EE.UU.- ( AGENCIAALVOZ.ORG )En las negociaciones sobre la elevación del techo de la deuda, de momento, sólo se han filtrado a la prensa los números globales de posible reducción del gasto público, sin concretar demasiado qué programas públicos serían los afectados, y por qué cantidad. Sin embargo, vistos los antecedentes, es probable que los más afectados sean aquellos con menor influencia, quienes participan menos en las elecciones, es decir, los más pobres.
Aunque es cierto que el Estado del Bienestar en EEUU es más delgado que en Europa, sobre todo en los países del centro y en norte, éste es más grueso de lo que se suele creer en el "Viejo Continente". Un componente importante de la “red de seguridad” que protege a los más vulnerables son los llamados “food stamps”, o “cupones de comida”.
Estos cupones, que reciben millones de familias pobres, se pueden cambiar en las tiendas y supermercados por comida, pues su valor es posteriormente reembolsado por el Gobierno. A causa de la crisis y el aumento del desempleo, el número de familias que se acogen a este programa se ha disparado.
Según datos del gobierno, las personas beneficiarias han pasado de los cerca 26 millones del año 2007, a los 45 millones del 2011, y la mitad de ellos son niños. Es decir, casi de 1 de cada 7 estadounidenses se acoge a este programa. De estos, el 41% esta por debajo de la mitad de los ingresos que constituyen el umbral de la pobreza.
A pesar de que EEUU posee la economía más potente del mundo, el hambre no es del todo ajeno a una parte de su población. No existen datos oficiales sobre la existencia del hambre en EEUU, pero el gobierno sí recoge estadísticas sobre el porcentaje de familias con una “seguridad alimentaria muy baja”.
La definición de este concepto es el siguiente: “la alteración de los patrones de alimentación de uno o más miembros del hogar durante varias meses al año por falta de dinero”. Ciertamente, este concepto no es exactamente equivalente al hambre, pero se aproxima mucho, y es el único del que disponemos estadísticas fiables.
De acuerdo con el Departamento de Agricultura, encargado de gestionar el programa de los “food stamps”, en el año 2009 un 5,7% de los hogares de EEUU presentaba una situación de “seguridad alimentaria muy baja”. En un 28% de estos hogares, que representan más de 15 millones de personas, un adulto no comió nada durante un día entero a causa de la falta de recursos.
Como estos datos muestran, el programa de los “cupones alimentarios”, que cuesta al erario público unos 68.000 millones al año (más o menos la mitad que la guerra de Afganistán), no es capaz de solucionar completamente el problema de la “inseguridad alimentaria” en EEUU, pero sí supone un apoyo fundamental para muchas familias. Y más lo será si el paro continúa estancado, y millones de personas ven como expiran sus subsidios de desempleo en los próximos meses.
Esperemos que, en sus negociaciones sobre el déficit y la deuda, más allá de sus cálculos políticos, los líderes republicanos y demócratas no se olviden de los más vulnerables.