MADRID.-( AGENCIALAVOZ.COM ) 'Mens sana in corpore sano'. La famosa cita en latín acaba de ser desarrollada por dos doctores de prestigio en un libro que ahonda en la realidad de esa conexión. El cardiólogo Valentín Fuster y el psiquiatra Luis Rojas Marcos han presentado hoy un libro, titulado 'Corazón y Mente' (Ed. Planeta-Espasa) en el que intentan transmitir las claves del bienestar emocional y el físico y la importancia que tienen los profesionales para ponerlas en práctica.
En la obra, ambos investigadores recogen 20 diferentes casos reales que acudieron a su consulta en los que se daba esta circunstancia. Entre ellos, había personas de diferentes sexos y razas y de todas las décadas de la vida, desde los siete a los 92 años.
La selección no se hizo en función de las personas, sino de los diferentes temas que se esconden tras un supuesto mal cardíaco. "Entre los 40 y los 50 años hay una gran ansiedad y una tendencia a la depresión, entre los 60 y los 80 prevalece la soledad, a los 80 se es muy vulnerable al concepto de mortalidad, pero a partir de los 90 cada día es mejor", argumentaba el cardiólogo.
Por su parte, Luis Rojas Marcos, profesor de Psiquiatría en la Universidad de Nueva York, recordaba que como prosesional ha detectado que la mitad de los enfermos no se curan "porque no piden ayuda debido al estigma social que supone ir al psiquiatra, pero que es el optimismo la mejor medicina, no para curar, pero sí para seguir los consejos de los médicos "por el convencimiento de que se va a superar la adversidad".
Ambos coincidieron en destacar la importancia del médico en este proceso: "Hoy los médicos se están convirtiendo en técnicos y hay negligencia en la comunicacion con los pacientes", dijo Fuster. "Si un sistema de salud sólo permite dedicar 15 minutos por paciente, es imposible que exista esa comunicación sobre las emociones que es tan necesaria", agregó Rojas Marcos.
El cardiólogo culpó a una sociedad demasiado estresante del aumento de la ansiedad y los problemas mentales y físicos: "Hay quien decide mantenerse al margen, pero los competitivos se convierten en 'tiburones', que son los que predominan en Wall Street. Para mantener la tensión beben y toman cocaína. Y eso al final se paga, a los dos años el cerebro se apaga", añadía el psiquiatra.
Para elaborar este libro, ambos han contado con la colaboración de Emma Reverter, que es la que ha dado forma escrita a las reflexiones de ambos investigadores.