jueves, 12 de junio de 2014

¿Qué hacer si descubres que tu hijo o hija es homosexual? Richard Cohen

EE.UU.-(AGENCIALAVOZ) ¿Qué hacer al descubrir que uno de nuestros hijos siente atracción por el mismo sexo? Casi todos los padres se han hecho está pregunta alguna vez, y algunos la han vivido en la práctica.

Ese descubrimiento puede ser directo, porque él o ella lo explican, o indirecto, cuando las circunstancias desvelan una realidad que hasta entonces los padres ignoraban o sólo sospechaban.

¿Cómo comportarse llegado el caso, sobre todo si la práctica de la homosexualidad choca con las convicciones morales de los padres o incluso con las del propio chico o chica? ¿Cómo enfocar las decisiones concretas que a partir de ese momento marcan la vida en el hogar?

¿Hay que ser rigurosos o afectivos, mostrar interés en conocer a la eventual pareja del o la joven o prohibirle la entrada en casa, hacer abstracción de la voluntad de Dios tal como padres e hijos la entienden o concederle un papel a la oración en la nueva dinámica de las relaciones familiares?

Richard Cohen abarca todas estas cuestiones prácticas en su último libro, Hijos gay, padres heterosexuales. Un plan familiar (LibrosLibres), que sigue a sus obras anteriores Comprender y sanar la homosexualidad y Abriendo las puertas del armario.



Y todas las respuestas que ofrece obedecen a un mismo principio raíz: tener presente que los hijos desean más que nada en este mundo el cariño y la aceptación de sus padres, cualesquiera sean las circunstancias.

Y comprender luego que, hasta llegar a ese momento de la revelación, voluntaria o forzosa, el viaje que han realizado ha sido largo, solitario y doloroso, jalonado de afrentas y desprecios, vergüenzas y culpas que a su edad no saben procesar y doblan su sufrimiento.

No se nace gay, y se puede cambiar
La posición de Richard Cohen es conocida: no existe ningún consenso científico sobre los orígenes de la atracción por el mismo sexo (no se nace gay, sostiene), ni hay ninguna evidencia de que esos sentimientos, si no son deseados, sean irrevocables. Y el hecho, constatado por su propia vida (fue homosexual buena parte de ella, aunque ahora está casado y tiene tres hijos) y por la de cientos de personas que han acudido a su consejo, es que quienes no están a gusto con dicha atracción pueden cambiarla.

Si en trabajos anteriores Cohen planteó su método pensando en la persona individual, en Hijos gay, padres heterosexuales el abordaje es familiar. Lo cual casa perfectamente con la idea del autor de que la atracción por el mismo sexo y los sentimientos homosexuales nacen de heridas y carencias en el periodo temprano del desarrollo psicosexual, esto es, en el momento de máxima dependencia paterna. Incluso si esas llagas afectivas tienen lugar en el colegio (Richard Cohen es un duro crítico de la homofobia y de las situaciones de acoso y menosprecio entre iguales, pues las ha padecido), son los padres los llamados a ser el principal refugio y lugar de apoyo para su hijo.

Un viaje de amor e integración
Así que si el viaje hasta el momento en que el hijo o la  hija descubren en casa sus sentimientos más íntimos ha sido duro, Cohen propone un viaje distinto, reverso del anterior: esta vez no estarán solos, sino en compañía de los suyos; y la comprensión y el amor sustituirán a cualquier humillación previa.

Al final, el cambio, como lo demuestra su propia vida, es posible, y la atracción no deseada por el mismo sexo desaparece. El resultado buscado, en todo caso, es un mejor conocimiento entre los miembros del hogar. Tanto, que Cohen recomienda su método para cualquier otro problema de comunicación entre padres e hijos.

Y, como prueba, su propio hijo cuenta en el libro las difíciles circunstancias que vivió con su padre, y ambos expresan con sinceridad cómo lo resolvieron: no se trataba de homosexualidad, pero las disfunciones familiares habían sido las mismas que, según Cohen, dan lugar a la atracción por el mismo sexo.

El camino que Cohen plantea en Hijos gay, padres heterosexuales consta de doce pasos agrupados en tres sanaciones: personal, relacional y comunitaria. Una sanación (healing, en inglés) que no tiene nada que ver con una "curación" de enfermedad alguna (Cohen, a pesar de las campañas de difamación contra sus obras, nunca leídas, sostiene que la atracción por el mismo sexo NO es una enfermedad), sino con la reconstrucción de vínculos maltrechos o rotos.

Pues aunque Cohen sostiene que los padres, si rechazan moralmente los actos homosexuales, deben mantener esa convicción con firmeza, también les da un consejo que no tiene que ver con las convicciones, sino con los afectos, y con ese consejo cierra el libro: "Acéptale y ámale tal como es en este momento. Hazlo lo mejor que puedas y Dios hará el resto".

Comisiones legisladores votan contra el aborto en Guerrero



MEXICO.-(AGENCIALAVOZ) Por mayoría, legisladores de las comisiones unidas de Equidad de Género, Justicia y Salud del Congreso de Guerrero aprobaron el dictamen que desecha la iniciativa de reforma enviada por el gobernador Ángel Aguirre, la cual propone la interrupción legal del embarazo.

La diputada presidenta de la Comisión de Equidad de Género, Ana Lilia Jiménez Rumbo, consideró que en el dictamen elaborado por las citadas comisiones se ponderaron las opiniones de la gente y observaron que "la mayoría rechaza la despenalización del aborto".

Nueve de los 14 diputados que conforman las comisiones votaron a favor del dictamen que desecha la postura del gobierno del estado.

La legisladora dijo que el dictamen se ciñe a comentarios de científicos, católicos y grupos religiosos en contra de la despenalización del aborto, y señaló que éstos suman más voces a las que están a favor, pero no dijo de qué modo realizaron esa valoración.

En contraparte, el perredista Nicanor Adame Serrano, integrante de la Comisión de Justicia, calificó de "ridículo y tendencioso" el dictamen en el que participó, que a diferencia de la propuesta de Aguirre rechaza tajantemente la despenalización del aborto a 12 semanas de gestación, porque aseguró que ya existen en el Código Penal del estado algunas causantes por las que no es penada la interrupción del embarazo.

En los argumentos, la mayoría de los integrantes de las comisiones opinó que no hay condiciones en el estado para que sea aprobada una ley de ese tipo, por razones en materia de infraestructura de salud, economía, entre otras.

En la próxima sesión del Pleno, el dictamen que rechaza todas las propuestas del Ejecutivo será votado por los diputados del Congreso local, lo cual podría ocurrir la próxima semana.

En caso de que la mayoría de los legisladores estén en contra del dictamen elaborado por las comisiones unidas, éste se regresará para una nueva propuesta.

martes, 10 de junio de 2014

Se drogaba a los 9 años, era luchador en México, con odio y alcohol, pero Cristo le quitó su máscara

Se drogaba a los 9 años, era luchador en México, con odio y alcohol, pero Cristo le quitó su máscara


MEXICO.-(AGENCIALAVOZ) El mexicano Martín Villarreal a los 9 años ya se drogaba.
Su padre lo descubrió y lo introdujo en la lucha libre para "hacerlo un hombre"... a partir de una paliza que le dieron luchadores profesionales.

El alcohol, la droga, el odio hacia su padre, que le rechazaba y maltrataba, le llevó a aceptar ser luchador con el mote “El Criminal” para vengarse de toda su familia y todo el mundo.

La familia que el formó, hasta tener seis hijos, también fue invadida por las consecuencias de sus actos de odio.

Quiso que su esposa abortara al tercer hijo, Hugo.

Después de vivir en el infierno y en la destrucción encontró a Cristo en un retiro en el que tuvo una experiencia mística que le cambió su vida y la de toda su familia, con quienes hoy evangeliza.




Martín Villarreal, hoy, sin máscaras

TESTIMONIO DE MARTÍN VILLARREAL
Yo tenía nueve años de edad cuando comencé a delinquir y con los jovencitos de mi barrio a consumir drogas, inhalábamos solventes. Nos dedicábamos a robar. Nunca me dio por estudiar.

Mi padre se dio cuenta de que me drogaba cuando yo tenía 11 años. El era también luchador y me golpeó de manera tremenda. Parecía que estaba luchando en un combate y que yo era su contrincante: me alzaba y me golpeaba contra el piso. Me decía muchísimas groserías y me ofendía muchísimo. Me echó a la calle.

Mi madre fue la que me rescató y me dijo que no me fuera. Le pidió a mi padre que no me echara porque era un niño. Mi padre respondió: Aunque es un niño el decidió drogarse y aquí no quiero drogadictos.

Sin embargo, mi padre era alcohólico, golpeaba mucho a mi madre. Yo vivía y veía esas continuas peleas de mi padre contra mi madre. Era lo que yo tenía en mi corazón.

Llenándose de odio y rencor
Una vez que mi padre me golpeó yo empecé a tenerle mucho odio, mucho rencor. Yo viví siempre odiando a mi padre y decía: “¡ojala se muera!”
Yo tenía otro hermano, que también fue luchador profesional, y yo veía como le tendía la mano a él para que triunfara en la vida. Por el contrario, a mí, mi padre no me hablaba y si yo le dirigía la palabra me decía: “hazte a un lado, contigo no quiero nada”.

Primero sentía tristeza porque mi padre no quería nada conmigo, pero luego comencé a sentir rencor, rechazo y celos hacia mi hermano. Empecé a odiar a mi hermano y a todos mis hermanos.

También, empecé a tenerle coraje a mi madre porque mi padre cuando llegaba alcoholizado la golpeaba, discutía con ella, le exigía… Mi madre no hacía nada ante eso.

Ella era una mujer de oración.

Y yo decía: Lo que debe es clamar justicia y defenderse”. Yo, ante esto, lo confieso, empecé a odiar a Dios porque mi madre oraba y no se solucionaba nada.

Y yo decía: “es que Dios no existe”.

Y eso me hacía vivir odiando a Dios, odiando a mi madre, odiando a mi padre, odiando a mis hermanos, odiando a la sociedad y clamando en mi interior que este mundo es hipócrita y que uno debe abrirse camino solo.

Una paliza tremenda por encargo
A los doce años continuaba drogándome y mi padre se vuelve a dar cuenta de nuevo y me dijo: “te voy a mandar a que te hagan hombre”. Y me envió a la Arena Coliseo donde me recibieron unos luchadores que me dijeron: “te vamos a bautizar”. El bautizo fue una golpiza tremenda hasta orinar sangre.

Me marché llorando con mi madre y manifestándole que no quería volver, que no me gustaba ya la lucha libre. Y mi madre me decía: “hijo, debes ir porque lo manda tu padre. Hay que obedecer a tu padre”. Y yo tenía coraje con mi madre porque ya no me defendía.

Y total, me dije a mí mismo que me iba a hacer luchador teniendo en mente mi venganza: vengarme de mi padre, vengarme de todo el mundo, destruir al mundo. Cuando me hice luchador, allá en el Distrito Federal, me propusieron tener el mote de “El Criminal” y yo dije: “eso es lo que quiero”.

Por eso durante treinta años como luchador use esa máscara que ahora llevo puesta.

Alcohol, drogas y odio a la vida
Llegaba a los encordados para combatir y subía alcoholizado y drogado para destruir al mundo. Empecé queriendo destruir a mi esposa, mi matrimonio, a mis hijos. Los destruí con mis actitudes, con el pecado. Yo siendo “el criminal” en la lucha libre no quería la vida, odiaba la vida porque odiaba a Dios.

Mi esposa me dio la noticia por teléfono de que nuevamente estaba embarazada del que sería nuestro tercer hijo. Yo me llene de odio de coraje y le dije: “No, porque tú me estas engañando. Es fruto de un engaño. Vas a abortar”. Y ella valientemente me dijo: “Yo no voy abortar. Aunque tú no me apoyes, ese hijo tiene que nacer al igual que los otros dos anteriores”. Ese día yo fui a casa y le di una golpiza a mi esposa para que abortara.

Y yo le doy gracias a Dios por esa mujer que me entregó porque ella fue valiente, defendió la vida de su hijo. Y ahora aquí presento vivo a ese tercer hijo, Hugo.



Hugo Villarreal, hijo de Martín, hoy comparte
un testimonio de perdón y sanación familiar


Habla Hugo, el niño que no fue abortado
Habla ahora Hugo Villareal, el tercer hijo de Martín salvado por su madre del aborto.

»Durante muchos años, desde que fui un niño yo quería estar lo más lejos posible de mi padre Martín. Fui creciendo y la distancia se fue haciendo más grande.

»Mi padre Martín me dijo: “sabes, tú no tienes padre. Y yo a ti no te tuve”. Fue la manera más sencilla de llevar la fiesta en paz, puesto que nos veíamos y yo le decía: “quiero que te mueras. ¡Ojala pronto te mueras! ¡Yo te odio!”. Y sentía dentro de mi ese coraje hacia mi padre, porque yo sentía rechazo de él hacia mi y yo quería transmitirle ese mismo rechazo.

Continúa el relato Martín, el padre luchador
Yo quería acariciar a mi hijo Hugo, como a mis otros dos hijos, pero él me rechazaba. Yo ahora sé que fue muy impactante para él las palabras que yo le dije: “Tú para mi no existes”. Yo le he pedido perdón y le sigo pidiendo perdón.

Hemos sido lastimados por las personas adultas: Yo fui lastimado por mi padre y yo he lastimado a mi hijo. Ese odio que había en mi corazón de querer destruir al mundo estaba destruyendo a mi hijo Hugo y a los demás hijos, pero yo no lo sabía.

Con el tiempo me fui dando cuenta que mi alcoholismo, mi drogadicción, mi forma de ser, todas mis actitudes, mi enfermedad psicológica, mi enfermedad del alma estaban destruyendo mi familia.

Eso había destruido a mi padre y a mi madre también. ¿Cómo restaurar todo eso? Yo no encontraba la salida. Seguía alcoholizándome y destruyéndome.



Aquí en Guadalajara yo tenía una arena de lucha libre y permitía que allí se vendiera droga, que se drogaran, que se alcoholizaran, porque cuando el luchador subía drogado a las cuerdas daba más espectáculo y a mí lo que me interesaba era ganar más dinero.

Y desgraciadamente, el mayor de mis hijos siguió mis pasos y cuando lo hice luchador mi hijo tomaba las drogas, antes de subir a luchar, como yo lo hacía, como yo le enseñaba en los entrenamientos. Él se hizo adicto a las drogas y nos enemistamos.

"El Ángel" y Alcohólicos Anónimos
Una vez, un luchador llamado “Al Ángel” me dijo: “Martín, te voy a invitar a un lugar donde vas a conocer parte de tu enfermedad”. Yo conteste: “Yo no soy un enfermo, el enfermo es mi hijo. Vamos a buscarle ayuda”.

Entonces él aceptó buscar ayuda para mi hijo y me llevó a un lugar de doble “A”. Era un lugar de atención a alcohólicos y yo no aceptaba que era un alcohólico pero fui para buscar solución para mi hijo.

Ese luchador que pelea con el mote “El Ángel” fue verdaderamente mi ángel. Yo pensaba de mí mismo que era un enfermo emocional, pero en una hora media que duró la junta de Alcohólicos Anónimos bastó para reconocerme.

Me di cuenta que yo estaba destruyendo a mi familia con la droga, con el alcohol y que el primero que debía recibir la ayuda era yo.

Al final de la reunión dijeron si alguien quería hablar y yo subí al ambón temblándome las piernas y lo único que pude decir fue: “amigos, yo me reconozco enfermo emocional y alcohólico”.

Y fue cuando sentí una ovación, pero una ovación de Dios, porque fue mi primer encuentro con Dios.

Necesidad de algo más
Después de eso yo me sentía seco porque yo seguí yendo diariamente a Alcohólicos Anónimos a las reuniones. Yo ya no me alcoholizaba y no me drogaba, pero seguía discutiendo con mi esposa y con todo el mundo.

Sentía que tenía hambre, necesidad de algo.

Un día, encontré un volante en el que se anunciaba un retiro espiritual y decidí ir.

Sin embargo, yo le decía a Dios: “Si no me encuentro contigo en ese retiro me cambio de religión. Yo te abandono”. La verdad es que yo tenía abandonado al Señor y no tenía religión desde toda la vida.

Cuando llegué el primer día al retiro yo decía viendo a los servidores [responsables del retiro]: “¿Estos qué me van a enseñar? ¡No saben nada!” Mientras avanzaba el retiro yo veía como la gente lloraba y a mí no me pasaba nada. Y yo le decía al Señor: “Es que Tú no existes. Pura mentira todo esto. ¿Por qué yo no lloro?” Y es que yo tenía un corazón de piedra.

Llegó el domingo y se hizo una oración de Pentecostés en la que se pide el Espíritu Santo, en la que pidieron que todos levantáramos las manos y yo las tenía bajadas.

El que estaba dirigiendo la oración, que es invidente, dijo: ¡hay una persona que no está levantando sus manos, que las levante!” Asumí que ese era yo y las levanté y cerré mis ojos. En ese momento, al cerrar mis ojos tengo ese primer encuentro con Cristo Nuestro Señor. Un Cristo que se me revela con mis ojos cerrados. Un Cristo que está ensangrentado, con un rostro que estaba sufriendo, con corona de espinas.

Y empecé a llorar fuerte y a suplicar: “¿Por qué te manifiestas así?”

Y Cristo me respondió: “Es que este rostro es el tuyo. Este rostro es el rostro de tu familia. Este es el rostro del sufrimiento. Y si yo sufrí Martín es porque te amo”.

Y le decía yo a Cristo: “Señor, perdón". Si me hinqué no es porque yo no deseaba hincarme sino porque llegó el Espíritu y me tocó. "Y ahora que te encontré Señor, ¿qué puedo hacer? ¿Ahora qué hago?”.

Y me dijo el Señor: “Yo voy a restaurar tu vida, Martín, tu familia, todo lo que tu creías que se había perdido”.

Yo lloraba y le dije: “Señor me comprometo contigo. Yo voy a llevar tu Palabra, tu anuncio a donde tú quieras. Yo no sé como lo voy hacer porque no te conozco”.

Cristo me respondió: “Yo voy a prepararte”.

Cinco años de sanación y preparación
Estuve cinco años preparándome en un retiro personal y formándome en retiros, encuentros, talleres de desarrollo humano.

Me di cuenta que yo, Martín, había vivido toda mi vida sin Cristo, sin Dios y que todo el daño que yo tenía lo había expandido hacia mis seis hijos. Empecé a luchar por tener una mejor vida, comencé a formar un grupo de evangelización y hubo una sanación hermosa en mi hijo Hugo que supuso una sanación familiar al pedirnos todos perdón.
Yo llegue a pedirle perdón a Dios diciéndole: “Señor yo te estaba culpando de todo lo que me sucedía. ¡Perdón Señor!”



Yo luché contra buenos luchadores con mi máscara, con máscara y nunca la perdí. Pero cuando yo me arrodillé ante Jesús perdí la máscara ante el campeón de campeones, el Rey de Reyes. Cristo sí que me que quitó la máscara de destrucción de la soberbia, del orgullo, del odio. Él me desenmascaró y me dio el verdadero rostro de Martín para el mundo, para mis hijos.

Y ahora con mi esposa, mis hijos y un gran equipo de gente hacemos retiros espirituales de tres días especiales para esa gente que no conoce a Dios, pero que necesita de Dios, de su misericordia.

Proponen legalizar aborto en Nuevo León




CADHAC presentó la iniciativa en el Congreso local.
Feministas radicales presentó la iniciativa en el Congreso local
MEXICO.-(AGENCIALAVOZ) En respuesta a la reforma de derecho a la vida aprobada el mes pasado en primera vuelta en el Congreso del Estado, Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos A.C. (CADHAC), presentó este martes una propuesta para legalizar el aborto en Nuevo León hasta las 12 semanas de gestación.
Consuelo Morales, presidenta del organismo; Liz Sánchez, directora; y Gabriela Díaz, abogada, acudieron a la Oficialía de Partes del Congreso local a presentar la iniciativa de reforma a los artículos 327 y 331 del Código Penal del Estado.


En el primero de los artículos se busca permitir la interrupción del embarazo hasta el límite de las 12 semanas de gestación, tal y como ocurre en otros estados de la república como el Distrito Federal.
"Lo que estamos planteando es que se puedan modificar en el código penal las causales de interrupción legal del embarazo, en el cual se contempla permitir hasta la semana 12, y podamos las mujeres decidir libremente si queremos interrumpir el embarazo, ahorita no está permitido, ahorita solamente hay excepciones como es cuando exista una violación o cuando esté en peligro la vida de la madre", explicó Liz Sánchez.


"Lo estamos haciendo con los mismos argumentos con que estamos diciendo no a la reforma al artículo primero de la Constitución, que es que se deben respetar los derechos de las mujeres. Al reformar el artículo primero, como lo propone la fracción panista, están violentando los derechos de las mujeres", agregó.


Gabriela Díaz del equipo jurídico de Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos, explicó, además, que se incluye la figura de aborto culposo, es decir, que sea resultado de un accidente o negligencia de parte de la mujer.


"Será excluyente de responsabilidad penal para el delito de aborto que sea resultado de una conducta culposa de la mujer embarazada, es decir, cuando media una negligencia, una impericia, es decir no es voluntario", dijo.


Fue hace dos semanas cuando el Congreso del Estado aprobó por mayoría, la primera vuelta de la reforma al artículo 1 de la Constitución Política de Nuevo León para proteger la vida desde la concepción y hasta la muerte natural.

 
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