sábado, 12 de enero de 2008

Características de una familia saludable


Por Claire de Mezerville López



( AGENCIALAVOZ.COM ) El ser humano moderno se ha ido acostumbrando a ser “apropiado”. Las personas se desenvuelven en ambientes muy diversos: el trabajo, el vecindario, las reuniones sociales, entre otros. Y en cada situación hay requisitos particulares, por ejemplo: como vecino, es importante ser colaborador y justo; entre amigos, hay que ser accesible y divertido; en el trabajo hay que ser responsable y juicioso.


Sin embargo, al final del día cada uno de nosotros llega a su casa, cierra la puerta y convive con los demás, en su dimensión más honesta y más regular… mostrando sus defectos más arraigados y sus virtudes más genuinas.Es así como la tan utilizada frase “la familia es la base de la sociedad” cobra sentido, si se considera que ésta es el núcleo social en el que se constituye la formación de la personalidad de todos y cada uno de sus miembros. Es ahí, en la casa, cuando hay disputas por el uso del baño, o cuando se comparten las labores domésticas; en el convivir rutinario de un sábado, o en las prisas de cada mañana, que se establecen las pautas para definir lo deseable y lo apropiado en las relaciones humanas.En el caso de los bebés y los niños pequeños, las relaciones familiares siembran un poderoso referente: se aprende sobre la propia identidad, los roles de hombres y mujeres y las formas “normales” en las que se relacionan las personas. Es especialmente en los más pequeños que la influencia de padres y hermanos manifiesta su gran poder para definir lo correcto y lo incorrecto. Por otro lado, en el caso de los jóvenes y los adultos, la familia es el lugar en el que las personas tienden a ser más proclives a dejar de lado sus esfuerzos por comportarse apropiadamente y, en forma más honesta y directa, expresar su personalidad.La influencia de una familia saludableEl ideal cristiano de la familia está edificado sobre el fundamento del matrimonio, ideal que no siempre es posible. La realidad dibuja un panorama muy variado en este respecto, donde un gran número de familias son dirigidas únicamente por uno de los padres. No obstante, es claro que la familia, como base de la sociedad y en sus diferentes situaciones, tiene como meta lograr el bienestar integral de sus miembros, quienes están vinculados por parentesco legal, consanguinidad o adopción. A esto cabe añadir la necesidad de propiciar valores sólidos y profundos –como el respeto, la fidelidad y la justicia-, que permitan el desarrollo humano pleno de todo hombre y de toda mujer, desde sus primeros años de vida.Para efectos de este breve artículo basta con acotar que, si el objetivo de la familia es lograr el bienestar de sus miembros –psicológico, espiritual y físico- y cultivar principios en su convivencia diaria, como por ejemplo, el respeto, la colaboración y el trabajo, hay ciertas funciones que deben llevarse a cabo: funciones con respecto al cuidado de la salud, funciones para la educación en valores, funciones de convivencia armoniosa. Los adultos del hogar son los principales encargados para marcar la pauta con respecto al rumbo que toma la familia en cada uno de estos aspectos. Así las cosas, necesitamos concluir que la familia asume decisiones funcionales en tanto mantenga las normas que la lleven a alcanzar estos objetivos. Toda forma de vivir que atente contra el bienestar integral de un miembro de la familia, o que sostenga relaciones irrespetuosas, injustas o denigrantes, responde a conductas disfuncionales. No se trata de establecer que una familia es, en sí misma y en su totalidad, disfuncional. Pero sí se puede afirmar, con cierto grado de seguridad, que existen comportamientos disfuncionales y dañinos que toda familia debe evitar, como la injusticia, el egoísmo y la agresión.Una familia saludable se caracteriza por su deseo de que cada uno de sus miembros se desarrolle en forma plena y satisfactoria. Una familia de influencia es aquella en la que existe identidad familiar y consciencia de que, juntos, conforman un grupo significativo en la vida de cada uno de sus miembros. Es flexible, porque la vida familiar siempre está llena de cambios. Así también, la faceta más honesta y más cruda de cada persona encuentra límites claros, ya que un grupo que sostiene los valores del respeto y la dignidad, no puede tolerar los insultos y las agresiones de cualquier tipo, sin importar los niveles de “familiaridad” o de “confianza”.Finalmente, una familia saludable es aquella que sabe que no existen moldes ni “formatos” para familias sanas. Cada familia es diferente: en las personalidades de sus miembros, en sus gustos, en sus dificultades. Pero el fundamento de una familia saludable consiste en el deseo profundo de comunicarse adecuadamente, sin dañar los sentimientos de los demás, así como el esfuerzo por resolver los conflictos en forma constructiva. Y, en medio de las diferencias que enfrentan, y las particularidades de cada grupo humano, la familia sana es en la que, sin importar edades, encontramos un lugar seguro para demostrar nuestra dimensión humana más vulnerable, más irritante, más frágil y más maravillosa: nuestra necesidad de ser amados.

 
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