LONDRES.-(AGENCIALAVOZ) La aprobación del 'matrimonio' homosexual en el Parlamento de Gran Bretaña el 5 de febrero de 2013 supuso una fuente de quebraderos de cabeza para la Iglesia anglicana. De hecho, a principios de agosto del año pasado, una pareja de homosexuales anunció que la demandarían por negarse a casarlos en uno de sus templos.
Cabe recordar que el Parlamento acordó que la ley se haría efectiva a partir de 2014, que entró en vigor en el Reino Unido el mes pasado, y que permite celebrar matrimonios de este tipo tanto en ceremonias civiles como religiosas, aunque en este último caso depende de lo que decida cada una de las instituciones y está excluida la Iglesia anglicana.
Pues bien, el sacerdote protestante Jeremy Pemberton ha elevado el clima de tensión entre los anglicanos al casarse con su pareja, otro hombre, el pasado sábado,12 de abril, sentando un precedente que ahora le amenaza con acciones disciplinarias por parte de la Iglesia de Inglaterra.
Ante la imposibilidad de celebrar la boda en su propia parroquia, Pemberton eligió para el enlace el escenario de un hotel. Con este acto, el sacerdote protestante ha atizado con su gesto de rebelión un debate que divide a los fieles de esa confesión y a la propia jerarquía, entre quienes son partidarios de los 'matrimonios' entre personas del mismo sexo y quienes temen una fuga del sector más tradicional encarnado principalmente en la feligresía de tierras latinoamericanas y sobre todo de África.
"Consecuencias para nuestra iglesia"
Por su parte, el arzobispo de Canterbury y jefe religioso de la gran comunidad anglicana en el mundo, Justin Welby, sugería la semana pasada que los cristianos de las naciones africanas se arriesgaban al asesinato si su iglesia aceptaba el matrimonio entre dos personas del mismo sexo.
Sin citar expresamente la persecución de la que son objeto los homosexuales en muchos países del continente, y con especial ahínco en Uganda, Welby subrayó que “la introducción de los matrimonios del mismo sexo como una nueva realidad en nuestro país tendrá consecuencias en la vida y disciplina de nuestra iglesia”.
Es por eso que Cameron excluyó de forma expresa en la legislación que él mismo promovió en el Parlamento el pasado año el oficio de los matrimonios gais en las sedes anglicanas, que quedaron recluidos a ceremonias en ayuntamientos o en otras iglesias que se prestaran a ello.
La Iglesia de Inglaterra constató el pasado marzo, a raíz de las primeras bodas legales de parejas homosexuales, que "la ley ha cambiado y aceptamos la situación", sugiriendo que no harían campaña expresa contra ese cambio.
Divorciado y padre de cinco hijos
En ese sentido, el religioso de la diócesis de Lincoln Jeremy Pemberton ha optado por acogerse a la ley el pasado fin de semana, violando de forma expresa la tradicional premisa de su iglesia de que el matrimonio solo es concebible como “la unión de un hombre y una mujer”.
Hay que resaltar el hecho de que Pemberton es un hombre divorciado y padre de cinco hijos, y que incluso envió un tuit para relatar aquella “boda extraordinaria”. Todo un reto que ahonda en el debate de la Iglesia de Inglaterra ante las reclamaciones para que reconozca la libertad de la opción sexual y también el obispado de las mujeres, opción derrotada en su último sínodo a pesar de contar con el apoyo del acomodaticio Welby.
Por contra, la rama eclesial de Gales se les ha adelantado aprobando por arrolladora mayoría la futura proclamación de una mujer obispa, que se vaticina inminente a pesar de las reticencias de la mayoría de sacerdotes.
Ante hechos como este, hay que considerar que la condición religiosa implica un fuerte compromiso con Dios y el resto de religiosos; un compromiso que queda diluido completamente ante un sacerdote que rompe sus vínculos con tanta facilidad.
También habría que preguntarse si este hombre continuaría la vida religiosa si los sacerdotes anglicanos no fueran funcionarios muy bien remunerados por el Gobierno inglés, con casa asegurada y buenas rectorías, independientemente del número de los feligreses que tengan.