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ARGENTINA-. ( AGENCIALAVOZ ) Sexagésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por las Naciones Unidas
El 10 de diciembre se cumplen los primeros sesenta años de la sanción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas durante el año 1948.
Ella tuvo no sólo difusión mundial sino aceptación y ratificación extensa y profunda en los países miembros de dicha Organización, de manera constante y reiterada hasta nuestros días. Desde la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina, ACIERA, invitamos a reflexionar sobre el profundo significado de los Derechos Humanos, centrada en la persona humana. La proclamación de que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y que toda persona tiene todos los derechos y libertades, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición, ha sido un paso trascendente en el progreso de la conciencia y es la práctica de la humanidad misma. Puso así el organismo internacional ante los ojos del mundo un reconocimiento explícito a la dignidad del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, dotado de inteligencia y libertad. La aceptación y ratificación posterior que realizan todos los Estados que se han ido incorporando a la misma Organización abre un camino para que ciertos derechos fundamentales del hombre, lleguen a ser reconocidos en todo el mundo. Pero también es dable destacar, en lo que a nuestro país respecta, que aparecen claro oscuros en las últimas décadas. Un ejemplo: la desviación del orden constitucional, violación del orden jurídico, terrorismo, subversión, represión, desaparición de personas, el flagelo del aborto, y uno de los últimos y patéticos inventos dialécticos “la muerte digna”, primer paso hacia la eutanasia. También son violaciones a los derechos humanos, las condiciones de extrema pobreza y las estructuras económicas injustas que originan grandes desigualdades sociales entre los hombres, y atentan sobre estos Derechos. Para que los Derechos Humanos tengan eficacia plena en una Nación, depende del esfuerzo de todos y cada uno de sus habitantes, de todos y cada uno de sus sectores. En el sexagésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, ACIERA, recuerda que el mensaje de Jesucristo de amor al prójimo – “…Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39) - es y será siempre la mejor guía para la defensa y promoción de los derechos naturales de todos y cada uno de los hombres. ACIERA
El 10 de diciembre se cumplen los primeros sesenta años de la sanción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas durante el año 1948.
Ella tuvo no sólo difusión mundial sino aceptación y ratificación extensa y profunda en los países miembros de dicha Organización, de manera constante y reiterada hasta nuestros días. Desde la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina, ACIERA, invitamos a reflexionar sobre el profundo significado de los Derechos Humanos, centrada en la persona humana. La proclamación de que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y que toda persona tiene todos los derechos y libertades, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición, ha sido un paso trascendente en el progreso de la conciencia y es la práctica de la humanidad misma. Puso así el organismo internacional ante los ojos del mundo un reconocimiento explícito a la dignidad del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, dotado de inteligencia y libertad. La aceptación y ratificación posterior que realizan todos los Estados que se han ido incorporando a la misma Organización abre un camino para que ciertos derechos fundamentales del hombre, lleguen a ser reconocidos en todo el mundo. Pero también es dable destacar, en lo que a nuestro país respecta, que aparecen claro oscuros en las últimas décadas. Un ejemplo: la desviación del orden constitucional, violación del orden jurídico, terrorismo, subversión, represión, desaparición de personas, el flagelo del aborto, y uno de los últimos y patéticos inventos dialécticos “la muerte digna”, primer paso hacia la eutanasia. También son violaciones a los derechos humanos, las condiciones de extrema pobreza y las estructuras económicas injustas que originan grandes desigualdades sociales entre los hombres, y atentan sobre estos Derechos. Para que los Derechos Humanos tengan eficacia plena en una Nación, depende del esfuerzo de todos y cada uno de sus habitantes, de todos y cada uno de sus sectores. En el sexagésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, ACIERA, recuerda que el mensaje de Jesucristo de amor al prójimo – “…Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39) - es y será siempre la mejor guía para la defensa y promoción de los derechos naturales de todos y cada uno de los hombres. ACIERA
