PERU-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) El fanatismo religioso de una secta de falsos adventistas del 7mo Día, pudo causar una nueva tragedia. Esta vez el escenario fue el poblado de Nueva Esperanza – Loreto, hasta donde llegaron decenas de efectivos policiales para intervenir a los desquiciados en pleno culto.
No sólo habían hombres y mujeres, sino decenas de niños quienes fueron rescatados de la zona, pese a la resistencia de sus pastores.
No sólo habían hombres y mujeres, sino decenas de niños quienes fueron rescatados de la zona, pese a la resistencia de sus pastores.
El video difundido por “Cuarto Poder” deja escuchar perturbadores cánticos religiosos de resistencia, mientras que la policía trataba de derribar las puertas de las casuchas de madera.
En el lugar se detuvo a Segundo Cahuasa Pizango (28), sucesor del hoy detenido Pedro López Lancha, responsable de la primera incineración de sus fieles. “Dios nos habla, porque tenemos las escrituras”, dijo Cahuasa Pizango.
Luego este personaje se refirió a otro líder aún prófugo identificado como Lenit Laulate, principal promotor de la secta.
Recordemos que el pasado 6 de junio, diez miembros de la secta adventista fallecieron calcinados, en lo que aparenta ser un ritual religioso en la comunidad de Nueva Esperanza, en Yurimaguas, Loreto. Un miembro de la secta dijo que se prendieron fuego para “lavar sus pecados”.
Según informó el diario ‘Peru.21’, la policía hizo el macabro hallazgo después de recibir una denuncia contra la secta del teniente gobernador de la zona, Wilder Rojas, quien acusó a la congregación adventista de intentar secuestrarlo.
Al llegar al lugar, los agentes descubrieron en una vivienda a un hombre y su hija de nueve años envueltos en llamas, pero no pudo hacer nada para salvar a la menor. En el domicilio contiguo, aparecieron los restos carbonizados de otras diez personas.
El Pastor de la Secta Adventista, Pedro López Lancha, ha sido detenido junto con otros tres miembros de su iglesia. Según el diario, López Lancha ha declarado que los cuerpos carbonizados pertenecían a delincuentes que se prendieron fuego como una forma de lavar sus pecados.