Por Dr. James Dobson
Se puede comenzar participando en el proceso electoral. Creo que es lamentable que la mitad de los cristianos de los Estados Unidos no están ni siquiera inscritos para votar, y de los que están, sólo la mitad van a votar. Los Estados Unidos no son gobernados por una dictadura; es una bendición tener una forma de gobierno representativa, que Abraham Lincoln describió como “del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.
La Constitución declara que usted y yo somos el gobierno. Cuando no usamos nuestra influencia y no participamos, automáticamente estamos cediendo el paso a los que fomentan normas inmorales y destructivas. Por nuestros hijos y por las generaciones futuras, tenemos el deber de defender los principios en los que creemos; la gloriosa libertad comprada con la sangre de tantos jóvenes valientes de ambos sexos. Nos deberíamos sentir avergonzados de faltar a nuestro deber para con Dios y con la patria. Es incomprensible que sean tantos los cristianos de hoy, que hayan llegado a la conclusión de que hay algo inmoral en “volverse político”. No creo que los fundadores de la nación tuvieron la intención de excluir del proceso, a las personas creyentes. No hay la más mínima evidencia de que así haya sido.
Además de votar, hay muchas formas más de participar en la política gubernamental. Las cartas y las llamadas telefónicas a las autoridades locales, a los representantes y a los senadores pueden cambiar las cosas. Ciertamente, ellos necesitan conocer nuestra opinión. Cuando escriba o llame, sea breve y limite cada carta a un tema o a un asunto legislativo. Esto facilita la respuesta de la persona a la que usted le escribe, y ayuda a su personal a organizar la correspondencia. Si la carta se refiere a una ley determinada, identifíquela por su nombre y su número. En segundo lugar, haga que su carta sea personal. Las cartas formulario y las postales tienen su lugar, pero las cartas personales reciben mayor atención. Describa la forma en que la ley o las medidas que se proponen lo afectaría a usted, a su familia o a su comunidad. Facilite también la información básica esencial.
Y en tercer lugar, recuerde que los funcionarios electos reciben miles de cartas de queja y muy pocas respuestas positivas.
Si un funcionario público dice o hace algo que a usted le agrada, responda enviándole una breve nota de agradecimiento y, por favor, recuerde que la democracia funciona mejor cuando el pueblo hace conocer sus necesidades y deseos.
Por último, considere las palabras del apóstol Pablo cuando escribió: “Exhorto ante todo a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador” (1 Timoteo 2:1-3).
Si un funcionario público dice o hace algo que a usted le agrada, responda enviándole una breve nota de agradecimiento y, por favor, recuerde que la democracia funciona mejor cuando el pueblo hace conocer sus necesidades y deseos.
Por último, considere las palabras del apóstol Pablo cuando escribió: “Exhorto ante todo a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador” (1 Timoteo 2:1-3).