Por Edgardo Rodriguez Engelhard
NICARAGUA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Estoy viendo en este momento la noticia del choque de un avión comercial en Honduras, C. A. y de un helicóptero en Panamá donde muriera un alto funcionario policial de la republica de Chile y viene a mi mente el recuerdo de un empresario salvadoreño a quien conocí muchos años atrás.
Vivía en ese tiempo en Guatemala, tenia varios negocios de los cuales vivía mi familia; una de las salas de ventas que teníamos era en la Zona 9 en una importante arteria comercial y contiguo había una tienda muy grande de una cadena de negocios llamada Kismet que operaba a nivel C.A. su dueño Ricardo Boet joven agradable y èxitoso empresario salvadoreño.
Dios me había hablado en mi corazón de mi regreso a El Salvador y por eso le ofrecí a Ricardo los activos de la empresa a puerta cerrada, a ellos les interesaba el local donde estábamos nosotros, estuvimos negociando por varios meses y al final no hubo acuerdo y así decidí que debía obedecer al Señor y regresar a mi país ya que tenia una tarea muy importante que realizar.
Deje los negocios, mi casa sin vender en manos de mi hermana que no era muy buena para el trabajo, pero me sentía bien porque sabía que estaba obedeciendo a mi Señor.
Ya en mi país El Salvador, me integre al negocio de la familia y estando en el trabajo recibí la llamada del Lic. Boet, para iniciar nuevamente los acuerdos sobre le compra venta del negocio. Me invitó a viajar con el a Guatemala y nos fuimos en su avioneta, en ese viaje nos pusimos de acuerdo del precio y forma de pago, sin embargo a ultimo momento yo le puse una condición y era que me aceptara una invitación de ir a un almuerzo en la FHINEC,; ese día dio testimonio un hombre que nos hablo de la muerte de su hijito de 6 años y como en medio de su dolor el había encontrado paz en Jesucristo, al terminar el almuerzo Ricardo acepto al Señor y regresamos al trabajo a firmar el acuerdo. Cuando regresábamos yo recuerdo haberle dicho a Ricardo lo siguiente: tu y yo somos gente que vivimos en una vorágine de negocios y por tantos viajes a veces estamos expuestos a muchos peligros, si alguna vez tu vida corre algún peligro clama al Señor Jesús, pídele que te reciba y que perdone tus pecados.
Llegamos a El Salvador yo continué en lo mío y Ricardo en lo suyo, un año después leyendo un periódico vi en primera plana que Ricardo había muerto yo le pregunte al Señor y vino a mi mente y mi corazón unas palabra de mi Señor y decía “Ricardo está conmigo”. Un día estando en una Iglesia me encontré con la mamà de él y le compartí mi experiencia con Ricardo y ella con una gran tranquilidad me dijo “ mi hijo esta con el Señor por la promesa de Hechos 16: 31 “Se tu salvo y tu y toda tu casa será salva” , con las palabras de ella Dios me estaba confirmando la salvación de este querido hermano y amigo, le doy gracias a Dios porque me dio la oportunidad de haberlo llevado a este evento en donde el acepto al Señor, se que Ricardo hoy goza de la presencia del Señor.
Por eso querido lector habla siempre de Jesús, a tiempo y a distiempo,
Dios me había hablado en mi corazón de mi regreso a El Salvador y por eso le ofrecí a Ricardo los activos de la empresa a puerta cerrada, a ellos les interesaba el local donde estábamos nosotros, estuvimos negociando por varios meses y al final no hubo acuerdo y así decidí que debía obedecer al Señor y regresar a mi país ya que tenia una tarea muy importante que realizar.
Deje los negocios, mi casa sin vender en manos de mi hermana que no era muy buena para el trabajo, pero me sentía bien porque sabía que estaba obedeciendo a mi Señor.
Ya en mi país El Salvador, me integre al negocio de la familia y estando en el trabajo recibí la llamada del Lic. Boet, para iniciar nuevamente los acuerdos sobre le compra venta del negocio. Me invitó a viajar con el a Guatemala y nos fuimos en su avioneta, en ese viaje nos pusimos de acuerdo del precio y forma de pago, sin embargo a ultimo momento yo le puse una condición y era que me aceptara una invitación de ir a un almuerzo en la FHINEC,; ese día dio testimonio un hombre que nos hablo de la muerte de su hijito de 6 años y como en medio de su dolor el había encontrado paz en Jesucristo, al terminar el almuerzo Ricardo acepto al Señor y regresamos al trabajo a firmar el acuerdo. Cuando regresábamos yo recuerdo haberle dicho a Ricardo lo siguiente: tu y yo somos gente que vivimos en una vorágine de negocios y por tantos viajes a veces estamos expuestos a muchos peligros, si alguna vez tu vida corre algún peligro clama al Señor Jesús, pídele que te reciba y que perdone tus pecados.
Llegamos a El Salvador yo continué en lo mío y Ricardo en lo suyo, un año después leyendo un periódico vi en primera plana que Ricardo había muerto yo le pregunte al Señor y vino a mi mente y mi corazón unas palabra de mi Señor y decía “Ricardo está conmigo”. Un día estando en una Iglesia me encontré con la mamà de él y le compartí mi experiencia con Ricardo y ella con una gran tranquilidad me dijo “ mi hijo esta con el Señor por la promesa de Hechos 16: 31 “Se tu salvo y tu y toda tu casa será salva” , con las palabras de ella Dios me estaba confirmando la salvación de este querido hermano y amigo, le doy gracias a Dios porque me dio la oportunidad de haberlo llevado a este evento en donde el acepto al Señor, se que Ricardo hoy goza de la presencia del Señor.
Por eso querido lector habla siempre de Jesús, a tiempo y a distiempo,
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