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EGIPTO.- ( AGENCIALAVOZ.COM ) El Cristianismo ha estado en Egipto seis siglos más que el Islam, pero sólo 12 por ciento de la población en este país es cristiana. Los musulmanes son un 87 por ciento, la Constitución da preferencia a la mayoría y los cristianos son tratados como ciudadanos de segunda clase.
Algunas jóvenes cristianas han sido raptadas y obligadas a convertirse al Islam. Otros han sido seducidos a renunciar su fe cristiana con promesas de dinero y una vida más próspera.
Ese fue el caso de la hija de un campesino llamado Saber Sabeh Gadállah…
Al ponerse el sol sobre los campos de Minya en Egipto, Saber puso los últimos bultos de paja sobre su carreta y regresó a su casa. El hijo de un vecino musulmán se acercó y pidió comprar paja. Saber estaba cansado y mandó al patio a su hija Suzanne, de 16 años, para conseguir la paja. Ella no regresó. Saber explica cómo le respondió un oficial cuando informó a la policía que su hija había desaparecido: “Me dio una bofetada y gritó: ¿qué quiere que hagamos, guardar su casa las 24 horas?”. Saber cree que Suzanne fue raptada y obligada a casarse y convertirse al Islam. Aunque la policía puede saber donde está ella, se rehúsan a revelar a sus padres donde encontrarla.
“Ella nunca haría algo así por su propia voluntad. Ella es muy amable, inocente y respetuosa de sus padres. Si lo hizo voluntariamente, ¿porqué no me dejan preguntarle en persona?”, cuestiona Saber.
Saber dice que su familia está devastada. Él sólo quiere descubrir la verdad.
Una exmusulmana, a quien llamamos Raquel, dice que aceptó a Cristo después de enamorarse y casarse con un cristiano. Su familia no sabe que se casó con un cristiano, ni que ha dejado la fe islámica. Ahora se esconde porque asegura que será asesinada si la descubren.
“Está escrito en el Corán que deben matarme y llevarse a mi hijo. Ellos sí lo harían”, asegura Raquel.
Pero Dios está usando a su gente para ayudar a creyentes perseguidos como Raquel y para dar a otros esperanza y oportunidad. Un grupo de cristianos estadounidenses, guiados por un misionero están colaborando para alcanzar a los cristianos que sufren necesidad en los pueblos de Egipto.
A los niños les dan bolsas de regalo con papel, lápices, dulces y máscaras. A las viudas que no tienen suficiente para comprar comida les dan arroz y pollo. A otros cristianos pobres les dan préstamos para establecer micro empresas.
Un hombre en esta ciudad no puede encontrar empleo porque no puede caminar pero con un préstamo de mil libras egipcias compró tres ovejas, las crió y en sólo siete meses las pudo vender por 1.500. Él piensa comprar cuatro o cinco más para generar fondos adicionales y apoyar a su familia.
“Empiezan con cabras y ovejas y luego los convierten en algo más grande que les da mayores ingresos”, explica Basem Sabry, uno de los trabajadores cristianos.
Aquí mismo una aula estaba vacía mientras los estudiantes estaban de vacaciones. Al regresar cada niño recibió artículos escolares suministrados por los cristianos. Esto es una gran ayuda pues muchos padres no pueden comprar ni siquiera un lápiz para sus hijos.
Sabry dice que Dios ha enviado a los cristianos para ayudarles a cambiar sus vidas. “Sienten el amor de Dios por medio de los cristianos americanos y egipcios que les ayudan. Ven el amor del Dios verdadero, no amor de palabra sino amor de hechos”.
Raquel y otros cristianos egipcios dicen que esperan muchas pruebas en los próximos días. Su fe es fortalecida en la tristeza y las lágrimas, pero gracias a la ayuda y las oraciones de cristianos de tierras lejanas, se sienten animados, eso les recuerda que Dios está con ellos en medio de sus dificultades.
“El Señor dice que cuida de los pájaros. Imagine cuánto más cuida de nosotros”, dice Raquel
