecho más ventajoso el trabajo intenso.
El estudio puntualiza, sin embargo, que en Europa Occidental se ha logrado contener el fenómeno de la adicción al trabajo ya a fines de la década de los ‘90.
Los empleadores no están exentos de culpa. Según el estudio incentivan la adicción al borrar los límites entre el trabajo y las horas libres, el suministro de medios de comunicación y vehículos y el control cercano de los empleados.
La mayoría de los adictos de altos salarios renuncian menos a horas de trabajo a favor de compromisos familiares, no colaboran con los trabajos domésticos o tienen dificultad para hacerlo y no salen de vacaciones con la familia, que está relegada a segundo lugar, después del trabajo, en primer lugar.
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