MOSCU.- ( AGENCIALAVOZ.ORG )Rusia, uno de los primeros países en legalizar el aborto en 1920, quiere limitar esta plaga que mata al año a cerca de dos millones de niños no nacidos. El número de nacidos no asegura el reemplazo generacional.
Rusia, uno de los primeros países en legalizar el aborto en 1920, quiere limitar esta plaga que mata al año a cerca de dos millones de niños no nacidos, según Vladimir Kulakov, director del servicio de Obstetricia y Ginecología del Ministerio de Sanidad. El número de nacimientos es de solo un millón 200 mil lo cual no asegura el reemplazo generacional.
Hace tres semanas tuvo lugar en Moscú una Cumbre Demográfica bajo el lema “La Familia y el Futuro de la Humanidad” en la Universidad Social Estatal Rusa. El evento auspiciado por el movimiento provida reunió a unos mil participantes y recibió el apoyo del propio presidente Medvedev, del primer ministro Putin, del Patriarca de Moscú y Rusia Kirill y de altos representantes de la Duma (el Parlamento).
En un comunicado Medvedev reconoce que "la fuerte disminución de la población, que provocaba una menor densidad tres veces inferior al promedio mundial produce un debilitamiento de la influencia política, económica y militar de Rusia en el mundo y el eventual reclamos de territorios del país”.
No sorprende entonces que firmara, días atrás, una ley que establece normas que obligan a señalar, en la publicidad de las clínicas, que el crimen del aborto es dañino y peligroso para la salud de la mujer y que puede tener efectos colaterales como la pérdida de la fertilidad.
Los defensores de la ley destacan que estos aspectos se oponen por ejemplo a las ideas de las Naciones Unidas que siguen sosteniendo que el aborto no perjudica la salud de las mujeres.
Pero según algunos observadores esta ley sólo es un primer paso ya que algunos políticos piensan proponer nuevas disposiciones para limitar los abortos. La diputada Elena Mizulina presidenta de la comisión para la Familia, la Mujer y la Infancia de la Duma denuncia que “el aborto en Rusia es algo tan fácil como comprar un botella de vodka” y afirma que el tema “está en plena evolución”.