EE.UU-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) La Administración Bush ha conseguido reconducir la tramitación parlamentaria del polémico de rescate para Wall Street logrando anoche el respaldo de una sustancial mayoría en el Senado de 74 votos a favor y 25 en contra.
A pesar de un enorme rechazo popular a cinco semanas de las elecciones convocadas para el 4 de noviembre, este avance legislativo ha sido posible sobre todo gracias a una serie de concesiones adicionales para «endulzar» la medicina amarga que supone destinar casi 500.000 millones de euros para subsanar los excesos de la industria financiera en la mayor economía del mundo.
Entre todas estas golosinas destaca un recorte de impuestos por valor de más de 70.000 millones de euros para beneficiar a familias, empresas e incluso cuestiones como el desarrollo de energías renovables. Este generoso apéndice fiscal, pastoreado por la Casa Blanca en coordinación con el líder de la mayoría demócrata Harry Reid y el de la minoría republicana Match McConnell, corre el riesgo de ser corregido y multiplicado por la Cámara Baja a pesar de la sangría de números rojos acumulada por las arcas públicas de Estados Unidos durante los últimos siete años.
El texto, a la espera de una segunda votación en la Cámara Baja, incluye recortes de impuestos y mayores garantías públicas para los depósitos bancarios individuales
La alternativa aprobada por el Senado también plantea elevar las garantías públicas para los depósitos bancarios individuales. Con un aumento del límite asegurado que pasaría de los actuales 100.000 dólares hasta los 250.000 dólares a través de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos, agencia federal creada en 1933 en respuesta al colapso bancario sufrido durante la Gran Depresión. Entre toda esta dosis de sirope incluso se baraja la posibilidad de introducir algunas variaciones en ciertas regulaciones contables vigentes (“mark-to-market”) para facilitar desde el punto de vista numérico una salida a la actual crisis.
Con todos estos cambios, especialmente dirigidos a contentar a los numerosos congresistas republicanos en abierta rebeldía contra la Casa Blanca, se ha conseguido que el paquete de rescate de Wall Street recibiese el respaldo del Senado de una mayoría suficiente como para superar posibles maniobras de dilación. Con otra votación similar en la Cámara Baja que quizá se podría materializar antes del fin de semana.
Sin embargo, no se descartan objeciones entre miembros conservadores de la Cámara Baja al no compartir un aumento de la deuda nacional para hacer frente a los recortes de impuestos propuestos en la versión del Senado. De igual manera, es posible que diputados demócratas insistan en medidas sociales adicionales como una extensión del seguro de desempleo o mayores deducciones por concepto de vivienda para las rentas más bajas. Durante todo este proceso legislativo, tanto congresistas hispanos como afro-americanos se han opuesto con vehemencia a una intervención que solamente favorezca a Wall Street.
Para hacerse una idea de la presión a la que se encuentra sometido el Congreso, la centralita del Capitolio se encuentra casi bloqueada al igual que los accesos de Internet por el aluvión de protestas populares a cinco semanas de la cita con las urnas del 4 de noviembre. En el popular buscador Google, las solicitudes de información sobre este contencioso procedimiento parlamentario se han disparado hasta llegar al “ranking” de las diez primeras operaciones más repetidas. Entre las cincuenta búsquedas más reiteradas también figura la pregunta de “¿quién es mi congresista?”.
Junto a estas presiones del electorado, grupos de “lobby” también han multiplicado sus esfuerzos de influencia. Una alianza de 56 grupos empresariales -desde la Cámara de Comercio hasta el Instituto Americano de la Carne pasando por diversas organizaciones del sector de la construcción- han publicado una carta abierta rogando al Congreso una intervención inmediata en el fiasco de Wall Street ante las restricciones en el flujo normal de crédito que ya empiezan a tener un impacto negativo en sus operaciones diarias.
Tanto John McCain como Barack Obama y Joseph Biden, en su condición de senadores, han interrumpido sus respectivas agendas de campaña para votar a favor de la alternativa presentada ante la Cámara Alta. A pesar de esta coincidencia, las últimas encuestas de intención de voto siguen otorgando a Obama una mayor ventaja sobre su rival republicano. Esta rentabilidad electoral, ampliada en las dos últimas dos semanas, se extiende incluso a jurisdicciones cruciales para llegar a la Casa Blanca como Pensilvania, Ohio o Florida.