jueves, 4 de septiembre de 2008

FUEGO SANTO EN EL CORAZÓN DEL PUEBLO WANKA


Por Miguel Rotalde






PERU-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Como imaginar que la invitación de mi amigo y Pastor José Linares a las Convenciones de Huancavelica y Huancayo en las alturas de la sierra central a 3,680 y 3,350 metros respectivamente, me llevaría a conocer el Fuego Santo que arde en el corazón del excepcional pueblo wanka, del 19 al 26 de Agosto, 2008.

Había aceptado con reserva por temor a la altura. Marchar por esas dos ciudades no era lo mismo que hacerlo por las calles de Lima. En Marzo 2008, había marchado convencido del deber que tenemos de declarar públicamente por el derecho a la vida de los no nacidos y también por el matrimonio hombre y mujer. Un llamado que encuentro en el contexto de los evangelios de San Lucas 21:13 “Y esto os será ocasión para dar testimonio.”

Partimos martes 19 al atardecer, nos embarcamos con nuestro Pastor José Linares, el Pastor Julio Reaño y su hija Ruth, y el que escribe. El conductor tomó altura entre curvas y pendientes hasta llegar a la ciudad de Huancayo. La altura nos afecto solo lo suficiente. Llegamos tarde en la noche, nos recibieron los Pastores Juan y Félix del Templo La Hermosa para llevarnos a descansar y proseguir viaje hacia Huancavelica la mañana siguiente.

Al medio día del miércoles 20 en Huancavelica, la marcha por la vida y la familia ya había tomado forma las iglesias evangélicas de varias denominaciones testimoniaban con banderolas y pancartas declarando: No al aborto, No al matrimonio homosexual, No al pandillaje, No a la prostitución. Desfilando en el orden que trae la alabanza con danzas, canciones y banda de música. Unidos en el amor a los valores por la vida y la vida familiar como parte integral de nuestra sociedad al igual que en Lima, Santiago, Quito, Madrid y Ciudad de Méjico.

Guardaba reservas a la altura por el viaje a Huancayo realizado con mi pequeña hija Fatimía el año anterior para hacerle conocer la sierra peruana. Ella creía que la sierra eran las alturas de Pachacamac cerca a Lima.

Esa noche luego de las presentaciones del Pastor Leoncio Paco y en medio del gozo de las alabanzas con danzas y canciones en lengua quechua y español, el Señor me remeció dulcemente mientras lo escuchaba diciendo: ¡Ahora tu vas a conocer la sierra! ¡Vas a conocer mi pueblo wanka! Emocionado hasta las lagrimas volví a dar gracias por Su presencia pues ya le había agradecido grandemente durante la marcha previa de la tarde por calles de Huancavelica. Compartiendo les hice saber que el Señor me había llevado a Génesis 8:22 y me decía que estaba propiciándose el lugar en el tiempo y el espacio para la siembra del Fuego Santo de Su Presencia.

Luego en Huancayo, confirmaría la necesidad de clamar a toda voz en oración por la Consolación de todos aquellos corazones dispuestos que alaban calladamente y en silencio por estar impedidos. Se trataba de orar y orar por el gran avivamiento del Fuego Santo de su Presencia un clamor de Consolación. El fruto ha de ser cosechado en oración y en Su tiempo por todos aquellos que esperamos en El y que podemos seguir clamando libremente por aquellos que tienen el corazón dispuesto para amar a Nuestro Señor y Salvador y no pueden manifestarlo por estar impedidos.

 
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