lunes, 18 de enero de 2010

Los Evangelicos abrirán su gran templo en unos terrenos de Cueto


ESPAÑA.- ( AGENCIALAVOZ.COM ) El gran templo protestante de Cantabria se levantará en Santander, en una finca municipal de 2.000 metros en el área de El Mansín, en Cueto. Se trata de un área que está comenzando a ser urbanizada y en la que se construirán viviendas y ya se ha inaugurado un parque de juegos infantiles.


Una parte de esta zona está destinada a dotaciones sociales. Aquí se levantará el templo de la iglesia protestante Nueva Vida, que dirige el pastor Julio García Celorio. Esta iglesia protestante está muy implantada en Cantabria y tiene ya un templo en Peñacastillo, en un bajo de un edificio de vecinos.
Ahora se cumplirá el sueño de los protestantes de Cantabria de contar con un templo de categoría en Santander, el primero que se construirá exento, rodeado de zona verde. Se trata de un edificio de especiales características, diseñado por el ingeniero Juan José Arenas. La cesión de la finca municipal está próxima a firmarse y forma parte del programa municipal de cesión de espacios a la iglesia. Uno de esos fue entregado a la iglesia católica en Nueva Montaña, donde se está construyendo un templo de grandes dimensiones y de avanzado diseño, obra del arquitecto Jaime Carceller.
El anteproyecto del templo de la iglesia protestante Nueva Vida ya está en el Ayuntamiento y será financiado con recursos propios. «Será un edificio -dice el pastor- no sólo para el culto, sino para actividades sociales, culturales y de relación de los fieles. La parcela es de 2.200 metros y el templo ocupará algo más de mil. Tendrá un aforo de unos 800 asientos.
Nueva Vida tiene seis lugares de culto en Cantabria: Colindres, Torrelavega, Santander, Cabezón de la Sal, Maliaño y el penal de El Dueso. En Colindres, la iglesia está ubicada en una nave, en alquiler, en el centro del pueblo. El resto de los locales de culto son propiedad de la iglesia, adquiridos por los fieles, que mantienen el edificio y el clero.


Labor social
Nueva Vida realiza una amplia labor social en Cantabria. Trabaja con mujeres víctimas de explotación sexual, tiene un centro de reinserción social de presos, tres centros para menores extranjeros en proceso de reinserción en la vida cántabra, una gestora social para conseguir trabajo a los desempleados y ayuda a inmigrantes y realiza labores de integración social.
Además, desarrolla labores de cooperación al desarrollo en Perú y Marruecos. En Santander gestiona parte del Centro de Acogida de Candina. Recientemente, el alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, y el presidente de la Asociación Nueva Vida, el pastor Julio García Celorio, firmaron el convenio de colaboración por el que esta asociación desarrolla los programas asistenciales y de inserción social que se lleven a cabo en el centro. Nueva Vida pondrá en marcha actuaciones que favorezcan la integración social de las personas sin hogar, ofrecerá el refuerzo necesario en los servicios de acogida, comedor, duchas, ropero, lavandería, consigna y alojamiento, además de prestar su colaboración en el desarrollo de las actividades y proyectos que se desarrollen en el centro.
La iglesia Nueva Vida procede del centro de Europa y el pastor santanderino Julio García es presidente del Consejo Evangélico de Cantabria.

'Lo que más estamos haciendo son amputaciones'


HAITI.- ( AGENCIALAVOZ.COM ) Hoy ha llegado la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y sobre todo más material. Todavía estamos a la espera de que puedan aterrizar los Hércules con más equipos médicos porque aquí escasea todo, pero los días empiezan a normalizarse.


Al final estamos durmiendo en el aeropuerto, es lo más seguro para nosotros. Porque cada vez que nos desplazamos tenemos que ir con cascos azules. Nosotros no tenemos sensación de inseguridad, sabemos que ha habido alguna pelea, pero es normal la gente lo ha perdido todo y no tiene nada. Sin embargo, con nosotros no hay ningún problema, saben que estamos trabajando por salvar a su gente.
Al contrario, te das cuenta con el paso de los días, que ciertas cosas vuelven a la normalidad. Ahora nos saludan cuando pasamos con el coche, incluso nos sonríen. Los primeros días, cuando pasábamos, ellos miraban al suelo u a otra parte, el 'shock' era total.
Mis compañeros del Samur no paran de hacer intervenciones quirúrgicas. Para facilitar nuestra seguridad, hemos establecido turnos. El nuestro es de seis de la mañana a seis de la tarde. A esa hora, se hace con el mando del hospital un grupo de médicos cubanos y nosotros volvemos al aeropuerto. La gente está trabajando mucho. A veces tienes que decirle que paren para comer porque siguen y siguen sin descanso.
La mayoría de las operaciones son para amputaciones. Como la atención ha llegado tarde a muchos enfermos, una simple fractura de tibia y peroné se ha cangrenado y ahora se tienen que amputar muchos miembros. La verdad es que nos hemos encontrado con heridas gravísimas. De las cinco misiones de emergencias en la que hemos estado, ésta es la que más heridos ha dejado.
Con el paso de los días, la esperanza de encontrar a vivos es cada vez más difícil. De hecho, en algunas zonas, ya se ve a las excavadoras trabajar descartando que hay vida y yendo a recoger cadáveres y retirar cascotes simplemente. Además, ya se han llevado muchos cuerpos de las calles aunque el olor sigue siendo insoportable.
El problema para activar las ambulancias es la escasez de combustible que estamos sufriendo todos. Se nota que la ONU ya empieza a descartar encontrar a gente con vida y ha pasado de priorizar las misiones de rescate a priorizar la atención sanitaria. Aún así, al hospital llegan enfermos que son transportados por sus familiares en tablas o en cualquier cosa que haga las veces de camilla.
Además está haciendo mucho calor, casi 30 grados ya por la mañana, lo que dificultad la vida debajo de las piedras. Ahora queda levantar el país y creo que lo harán. Hay mucha gente joven que va a quedar mutilada y muchos muertos, pero estoy seguro que saldrán adelante. Son un pueblo acostumbrado a sobrevivir.

Sebastián Piñera triunfó el domingo en las elecciones presidenciales de Chile


CHILE -. ( AGENCIALAVOZ.COM ) El multimillonario Sebastián Piñera triunfó el domingo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Chile y puso fin a dos décadas de gobierno de centroizquierda.


Con el 99.2 por ciento de las mesas computado, el candidato de la derecha tenía 52 por ciento de los votos mientras Frei sumaba 48 por ciento.
Piñera pidió "unidad'' para afrontar los problemas del país en su primera intervención pública tras ganar las elecciones presidenciales de este domingo, reportó la Agence France Presse.
"Nuestro país necesita, hoy más que nunca, unidad. Los problemas que enfrentamos hoy día son muy grandes y desafiantes, y necesitamos unidad'', pidió Piñera a Eduardo Frei, su rival en los comicios, en un encuentro en el que estaban acompañados de la totalidad de sus respectivas familias.
Piñera pidió a Frei una "buena oposición'' "para tener un buen país necesitamos no sólo un buen gobierno sino una buena oposición. Estoy seguro de que vamos a tener una oposición leal, constructiva, que va a fiscalizar con rigor, como corresponde, pero que va a tener un espíritu constructivo''.
"Me siento orgulloso de la democracia chilena. Creo que hemos dado una vez más de un ejemplo de una democracia sólida, capaz, madura, que es capaz de tener una lección e incluso alternancia en el gobierno en la forma pacífica y ejemplar que hemos tenido'', afirmó el mandatario electo durante una conversación telefónica previa con la presidenta Michelle Bachelet, que fue televisada.
La presidenta llamó a Piñera para felicitarlo y le dijo que "la gente democráticamente lo eligió a usted como presidente de la república y espero que Chile pueda seguir por la senda de justicia y progreso social que hemos desarrollado en esos 20 años''.
Con su victoria, Piñera acabó con la hegemonía mantenida por la Concertación de Partidos por la Democracia que gobernó durante 20 años consecutivos desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
En las principales avenidas de Santiago, especialmente de algunos barrios ricos, centenares de automóviles daban vueltas con sus pasajeros ondeando banderas por las ventanillas.
"Fue una elección limpia y transparente, quiero felicitar a Sebastián Piñera'', declaró Frei, quien no demoró en reconocer el triunfo de su adversario al conocerse los primeros resultados de la jornada.
El vocero y coordinador del comando de Piñera, Rodrigo Hinzpeter afirmó que los electores "nos están dando la oportunidad que tanto anhelábamos: cambiar Chile para mejor. Hacer para los más humildes, para la clase media, un país más próspero, más amable y más feliz''.
"A quienes no votaron por Sebastián Piñera les quiero decir y que lo escuchen desde el fondo del corazón: los respetamos en su opción, su opción fue tan legítima como la nuestra y en esta ocasión la democracia ha hecho que nosotros ganemos'', añadió.
Piñera, 60 años, representa a la Coalición por el Cambio constituida por la ultraderechista Unión Demócrata Independiente y la derechista Renovación Nacional, que fueron el sustento civil de la dictadura.
Frei, 67 años, representó a la Concertación oficialista, integrada por el centrista Partido Demócrata Cristiano, el Partido Socialista, el progresista Partido Por la Democracia y el pequeño Partido Radical Socialdemócrata.
El ex presidente Ricardo Lagos expresó en un discurso que "esta coalición deja ahora el poder con la frente en alto por lo que fuimos capaces de construir (...). Veinte años después tenemos un Chile con una gran alma nacional''.

Un Plan Marshall para Haití


Por Andrés Oppenheimer



EE.UU.- ( AGENCIALAVOZ.COM ) El presidente Obama y otros líderes mundiales han reaccionado rápidamente tras el terremoto que destruyó la capital de Haití y puede haber causado mas de 50,000 muertes. Pero considerando la magnitud de la tragedia, lo que han ofrecido hasta el momento son migajas.


La promesa inicial de $100 millones por parte de Obama, de $10 millones por parte de Inglaterra, $4.3 millones de España y $1 millón de China, constituye un diminuto porcentaje del dinero necesario para reconstruir Haití. Hasta los $550 millones pedidos a la comunidad internacional por el secretario general de Naciones Unidas Ban Ki-moon pueden representar menos del 10 por ciento de lo que costará la reconstrucción del país, según me dijeron algunos expertos internacionales en alivio de catástrofes.
Para poner las cosas en perspectiva, cuando el huracán Mitch azotó América Central en 1998 y produjo 9,000 muertes --una pequeña fracción de la cifra que se estima en Haití-- la comunidad internacional terminó desembolsando $6,300 millones.
¿Será el mundo tan generoso con la pequeña Haití como lo fue con América Central? Obama, en un emotivo discurso en las primeras horas del de-sastre, le dijo al pueblo haitiano: ``No los abandonaremos. No los olvidaremos''.
Pero entre los diplomáticos y expertos internacionales con los que hablé durante la semana noté una buena dosis de ansiedad. Muchos temen que, cuando la catástrofe deje de ser noticia, el mundo le dará la espalda a Haití, porque se trata de un país de poca importancia diplomática o estratégica.
Consideremos el ejemplo del huracán Mitch. Cuando ocurrió ese desastre, Estados Unidos y otros grandes países donantes tenían un interés especial de ayudar a Centroamérica, entre otras cosas porque acababan de invertir enormes cantidades de dinero y energía en los acuerdos de paz para reconstruir la región tras las guerras de Nicaragua y El Salvador. América Central había ocupado un lugar central en los últimos años de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la ex Unión Soviética.
Cuando el huracán Mitch azotó Centroamérica el 21 de octubre de 1998, a Estados Unidos y otros países donantes les tomó menos de seis semanas reunirse en Washington D.C. y acordar su promesa conjunta de contribuir con $6,300 millones.
Comparativamente, cuando cuatro tormentas tropicales azotaron a Haití en el 2008, y causaron daños que Naciones Unidas estimó en $900 millones, a los donantes internacionales les llevó casi un año reunirse y comprometerse a contribuir $353 millones.
``Estoy preocupado'', dice Mark Schneider, un ex funcionario de ayuda exterior del Departamento de Estado estadounidense que ahora es vicepresidente del Grupo de Crisis Internacionales, una organización no gubernamental dedicada a la resolución de conflictos.
Agregó que ``dada la magnitud del desastre, el tipo de respuesta inmediata y masiva que hemos visto durante la etapa de salvar vidas debe ser seguida por la inversión a largo plazo más grande que se haya hecho nunca en un solo país de este hemisferio''.
¿Cuánto dinero hará falta? Dora Currea, directora para los países caribeños del Banco Interamericano de Desarrollo, con sede en Washington, D.C., me dijo que ``tendremos que hablar de algo comparable, si no mayor, a lo que se gastó después del huracán Mitch''.
Francis Ghesquiere, el principal especialista en control de desastres naturales del Banco Mundial, coincidió en que harán falta ``miles de millones de dólares''.
Otro funcionario de alto rango de una institución financiera internacional me dijo que teme que el actual esfuerzo dure sólo un año. ``Me temo que después, la gente se olvidará. La tragedia de Haití es que no tiene el peso político para concitar la atención mundial de una manera constante'', dijo.


Mi opinión:

el momento para que Estados Unidos y la comunidad mundial adopten medidas concretas para garantizar que Haití no sea olvidada es ahora. Obama dio un buen paso al conceder status inmigratorio temporal a los más de 100,000 indocumentados haitianos que viven en Estados Unidos, lo que se traducirá en un constante flujo de remesas a sus familiares en Haití.
Pero serán necesarias medidas de largo plazo más ambiciosas. Haití necesita un Plan Marshall internacional, como el fondo de ayuda que Estados Unidos creó para reconstruir Europa Occidental entre 1948 y 1952, tras la Segunda Guerra Mundial.
Y es preciso que ese fondo se constituya ya mismo, porque ustedes y yo sabemos que muy pronto, cuando la noticia de Haití desaparezca de los titulares y sea reemplazada por una nueva tragedia personal de alguna estrella de Hollywood, o una nueva crisis internacional, nadie recordará a Haití. Es ahora, o nunca.

 
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