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REPUBLICA DOMINICANA.- ( AGENCIALAVOZ.COM ) ¿Qué se habrá fumado? Es una expresión común que busca cuestionar un razonamiento o un hecho consumado de alguna persona considerada torpe, del hombre necio que no sabe, y no sabe que no sabe, que borracho de si mismo entiende controla miles de adeptos mayormente de mentes simples o débiles, y una sola expresión es un mandato para llevarlos como ovejas al degolladero.
La propuesta del pastor evangélico Ezequiel Molina Rosario de despenalizar las drogas es descabellada. Conocedor de las escrituras deberá tener en cuenta el lamento en la sagrada Escritura: ¡Ay! De aquel que haga tropezar a uno de mis pequeños, más le valdría colgarse una piedra de molino al cuello y echarse al fondo del mar. La historia se escribe para evitar repetir errores del pasado. El pastor evangélico Ezequiel Molina Rosario mostró a los fieles de la iglesia que dirige, el infierno que vive por dentro al proponer se legalice el consumo de drogas. Desconoce que en los países de Europa y Asia que legalizaron las drogas sucumbieron en olas de crímenes, sus jóvenes se tornaron adictos, extranjeros visitaban esos países para tomar ventajas del uso de drogas y eventualmente terminaron siendo parte de las estadísticas del crecimiento acelerado de la criminalidad. Que doctores inescrupulosos violentaron las políticas de consumo de drogas para abastecer al mercado negro de cuantas drogas hubiera disponible. Que finalmente los gobiernos de esos países no les quedó mas remedio que remediar el desastre creado y entre las medidas tomadas sentenciaban a muerte a muchos de estos adictos que vendían drogas para poder saciar su adicción. ¿Qué vamos hacer? Pregunta el pastor. ¡Evangelizar! Bájese de su vehiculo de lujo, lleve la palabra divina casa por casa, apoye a las viudas, visite los enfermos y adictos a las drogas, conforme grupos de voluntarios para que visiten centros que albergan adictos que mucha falta les hace una mano amiga. Puede educar a los niños de sus barrios en el temor y el amor de Dios para que no caigan en las garras del narcotráfico o la adicción. Haga uso del 10 por ciento del diezmo que recibe de los fieles para ayudar a su comunidad. Si le preocupa el puñado de jueces que no se atreven a condenar un capo, use el poder de convocatoria que ejerce en sus fieles y exija se respete el derecho de su comunidad a vivir libre de las drogas y que ese o esos magistrados sean investigados y sancionados, que se les apliquen pruebas antidopajes, y a quienes proponen legalizar la droga también. Ahora no es tiempo de señalar culpables, sino de hacer la obra, porque hay que dar hasta que sangremos, que en cada adicto a las drogas hay legiones de demonios consumiéndolos que merecen ser liberados, porque en cada niño descalzo y usted vea a un Jesús con el cuerpo lacerado por los latigazos, y porque el país, el mundo está en guerra y hay almas que salvar.
