miércoles, 26 de diciembre de 2007

Meditaciones de Año Nuevo


Por Luis Adam Nazario

( AGENCIALAVOZ.COM ) Esta noche terminamos las labores regulares de este año, hemos estado haciendo labor positiva o negativa, algunos esforzándonos más que otros, es natural, porque cada persona responde a sus dones y capacidades, según el grado de interés que tenga en lo que realiza.Cuando repiquen las doce campanadas anunciando la llegada del nuevo año, detengámonos a hacer un análisis de cómo hemos cumplido nuestros deberes con Dios, nuestra sociedad, familiares, y para con nosotros mismos.

Pensemos si hemos considerado nuestras obligaciones para con el prójimo, o aquel que se encuentra a la orilla del camino sumido en el dolor. Pensemos si hemos protegido la propiedad de nuestro prójimo como si fuera la nuestra.Pensemos si hemos sabido vivir una vida limpia, sana y honrada delante de Dios y de los hombres, siendo buenos y apacibles ciudadanos, amando la verdad sobre todas las cosas; siendo justos en todo momento, prudentes al actuar y fuertes para sostener nuestros propios principios.Pensemos si hemos contribuido a resolver los graves problemas que abruman a este mundo en decadencia, si en lugar de criticar a nuestro gobierno hemos puesto el hombro para que todo marche como nosotros queremos.Pensemos si por alguna circunstancia hemos tenido días pesados, con nubes oscuras que han empañado el cielo de nuestras vidas, si hemos podido atacar con fe y esperanza, sin pavor alguno, los vendavales que nos han atacado.Pensemos si hemos sido buenos padres conduciendo a nuestros hijos no por el camino fácil, sino por el áspero y rudo en el cual puedan haber aprender a estar firmes frente a la adversidad y a dominarse y ser humildes cuando hayan triunfado y estén en la cima del mundo.Pensemos si hemos sido buenos hijos, velando por nuestros padres.Pensemos si hemos sido buenos esposos, siendo proveedores de las necesidades del hogar, amando a nuestras esposas, fieles al juramento que hicimos frente al mensajero de Dios que presidio nuestras bodas.Pensemos si hemos ayudado a nuestros jóvenes a encontrarse a sí mismos, a darles el derecho a expresarse pacíficamente, pero al mismo tiempo que reconozcamos sus derechos, exigirles sus deberes y responsabilidades.Pensemos si hemos sido agradecidos con Dios por las bondades que Él derrama sobre cada uno de nosotros y de nuestros familiares diariamente, si alguna vez nos hemos detenido a darle gracias, en lugar de estar constantemente pidiéndole para que provea por nuestras necesidades.En unos minutos este año se habrá marchado y vendrá uno nuevo. Si al hacer nuestro inventario descubrimos que no hemos cumplido con los respectivos deberes, hagamos un aparte en nuestras vidas con la mente puesta en el Gran Hacedor, meditemos detenidamente sobre las responsabilidades y levantémonos felices.

 
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