jueves, 26 de abril de 2012

La esposa de Bill Gates acusa a la Iglesia de ser un obstáculo para el acceso a la anticoncepción

EE.UU.- ( AGENCIALAVOZ )La esposa de Bill Gates, Melinda, que se declara católica, se ha empeñado a través de la fundación de la que es copresidenta en reforzar el acceso universal al control de la natalidad como prioridad en el mundo en desarrollo. Con ese objetivo, la fundación ‘Bill & Melinda Gates’ ha lanzado su nueva campaña, denominada ‘NoControversy’ (‘Sin Polémica’). En la conferencia TedxChange en Berlín (Alemania), Gates sostuvo que se ha asociado equivocadamente a la anticoncepción con el control de la población, el aborto, la esterilización forzosa y el pecado mortal, e insistió en que estas son “cuestiones secundarias” que “se adhirieron a la idea central de que los hombres y las mujeres deberían poder decidir cuándo tener un hijo”. No obstante, según informa C-FAM, incluso la misma Gates admitió que desde hace muchos años el control demográfico y la anticoncepción se han convertido en sinónimos en el mundo en desarrollo, incluso en países como India que “adoptaron nefastos incentivos [y] métodos coercitivos como parte de sus programas de planificación familiar” en la década del 60 y mujeres indígenas de Perú que fueron “anestesiadas y esterilizadas sin que lo supieran” tan sólo en los años 90. Aunque estas prácticas coercitivas hayan caído en desgracia, podría resultar mucho más difícil a organizaciones como la Fundación Gates distanciar completamente del control demográfico su propia promoción de la anticoncepción. La Iglesia, un obstáculo En su Carta Anual para 2012, la Fundación Gates establece una conexión directa entre el crecimiento “no sustentable” de la población y la pobreza, y postula la anticoncepción como una herramienta esencial para garantizar que “en países como Nigeria la población crecerá mucho menos de lo previsto”. Sin embargo, incluso la historia reciente enseña que los gobiernos que hacen de la reducción de la fertilidad una prioridad pueden caer fácilmente en modalidades coercitivas como la que Gates reconoció que se aplicó en Perú hace no mucho tiempo. El Gobierno estadounidense dijo que incluso las metas y los horarios de los anticonceptivos son intrínsecamente coercitivos. Por su parte, Gates criticó especialmente a la Iglesia Católica, al acusarla de ser un obstáculo para el acceso a la anticoncepción en todo el mundo, y señaló que “como católica observante”, y “en la tradición de los grandes intelectuales católicos” es “importante cuestionar las enseñanzas recibidas”, en particular “la que dice que el control de la natalidad es pecado”. Además de la Fundación Gates, otras organizaciones como el Fondo de Población culpan a la asociación de las enseñanzas religiosas y la anticoncepción con el control demográfico por generar una situación en la que más de 215 millones de mujeres del mundo en desarrollo sufren lo que denominan como una “necesidad insatisfecha” de anticoncepción. Definen esta “necesidad insatisfecha” como “hombres y mujeres que dicen que no quieren más hijos o desean posponer el próximo nacimiento por más de dos años, pero que no practican la anticoncepción”. ¿Necesidad de anticoncepción?, un engaño Pero, por una parte, cabría preguntar a Melinda Gates qué “grandes intelectuales católicos” cuestionan “las enseñanzas recibidas. Por otra parte, afirmar que las mujeres que no quieren hijos inmediatamente y que manifiestan que no están utilizando métodos anticonceptivos tienen “necesidad” de anticoncepción conduce a un engaño. Así lo demostró un estudio de referencia del economista Lant H. Pritchet, quien actualmente es profesor de Práctica de Desarrollo Internacional en Harvard. El informe revela que el acceso a la anticoncepción tiene escaso efecto sobre la fertilidad y que las mujeres tendrán el número de hijos que elijan, con o sin acceso a ella. El estudio también explica que factores como la aversión por los efectos secundarios de los métodos anticonceptivos y las objeciones religiosas son tan importantes como su costo y disponibilidad. Al mismo tiempo, hay que recordar a Belinda Gates que la reducción de la natalidad se produce sola, de manera automática, en función del desarrollo económico. Así, si la fundación ‘Bill & Melinda Gates’ está tan preocupada por la reducción de las desigualdades podrían concentrar sus esfuerzos en esta cuestión en lugar de obsesionarse con los anticonceptivos. De hecho, la propia ONU reconoce que el problema del mundo a largo plazo no radica en la natalidad sino en la pobreza y el envejecimiento. En ese sentido, el único lugar donde todavía hay grandes crecimientos de población es en los países musulmanes. Siendo así, Melinda Gates podría presentar su campaña por ejemplo en Sudán, para pasar a continuación a países como Arabia Saudí u otros países musulmanes, donde la cuestión del crecimiento de la natalidad no parece preocuparles en exceso.

 
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