Por Dr James Dobson
La humorista Erma Bombeck describe este difícil proceso con unos términos que me han ayudado a mí. Dice que la tarea de criar hijos es como la de tratar de volar una cometa en un día en el que no hay viento. Papá y mamá van corriendo por todo el camino, halando de aquella cosa tan bonita que llevan en el extremo del cordel. La cosa va saltando por el suelo sin mostrar inclinación alguna de despegar.
Finalmente, y con mucho esfuerzo, logran levantarla unos cinco metros en el aire, pero de pronto, acecha un gran peligro. La cometa va directamente hacia los cables de la electricidad y gira cerca de los árboles. Es un momento espantoso. ¿Lograrán alguna vez que se eleve por donde debe, y con seguridad? Entonces, sin esperarlo, una ráfaga de viento levanta la cometa, y ésta sale disparada hacia arriba. Papá y mamá le van dando cordel con tanta rapidez como les es posible.
La cometa comienza a tirar del cordel, haciendo difícil sostenerlo. Inevitablemente, llega el momento en que se termina el cordel. ¿Qué deben hacer ahora? La cometa está exigiendo más libertad. Quiere ir más alto. Papá se pone de puntillas y levanta la mano, para adaptarse al tirón de la cometa. Ahora sostiene el cordel entre el índice y el pulgar, con el brazo levantado hacia el cielo. Entonces llega el momento de la liberación. El cordel se le desliza entre los dedos, y la cometa se levanta majestuosa hacia el hermoso cielo creado por Dios.
Papá y mamá se quedan contemplando a su precioso “bebé”, que ahora brilla al sol, convertido en un simple punto de color en el horizonte. Están orgullosos de lo que han hecho, pero tristes al darse cuenta de que su labor se ha terminado. Era una labor de amor, pero ¿dónde se metieron todos esos años?
Ésa es su situación hoy: de puntillas y estirándose hacia el cielo, con el extremo del cordel atrapado entre los dedos. Es hora de soltarlo. Cuando lo haga, descubrirá que va a nacer una nueva relación. El trabajo de criarlos ya casi ha terminado. En su lugar aparecerá una amistad que tendrá sus propias recompensas.
Recuerde: la cometa se va a liberar de una forma u otra. Lo mejor es que sea usted quien la suelte cuando haya llegado el momento correcto.
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