domingo, 28 de marzo de 2010

Algunos temen que la crisis aleje a los católicos de la Iglesia


CIUDAD DEL VATICANO . - El Vaticano enfrenta una de las crisis más graves de los tiempos modernos a medida que el escándalo de abusos sexuales se acerca al mismo papa Benedicto XVI, amenazando no sólo su legado sino el de su reverenciado predecesor.



Benedicto asumió una posición mucho más enérgica en el caso de los abusos sexuales que Juan Pablo II cuando ascendió al papado hace cinco años, disciplinando a un clérigo favorito del pontífice anterior y alejando de la Iglesia a otros bajo una nueva política de ninguna tolerancia.
Pero persiste la impresión de una Iglesia remisa y de un Papa responsable de permitir la permanencia en sus parroquias de sacerdotes pedófilos.
En un editorial publicado el viernes, el National Catholic Reporter en Estados Unidos exhortó a Benedicto a aclarar su papel en el "mal manejo" de los casos de abusos sexuales, no solamente en la crisis actual sino durante sus funciones en los años 80 como arzobispo de Munich y después al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Todo se reduce a la cuestión de qué sabía el Papa y cuándo. La respuesta casi seguramente determinará el destino del papado de Benedicto.
A medida que se acerca la Semana Santa, el período más solemne del calendario cristiano, grupos de víctimas y otros reclaman que Benedicto acepte su responsabilidad personal. Y unos pocos dicen que debería renunciar.
Algunos temen que la crisis aleje a los católicos de la Iglesia. Una encuesta en la Alemania natal del pontífice revela disgusto entre los católicos, mientras prevalece un profundo resentimiento en la otrora firmemente católica Irlanda.
A medida que el clima se enrarece, el Vaticano muestra creciente impaciencia con sus denuncias de lo que considera una campaña para desprestigiar al Papa.
L'Osservatore Romano, la publicación del Vaticano, dijo esta semana que había "una intención clara y despreciable" de atacar a Benedicto "a cualquier costo" con las recientes revelaciones sobre el modo en que el Vaticano manejó los abusos por parte de religiosos.
Pero mientras la atención se centra en Benedicto, se plantea una cuestión quizás más espinosa acerca de cuánto sabía sobre los abusos sexuales el reverenciado Juan Pablo II, y si fue demasiado tolerante con los sacerdotes pedófilos.
Juan Pablo presidía la Iglesia cuando estalló el escándalo de abusos sexuales en Estados Unidos en el 2002, y el Vaticano se vio inundado de quejas y demandas bajo su liderazgo. Pero durante la mayoría de sus 26 años en el papado, las diócesis individuales y no el Vaticano se responsabilizaron de investigarlo.
El profesor Nick Cafardi, abogado experto en derecho canónico y civil, y ex titular de la junta revisora laica de los obispos estadounidenses que estudió los abusos, dijo que Benedicto fue "muy valiente" al revertir el apoyo vaticano de una organización plagada de escándalos y que Juan Pablo había defendido enérgicamente.
Juan Pablo ya padecía de la enfermedad de Parkinson cuando estalló el escándalo en Estados Unidos, un factor que sus partidarios creen pudo haberle impedido darse cuenta de la magnitud del hecho.
Cuando el cardenal Bernard Law fue el religioso más prominente en caer, al renunciar como arzobispo de Boston por el escándalo allí, Juan Pablo lo designó titular de una basílica romana y lo mantuvo en varios comités del Vaticano.
Juan Pablo es candidato a la beatificación _camino de la santidad_ gracias a las gestiones de Benedicto.
El cardenal José Saraiva Martins, titular emérito de la oficina vaticana que se encarga de la promoción de los santos, dijo esta semana que los historiadores que han estudiado la vida y obra de Juan Pablo, como parte del proceso de santidad, no hallaron nada problemático en su manejo de los escándalos.
"Fue estudiado por los historiadores", afirmó. "Y según ellos no había nada que fuese un verdadero obstáculo a su causa de beatificación. Son muy estrictos".

El blindaje de la Iglesia a los curas pederastas divide a los católicos


ESPAÑA-. ( AGENCIALAVOZ.ORG ) Y Jesús dijo: «¡Ay del que escandalice a uno de estos pequeños! Más le vale que le aten una piedra de molino de las que hacen girar los asnos y le hundan en lo profundo del mar» (Mateo, 18:6).¿Está haciendo la Iglesia católica todo lo posible para detectar, condenar y reparar los delitos de pederastia efectuados por parte de religiosos en numerosos países?


La pregunta, nada agradable por los daños que lleva implícitos, ha vuelto a dividir a muchos cristianos de base y a la cúpula eclesiástica. Los primeros critican a la segunda por esconder y proteger a una legión de delincuentes que emborronan la buena labor de miles de curas. Las altas esferas aseguran que se está actuando con transparencia y contundencia, e incluso hay quienes denuncian (la Santa Sede, la primera) una cruzada contra el Papa y el Vaticano.


LA ACTUACIÓN DEL PAPA

El obispo de Urgell, Joan Enric Vives, insiste en que «las víctimas de abusos merecen todo el respeto, ayuda y comprensión». A renglón seguido, ofrece una férrea defensa sobre la actuación de Benedicto XVI: «Ha hecho reaccionar a la institución eclesial poniendo de manifiesto las culpas de los sacerdotes implicados. Y es muy injusto que precisamente se quiera atacar a aquel que más ha hecho para que se reconozca el mal causado, se repare en la medida de lo posible y se vigile para que no vuelva a pasar».«Es necesario que la sociedad valore a los centenares de miles de curas fieles por encima de esos pocos y reprobables infieles a sus promesas sacerdotales», matiza el prelado.Este último razonamiento es compartido por las asociaciones cristianas consultadas por este diario, pero no evita que el apoyo de Vives al Pontífice colisione frontalmente con la radiografía que hacen de la situación algunas organizaciones. Entre ellas Iglesia sin Abusos, cuyo portavoz, Carlos Sánchez, arremete sin tapujos contra la jerarquía católica: «Su estrategia ha sido la de callar e intentar que no se esclarezcan los delitos. Todo ello con un fin equivocado, el de no perjudicar a la institución, cuando esta actuación ha sido la que más la ha dañado».Por supuesto, Sánchez deplora declaraciones como la del cardenal Antonio Cañizares («estos ataques [a la Iglesia por los casos de pederastia] pretenden que no se hable de Dios») y recuerda que a los miembros de su colectivo se les impide participar activamente en su parroquia desde que, en el 2002, denunciaron los abusos a un menor por parte de un cura, que fue condenado.


OPACIDAD EN ESPAÑA

¿Pero cómo se explica que aparezcan tantos curas pederastas en medio mundo y, en cambio, en España e Italia, grandes cunas de la tradición cristiana, se hayan destapado los casos con cuentagotas? «Precisamente por eso, por el poder que tiene aquí la Iglesia», argumenta Sánchez. Más allá de las diferencias legales –en unos países las víctimas de los años 50 y 60 aún pueden percibir una compensación económica y en otros el delito ha prescrito y los afectados prefieren no denunciarlo–, «la autoridad moral que ha tenido esta institución sobre millones de personas le ha valido para que sus intimidaciones a las familias surgieran efecto», añade el portavoz de Iglesia sin Abusos.


LAS AMENAZAS DE JUAN XXIII

Esta actitud de la cúpula clerical, esta ley del silencio es la que ha abocado a la jerarquía católica a tener que afrontar el rosario de escándalos de ahora, afirma Josep Torrens, presidente de Església Plural. «Son esclavos de esa ocultación y de las muchas declaraciones públicas que han restado importancia a los sucedido».Torrens recuerda un documento firmado en 1963 por Juan XXIII en el que «se amenazaba con la excomunión a aquellos que hicieran públicos los casos de abusos sexuales», y conmina al Vaticano a que haga una «autocrítica completa». En su opinión, «se debería cambiar la formación de los seminaristas, abolir el celibato obligatorio y acabar con el machismo, permitiendo que las mujeres puedan ser sacerdotes».Lluís Serra, secretario general de Unió de Religiosos de Catalunya, es mucho más condescendiente con los altos representantes de la Iglesia católica y sostiene que «se han hecho pasos débiles en algunos momentos, pero se ha sido más valiente que otras instituciones a la hora de reconocer los errores y actuar». Asegura además que «se han pagado indemnizaciones por las que algunas parroquias se han arruinado, mientras otras instituciones también tienen casos y no se ha prestado atención». Y es en ese momento cuando Serra critica a los medios de comunicación «por focalizar el conflicto sobre la Iglesia, cuando el problema es mucho más amplio» y los curas pederastas ocupan «un porcentaje muy pequeño en el total de casos».El teólogo y exjesuita José María Castillo coincide con que no se puede culpar a todos los religiosos, pero critica que la Iglesia se haya dedicado a ocultar a estos últimos «desde antes de los años 50». Los males de esta institución, concluye, «radican en su sistema de gobierno: una monarquía absoluta donde el Papa tiene el poder universal, pleno e inmediato y donde el clero goza de una patente de corso porque está protegido por él.

sábado, 27 de marzo de 2010

Sábado 27 de marzo: Marcha por la Vida


PERU.- ( AGENCIALAVOZ.ORG ) El presidente internacional de Coalición Pro vida y Pro familia, José Linares estuvo en Bethel en la Noticia convocando a las personas a participar en la Gran Marcha por la Vida.

El pastor mencionó que esta misma marcha se dará en 28 países porque hay una población, una nación, una sociedad civil que esta dispuesta a defender los valores tradicionales de la familia, y la vida del no nacido. "Por ningún motivo nosotros vamos a permitir que lo gobiernos, los legisladores, permitan acepten cambien la legislación a favor del aborto, de ninguna manera”, refirió.

También, calificó una posible aprobación del aborto como parte del interés económico que mueven las farmacéuticas y clínicas abortistas.“Nosotros no tenemos temores, la diferencia de esos grupos mientras ellos manejan un presupuesto de 4 mi millones al año, nosotros solo el presupuesto de nuestra fe, y contamos con algo que ellos no tienen, que es nuestra convicción”, agregó.

“La Gran Marcha por la Vida” iniciará este sábado 27 de marzo a las nueve de la mañana en el Campo de Marte.
Fuente: Bethel

viernes, 26 de marzo de 2010

 
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