ARGENTINA.-(AGENCIALAVOZ.ORG)Un cartel en la entrada del sector de hemodinamia de los hospitales detalla que deben abstenerse de donar sangre quienes tienen "hábitos homosexuales o bisexuales". El aviso motivó que un matrimonio que se acercó al Hospital Español para realizar una donación lo denunciara ante el Inadi por considerarlo discriminatorio.
Es que además del folleto, aquellas personas que desean donar su sangre son sometidas a un cuestionario en el que se les pregunta sobre sus prácticas sexuales, para determinar el riesgo de que padezcan alguna enfermedad -como HIV o Hepatitis B o C, de transmisión sexual- que pudiera ser transmitida por la sangre.
Desde la regional Mendoza del Inadi, la directora interina, Sandra Pasarella, explicó que se trata de la primera denuncia que reciben en este sentido pese a que ya hace tiempo vienen trabajando para lograr la modificación de esta exigencia.
"La ley nacional Nº 22.990 de 1983 establece los requisitos para la donación de sangre para todas las provincias. Allí se detalla que no podrán hacerlo homosexuales, bisexuales, quienes hayan tenido relaciones fuera de la pareja y mujeres que hayan mantenido sexo con hombres que a su vez hayan mantenido relaciones con otros hombres", detalló Pasarella.
"Esto es discriminatorio porque pone el acento en grupos de riesgo y no en prácticas riesgosas, mientras que el Estado tiene la obligación de revisar las normas para adaptarlas a los tratados sobre derechos humanos que se han firmado", agregó.
Frente a lo que sucede en la práctica, la funcionaria destacó que pueden darse dos posibles escenarios: que la persona niegue alguna práctica riesgosa o que no se aplique a rajatabla por haber perdido vigencia.
Efectivamente, en el cuerpo de la denominada Ley de Sangre, en su artículo 45 inciso A, queda explicitado que los potenciales donantes deberán ser sometidos a "interrogatorio (anamnesis) con denuncia inexcusable de toda enfermedad o afección padecida o presente, la que tendrá carácter y alcance legal de declaración jurada".
El jefe del servicio de Hemodinamia del hospital Español, Manuel Álvarez, sostuvo que el incumplimiento esta disposición legal puede acarrear algún tipo de sanción por parte del Ministerio de Salud de la Nación. Asimismo, explicó que el folleto que los denunciantes mencionan ha sido enviado de manera masiva desde el ministerio para ser exhibido a modo informativo en el ingreso a estas áreas.
Más aún, el médico subrayó: "El cuestionario nacional pregunta tantas cosas sobre la vida personal que lo hemos adaptado y atenuado. Hace algunos años se creía que las personas homosexuales podían ser más propensas a padecer algunas enfermedades, pero hoy todos aquellos que mantengan relaciones con varias personas presentan los mismos riesgos".
La bioquímica Marian Savater, del Programa Provincial de Hemoterapia, explicó que hay un cuestionario más antiguo que en algunos casos se sigue utilizando mientras que hay otro de 2006, el Hemo 2, que está más adaptado a la actualidad.
"No se busca discriminar por orientación sexual sino poner de manifiesto hábitos sexuales riesgosos relacionados con la promiscuidad; una persona homosexual puede tener una sola pareja y por ende ser menos promiscua que una heterosexual", señaló.
Sobre la posibilidad de evitar el cuestionario y hacer directamente al análisis químico de la sangre para determinar la existencia de alguna enfermedad, los especialistas manifestaron que esto no es posible debido a que no es suficiente. Sucede que existe lo que se denomina "período de ventana", un lapso durante el cual virus como el HIV o la hepatitis no se manifiestan, es decir que el análisis da negativo pese a que igualmente puede contagiar.
En definitiva, explican, se trata de un método para tener un donante más seguro y resguardar la salud de los transfundidos.
El procedimiento
Según explicaron fuentes consultadas, el objetivo de estos folletos es advertir a los donantes sobre prácticas que pudieran implicar que su sangre no es totalmente segura. Si aún así mantienen su decisión de donar, son sometidos al cuestionario sobre el cual el médico dirá si se acepta la sangre o no, una decisión que puede demorar hasta varios meses.
Puede suceder que alguna persona por pudor -o alguna otra causa- no manifieste realmente lo que se le pregunta, por lo cual la ley prevé que luego de la extracción y cuando ésta ya tenga un número asignado, al salir se le entrega al donante un papel donde sólo consta ese dígito para que tenga una nueva posibilidad de manifestar que "su sangre no es segura", sin ningún tipo de identificación.
Savater explicó que "cuando hay alguna duda sobre la seguridad de la sangre ésta es directamente desechada, no puede correrse el riesgo de que se afecte a una persona sana a través de una transfusión". Tampoco puede guardarse para posterior análisis, ya que el período de ventana es superior al de la durabilidad de la sangre.