viernes, 24 de agosto de 2007

¿ HA SIDO TENTADO SER INFIEL A SU ESPOSA ?


Usted lleva ya más de treinta años de matrimonio feliz. ¿Ha sentido alguna vez la tentación de serle infiel a su esposa? ¿Cuáles son los puntos de peligro de los que nos deberíamos cuidar los que somos más jóvenes?

Dr. James Dobson




( AGENCIA LA VOZ ) Sinceramente le digo que nunca he pensado siquiera en serle infiel a Shirley. Sólo la idea de que le voy a hacer daño y a provocar el juicio de Dios es más que suficiente para mantenerme en el camino recto. Además, yo nunca destruiría la relación tan especial que hemos compartido durante todos estos años. No obstante, tampoco los matrimonios que se basan en este tipo de consagración mutua están inmunes ante los ataques de Satanás.

Él me tendió una trampa durante un tiempo en que estaba particularmente vulnerable. Shirley y yo llevábamos pocos años de casados, cuando tuvimos una pequeña contienda. No fue gran cosa, pero ambos nos sentimos muy agitados en aquellos momentos. Me metí en el auto y estuve andando en él durante cerca de una hora para calmarme. Entonces, cuando iba de regreso a casa, una joven muy atractiva se me acercó en su auto por la carrilera de al lado, y me sonrió. Era obvio que me estaba coqueteando. Entonces bajó la velocidad, miró hacia atrás y dobló hacia una calle secundaria. Yo sabía que me estaba invitando a seguirla.

No mordí el anzuelo. Me fui a casa e hice las paces con Shirley. Después pensé en lo cruel que había sido Satanás al aprovecharse de aquel conflicto momentáneo entre nosotros. Las Escrituras lo describen “como león rugiente... buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8). Pude ver lo cierta que es esa descripción en realidad. Él sabía que su mejor oportunidad para dañar nuestro matrimonio era entonces, durante aquel espacio de una o dos horas en que estábamos enojados el uno con el otro. Eso es algo típico de su estrategia. También a usted le va a poner una trampa, y es probable que lo haga en un momento de vulnerabilidad. Le va a ofrecer la fruta prohibida, atractiva y hermosa, cuando usted tenga más hambre. Si usted es tan necio que la toma, se le van a hundir los dedos en la podredumbre escondida de la fruta. Ésa es la forma en que opera el pecado en nuestra vida. Nos lo promete todo, pero no nos da nada más que asco y angustia.

 
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