viernes, 28 de noviembre de 2014

El ecumenismo de Papa Francisco con ¿evangélicos? y ortodoxos

Koch habla del ecumenismo de Francisco con evangélicos y ortodoxos: el Papa busca romper prejuicios
El cardenal Koch con el Patriarca Ecuménico Bartolomé de Constantinopla... Koch dirige el diálogo con ortodoxos y protestantes


ITALIA.-(AGENCIALAVOZ) El cardenal suizo Kurt Koch ha sugerido que el diálogo ecuménico está alcanzando nuevas cotas bajo el pontificado del papa Francisco.

En una amplia entrevista concedida a ZENIT esta semana en el Vaticano, el presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos analiza el viaje del Pontífice jesuita a Turquía, lo que significa para el diálogo ecuménico, y como la relación del Santo Padre con los evangélicos ha creado un "nueva situación" para la Iglesia.

Por otra parte, el prelado habla sobre donde se encuentra actualmente la relación de la Iglesia con el Patriarcado de Moscú, el reciente contacto del Papa con otros cristianos, y el aumento del número de evangélicos que se convierten al catolicismo bajo este pontificado.

Además, el cardenal Koch se refiere a la conmemoración del 50 aniversario de la promulgación del decreto del Concilio Vaticano II sobre el Ecumenismo "Unitatis redintegratio".




-¿Podría hablar sobre la situación actual en Turquía, en términos de diálogo ecuménico? ¿Cómo contribuye el viaje de Francisco a este diálogo?
- Tenemos una muy buena situación ecuménica entre la Iglesia de Constantinopla y la Iglesia de Roma desde la primera reunión entre el beato papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras en 1964.

»Contamos con una larga tradición de visitas mutuas para la fiesta de San Andrés el 30 de noviembre, cuando una delegación de Roma va a Constantinopla, y en la fiesta de San Pedro y San Pablo el 29 de junio, cuando una relevante delegación de Constantinopla viene a Roma.

»Y ahora, este año, el Santo Padre visitará personalmente Constantinopla. También tenemos esta tradición que en el segundo año del pontificado, san Juan Pablo II fue a Constantinopla en 1979, y también Benedicto XVI en 2006, y ahora el papa Francisco. Esta es una muy hermosa oportunidad.

-¿Cuáles son sus esperanzas y expectativas para este encuentro, en términos de las relaciones con los cristianos ortodoxos?
-En primer lugar, es para profundizar la relación entre Roma y Constantinopla. Está claro que el Patriarca Ecuménico tiene un primado de honor en el mundo ortodoxo, y en este sentido es un honor también para todas las Iglesias ortodoxas alrededor del mundo. Se trata, por ejemplo, de una profundización en el diálogo de amor, amistad, fraternidad... entre el Papa y el Patriarca Ecuménico. Espero que esta visita puede ser una buena oportunidad para profundizar en esta relación y preparar nuevas medidas en el futuro.

-¿Cómo se encuentra actualmente la relación de la Iglesia con el Patriarcado de Rusia? ¿Qué se está haciendo? ¿Qué hay que hacer?
- Tenemos una situación diversa con la Iglesia Ortodoxa Rusa de Moscú. No hay encuentros entre el Papa y el Patriarca. Siempre es el metropolita Hilarión el que viene desde Moscú a Roma para visitar al Santo Padre. Acabo de estar dos veces en Moscú para visitar al Patriarca, para profundizar en este diálogo. Pero no tenemos un particular diálogo sobre la verdad entre Roma y Moscú, porque nuestra comisión conjunta internacional entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas incluye a 14 Iglesias diferentes, y la Iglesia Ortodoxa Rusa forman parte de esta comisión. Aunque tenemos también alguna colaboración entre Moscú y Roma, en el plano cultural y social.

-¿Cree usted que se puede hacer algo para fomentar la relación con el Patriarcado de Rusia en este momento?
-Hoy no tenemos una situación fácil debido a Ucrania y a algunas acusaciones del Patriarca ortodoxo ruso en contra de la Iglesia greco-católica en Ucrania. Espero que las Iglesias puedan superar algunas dificultades y encontrar un camino para la reconciliación ante esta situación de Ucrania. Y espero que las diversas Iglesias en Ucrania puedan aportar buenas contribuciones para una mejor reconciliación de la sociedad en Ucrania.

-¿Puede hablarnos sobre el contacto del Papa con los cristianos evangélicos y como esto está contribuyendo al diálogo ecuménico?
- Sí, aquí tenemos una nueva situación, porque el Santo Padre está muy abierto a las reuniones con el mundo evangélico y pentecostal. Y esta es una muy buena oportunidad, porque hasta hoy la puerta estaba un poco cerrada, debido a que algunos movimientos evangélicos y pentecostales tienen muchos prejuicios contra la Iglesia católica y contra el Papa. Cuando pueden encontrarse con el Papa personalmente y tener una buena experiencia, pueden superar algunos prejuicios y preparar un nuevo campo para un mejor diálogo. En este sentido, estoy muy agradecido por todo lo que el Santo Padre hace en las relaciones con el mundo evangélico y pentecostal.

-¿Podría indicarnos si hay evangélicos que se convierten al catolicismo en el pontificado de Francisco?
-No creo que el objetivo de las reuniones sea convertir a los demás. La convicción del papa emérito Benedicto XVI y Francisco piensa de manera similar, es: el proselitismo no es el camino de la Iglesia católica y del ecumenismo. Sin embargo, cuando una persona quiere convertirse a la Iglesia Católica, se trata del derecho humano a la libertad religiosa. Pero el objetivo de las reuniones es profundizar en la relación de fraternidad, de amistad entre el Papa y los evangélicos, y dar testimonio común de Cristo, de la presencia de Dios en el mundo, y profundizar en la dimensión misionera de la Iglesia.

-¿Hay algo que le gustaría añadir?
-Sí, tenemos esta hermosa oportunidad antes de la visita pastoral a Constantinopla, la fiesta del 50 aniversario de la promulgación del decreto del Concilio Vaticano II sobre el ecumenismo (21 de noviembre 1964), y esta semana tenemos la plenadria de nuestro Pontificio Consejo. Y vamos a celebrar este hermoso evento, primero con una celebración de las Vísperas en la basílica de San Pablo Extramuros, y luego con una conmemoración en la Pontificia Universidad Gregoriana, con tres conferencias sobre este decreto ecuménico --Católica, Oriental y Occidental-- para ver cómo podemos leer este texto básico 50 años después y cuáles son las oportunidades en el futuro. La proximidad de este jubileo con la visita del Santo Padre a Constantinopla es una hermosa correlación.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Ella y su marido, hacían abortos entre bromas crueles… pero Dios y la ciencia les cambiaron


ESPAÑA-.(AGENCIALAVOZ) En enero de 2010 la noticia sorprendió a toda Letonia. Los siete ginecólogos del Hospital de Valmiera se niegan a hacer abortos. Detrás de esta decisión, insólita en un país de cultura abortista postsoviética, donde cada mujer arrastra entre 1 y 3 abortos de media y donde las iglesias son débiles y pobres, está el matrimonio de Silvija y Gints Lapins.

De hecho, el doctor Gints publicó ese mismo mes su libro “Bioética para todos” explicando con razones científicas que el aborto es matar un ser humano y eso es inaceptable.

En ese momento, Silvija y Gints acababan de redescubrir el cristianismo, cada uno por su propia vía. Sus cinco colegas que también decidieron dejar el aborto con ellos no eran creyentes: simplemente habían descubierto la ética y la ciencia.

Donde la fe y la vida fueron perseguidas
Letonia, con 2 millones de habitantes, recuperó la libertad religiosa en 1990, al recuperar la independencia, que perdió al ser anexionada en 1940 por la Unión Soviética. Durante 50 años las iglesias fueron sistemáticamente perseguidas y exterminado o deportado.

Hoy las estadísticas dicen que uno de cada tres letones se declara ortodoxo, uno de cada cuatro se considera luterano y uno de cada cinco es católico, aunque la inmensa mayoría no es practicante. El 20% restante se declara “sin religión”.

El doctor Gints no creció en una familia cristiana y no le interesó nada de la fe hasta el momento en que la crisis llamó a la puerta de su vida y matrimonio. Silvija sí vivió una infancia con rasgos católicos aunque si experiencia personal de fe, y cree que las oraciones de su abuela probablemente fueron las que salvaron su alma y reencauzaron su vida décadas después.


“Tanto en la escuela como en la Universidad habíamos recibido una formación radicalmente atea, de signo marxista leninista, que habíamos asumido acríticamente, como la mayoría de los jóvenes de nuestra generación”.

Un aborto al día durante décadas
Todo eso quedó sepultado bajo el adoctrinamiento marxista y la ambición profesional. Eran ginecólogos, y en la Unión Soviética y en la Letonia posterior un ginecólogo, simplemente, se supone que realiza abortos.

“Yo hacía como promedio uno al día”, explica Silvija.

“Gints, además de ser mi esposo, era el Jefe de Departamento del Hospital donde atendíamos cada año a cientos de mujeres que deseaban abortar. Al mismo tiempo él era diputado y formaba parte del consejo de administración de varias empresas. Nos iba bien, como se suele decir. Teníamos la suerte de trabajar juntos, ganábamos bastante dinero y gozábamos de una cierta posición”.

Habían oído críticas contra el aborto, pero no les hacían caso: un profesional hace abortos, y punto, eso les habían enseñado. Ellos tenían el entrenamiento, la formación, la gente lo demandaba… ¿Qué más había que pensar?

Además, en la Facultad les habían repetido que antes de las 12 semanas de gestación “no había nada”. “Lo hicimos durante muchos años, porque creíamos que era nuestro deber, nuestro trabajo”, explicaba en febrero de 2011.

Al principio repugna, luego te endureces
Sin embargo, recordaban que al principio les había repugnado hacer abortos… “Pero luego, a medida que los vas realizando, el corazón se te endurece hasta que adquieres una actitud cínica. Con frecuencia, tras un aborto, bromeábamos: “¡después de esto nos vamos a achicharrar en el fuego del infierno!”, recuerda Silvija.

El cambio de visión no les llegó con la fe, sino antes, cuando aún no eran creyentes. Sucedió al tener su primer bebé propio.

Desde que nació nuestro primer hijo habíamos empezado a poner en tela de juicio desde un punto de vista médico lo que nos habían enseñado en la Facultad sobre el límite de las doce semanas, etcétera. Cada vez veíamos más claramente que aquello no era un pedazo de carne, sino una verdadera criatura humana. Fue un proceso muy duro, porque a nadie le resulta fácil reconocer que se ha equivocado gravemente durante años”, explica Silvija. Pero, pese a sus dudas, seguían haciendo abortos.

Una infidelidad... y la necesidad de reconstruir
El cambio vital llegó con una crisis matrimonial, y con Dios.

Gints fue infiel a Silvija con otra mujer. Tenían dos hijos pequeños y Silvija no podía entenderlo ni aceptarlo.

Él le pidió perdón. “Me decía que sólo había sido una aventura pasajera; yo no le creía, y no estaba dispuesta a perdonarle. Discutíamos sin cesar y nos decíamos cosas terribles”, recuerda ella.

Pero él pedía “arreglar esto como sea; no puedo perder a mi mujer, a mis hijos y mi familia, sois mi vida”, le decía.

Era una crisis que no podían solucionar con sus propias fuerzas.

Y, en ese momento, sin haber pensado nunca en Dios desde la infancia, esa doctora abortista endurecida que bromeaba con el infierno se dijo: “Tengo que encontrar a Dios”.

La irrupción de Dios
“Fue así, de pronto: Dios se hizo presente en mi vida y en la de Gints”, afirma.

Porque Gints también había empezado un proceso. Se había dado cuenta de que, como explica San Pablo, hacía el mal que no quería. Y no entendía por qué.

Escribió por e-mail a un pastor luterano famoso en el país, el reverendo Juris Rubenis, que le recomendó leer los Evangelios.

Gints se convenció: Dios existe, y él necesitaba de Dios, porque sin Dios no podía salir de su atasco vital, no podía dejar atrás el mal que le tentaba y el que ya había hecho.

Dejar los abortos: un paso necesario
Aún estaba en este proceso de discernimiento, cuando el pastor Rubenis le explicó que dejar los abortos era un paso ineludible para acercarse a Dios. Gints lo habló con Silvija, y estuvieron de acuerdo… pero les parecía poco simplemente dejar de hacer abortos. Hablaron con sus 5 colaboradores, les expusieron lo que habían estudiado y descubierto, su investigación en bioética… y los cinco ayudantes, todos ellos no creyentes, dejaron el aborto. Después de todo, explicó Gints, era algo que de hecho a nadie le gustaba hacer, como si siempre intuyeran que era algo sucio, no realmente médico, aunque la sociedad lo solicitase.

En cuanto a los ginecólogos que siguen haciendo abortos en el país “nos consideran como especímenes extraño. Están observándonos a ver si somos muy locos, pero yo sé que estamos bien”, explica Gints.



Un extraño deseo...
Mientras tanto, en esos días a Silvija le pasaba algo inexplicable desde la mentalidad soviética o postsoviética.

“Había ido naciendo dentro de mi alma un afán que pocos años atrás me hubiera parecido absurdo, extraño, incomprensible: el deseo de comulgar. Los católicos adultos que han comulgado desde pequeños no pueden entender esto, lo mismo que las personas que no tienen fe. Cuando ese deseo se apodera de tu alma, estás dispuesto a superar lo que sea con tal de alcanzarlo. Te sientes como una persona perdida en medio del desierto, muerta de sed, que divisa a lo lejos un oasis: a partir de entonces, el único objeto de tu vida es llegar a él”.

Tenía clara una idea: sólo podría perdonarse a sí mismo y perdonar a Gints si acudía a la ayuda del Señor en la Eucaristía. “Sólo Él podría darme fuerzas para hacerlo”.

Fue un proceso complicado de formación para entrar en la Iglesia. Ella era una bautizada católica, casada sólo civilmente con un no bautizado, aunque es verdad que –como muchos postsoviéticos- en cierto momento tras la perestroika él se había bautizado luterano sólo por razones sociales, para acudir como padrino a algún bautizo de niños de amigos. Y no sabían casi nada de la fe.

La catequesis se les hizo larguísima, y durante ese tiempo no podían acceder a los sacramentos, pero leyeron mucho y se prepararon a conciencia.

Gints hizo la procesión de fe católica, ambos recibieron el sacramento del matrimonio, Dios sanó su relación y se hicieron asiduos a la confesión.

Defendiendo la vida día a día
“Siguen viniendo mujeres a mi consulta que, después de haber tenido uno, dos o tres hijos, desean abortar. Yo procuro tratarlas con respeto y delicadeza, porque al igual que yo, no han tenido a nadie que les abra los ojos, pero les digo la verdad: no se trata de extirpar un pedazo de carne”, explica Silvija.

“Eso que late dentro de tu vientre es tu hijo, y yo no estoy dispuesta a hacer otro aborto jamás”, les dice hoy, y las ayuda a buscar alternativas. “La gran mayoría reaccionan bien y cuando dan a luz se encuentran tan felices que no quieren pensar siquiera en lo que me plantearon en aquellos momentos de confusión”.

Estamos impulsando un movimiento por la vida en toda Letonia, que va dando fruto, porque hasta hace poco abortar parecía algo pacíficamente aceptado por todos en este país. Era la consecuencia de tantos años de indoctrinación ideológia. Ahora se ha producido una especie de despertar: muchos ginecólogos se están replanteando la cuestión y se ha abierto un debate en la opinión pública”, comenta Silvija.

Han hablado en el Parlamento a favor de la vida y de la ciencia, y en las televisiones, y en los medios de comunicación que han querido acudir a ellos. Y no se rendirán.

“Si hemos sido capaces de obtener la libertad de un monstruo enorme, la Unión Soviética, que era un estado totalitario, entonces Dios puede también vencer al aborto. Debemos explicar a la gente la realidad, y llamar a las cosas por su nombre, de forma radical, clara y precisa”, afirma Gints.

Cómo las ONG internacionales buscan imponer el aborto a América Latina

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ESPAÑA-.(AGENCIALAVOZ) La creación de nuevos organismos internacionales públicos y privados forma parte, y es un resultado positivo, de la globalización que provoca alianzas y acuerdos con la finalidad de alcanzar más fácilmente objetivos comunes. Suelen ser las grandes potencias las que propician y promueven la puesta en marcha de estos entes, lamentablemente, a veces, con la finalidad de imponer sus políticas e intereses.

Lo mismo sucede con organizaciones privadas que se expanden en el ámbito internacional, para difundir sus fines,
Esta expansión es un derecho de cualquier institución pero, nos obliga a estar muy atentos a las verdaderas intenciones de estos entes que, bajo la apariencia de solidaridad, actúan con fines muy dudosos.

Estas entidades intermedias, por su poder mediático, ejercen presión sobre los países y su legislación que atentan contra el derecho de cada país a decidir en sus cuestiones internas y a mantener sus propios principios.

Veamos algún ejemplo de esas ingerencias externas multinacionales en asuntos internos del derecho de un país.
El Salvador es uno de los países latinoamericanos con la legislación más pro-vida. Su Constitución política reconoce “como persona humana a todo ser humano desde el instante de la concepción” (art. 1°). A su vez, el Código Civil establece la obligación de la ley de proteger “la vida del que está por nacer” (art. 73).

Pues bien, hace unos meses, la ONG  Amnistía Internacional presentó un informe titulado “Al borde de la muerte: Violencia contra las mujeres y prohibición del aborto en El Salvador”. En él se concluye que la legislación restrictiva del aborto está destruyendo la vida de mujeres y niñas, dado que penaliza con prisión a los responsables de la comisión de un aborto.

El origen fue la situación de 17 mujeres de ese país, supuestamente presas por cometer el delito de aborto. Si bien las autoridades locales consideraron la posibilidad de indultarlas, el caso dió pie a las organizaciones pro aborto para realizar una fuerte presión mediática a favor de la liberalización de esta práctica, de la cual Amnistía Internacional parece haberse constituido en vocero.

En el material que difunde esta ONG, se culpa a la penalización del aborto por la muerte de las mujeres en ese país, así como de cualquier tipo de discriminación existente contra ellas.

La tendenciosa campaña de Amnistía Internacional provocó un fuerte rechazo de representantes de la sociedad civil salvadoreña, que alegaron tergiversación y manipulación de los casos de las diecisiete mujeres, y niegan las acusaciones de esa ONG, a la que atribuyen hablar de abortos espontáneos de las mujeres cuando en realidad se trataría de infanticidios realizados en la forma más cruel y, por lo tanto, habrían recibido justas condenas por el delito de homicidio agravado. A la vez, solicitan a Amnistía Internacional que no viole la soberanía de El Salvador para imponer una política cargada de la ideología pro-aborto.

De hecho, la práctica del aborto más que solucionar la vida de las mujeres, la complica de mil diversas maneras, una comprobación de lo cual es la existencia del importante síndrome post-aborto. Sin contar con que se provoca siempre la eliminación deliberada del ser más débil de todos.

Otro ejemplo: Fuerte presión sobre Venezuela para admitir el aborto en su legislación

Todos los Estados miembros de la Convención de los Derechos del Niño deben presentar periódicamente un informe a ese Comité, explicitando los avances en la mejora de la situación de los niños en sus respectivos territorios. El Comité de los Derechos del Niño responde esos informes a través de una Observación final en la que evalúa lo presentado e indica políticas a implementar para seguir mejorando la situación de los menores.

Movilh incluiría adopción niños en propuesta para solucionar demanda contra el Estado en CIDH

ARCHIVO | Hans Scott | Agencia UNO

CHILE.-(AGENCIALAVOZ) Un procedimiento de solución amistosa podría existir entre el Estado de Chile, el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), por la demanda contra nuestro país que lleva adelante la organización para exigir matrimonio igualitario.

Este eventual acuerdo comenzó a generarse este martes en una reunión entre el Movilh y los ministerios de Justicia, Secretaría General de Gobierno y Cancillería, el cual se podría firmar en marzo en la sede de Washington.

Según detalló el abogado querellante, Ciro Colombara, hay un entendimiento de que la falta de matrimonio igualitario en Chile es materia de derechos humanos, lo que habría reconocido el Gobierno.
       
Sobre la adopción homoparental y la opción de que sea incluido en la propuesta, Rolando Jiménez aseguró que es un derecho base del matrimonio, por lo que no hay razones para que quede fuera del escrito que se le presentará al Gobierno.

 
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