MEXICO.- ( AGENCIALAVOZ )Integrantes de varias iglesias evangélicas realizaron el pasado sábado, por decimoquinto año consecutivo, una Marcha por la Paz, que partió de la calle Mahatma Gandhi, en el Bosque de Chapultepec, y culminó en el Zócalo, donde celebraron la Pascua del Señor. El evento tuvo la participación de predicadores, animadores, cantantes, danzantes y fieles, que se dieron cita en el Primer Cuadro de la ciudad desde las 14:00 horas y hasta los primeros rayos del sol del Domingo de Resurrección. El ambiente festivo corrió sin mayores incidentes, a excepción de que el pastor evangélico Carlos Hernández ordenó subir el volumen a las bocinas que estaban en el Zócalo, alegando que tenían permiso del gobierno de la Ciudad de México, y azuzó a los fieles a interrumpir la ceremonia religiosa que, como desde hace varios siglos, tiene lugar en Catedral para cerrar el ciclo litúrgico de la Semana Santa. En la Pascua de 2011, siete personas irrumpieron en Catedral en plena misa y lanzaron consignas contra la Iglesia, hecho que condenaron líderes evangélicos, como el Lic. Arturo Farela Gutiérrez, presidente de Confraternice. Sin embargo, las autoridades correspondientes dejaron en libertad a los responsables de aquella agresión porque el Ministerio Público “no encontró ningún delito que perseguir”. Tras la provocación del pastor Carlos Hernández, este 2012, uno de los coordinadores de la verbena de los evangélicos acudió a la Sacristía de Catedral para pedir disculpas por lo ocurrido. Autoridades del gobierno capitalino mediaron para que no hubiera mayores incidentes. Por su parte, el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, celebró el sábado, a partir de las 22:00 horas, la ceremonia del encendido del Cirio Pascual, que representa la Resurrección de Cristo. Al templo acudió un considerable número de fieles, que también fue testigo del bautizo de 15 adultos catecumenales. En tanto, cerca del Zócalo, frente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, un grupo de danzantes concheros y otros, partidarios de la mexicanidad, vestidos de riguroso blanco, también hicieron lo suyo al ritmo del tambor ceremonial de tres patas, entre nubes aromáticas de copal y bajo una magnífica luna llena que a todos acompañaba. Esta fue la primera vez, en la historia de México, en que la pluralidad religiosa de nuestro país quedó manifiesta con todas estas expresiones, en un ambiente jurídico de “libertad religiosa” tras las reformas constitucionales aprobadas, recientemente, por el Senado de la República.
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