Dr James Dobson
( AGENCIA LA VOZ ) Aunque entiendo cómo se siente, me parece que usted sí está equivocada. Conozco una historia sobre una madre que estaba enferma en cama con la gripe. Su querida hija deseaba ser una buena enfermera. Le acomodó las almohadas y le llevó una revista para que leyera. Después, hasta la sorprendió trayéndole una taza de té.
“Eres un tesoro”, le dijo la madre mientras bebía el té. “No tenía idea de que supieras hacer té.”
“Claro que sí”, le contestó la pequeñita. “Aprendí observándote a ti. Puse las hojas de té en la cazuela, después eché el agua, lo herví todo y lo colé en una taza. Como no pude encontrar un colador, usé el matamoscas.”
“¿Que hiciste qué?”, gritó la madre.
Entonces la niña dijo: “No te preocupes, mamá. No usé el matamoscas nuevo. Usé el viejo.”
Cuando los niños hacen su mejor esfuerzo, y a pesar de sus deseos, les sale todo mal, ¿qué debe hacer un padre o una madre? Lo que suelen hacer es evitar que sus hijos tengan responsabilidades que puedan tener por consecuencia un lío o un error. Es más fácil hacérselo todo, que limpiar después de que lo hayan hecho ellos. Sin embargo, exhorto a los padres a no caer en esa trampa.
Sus hijos necesitan cometer errores. Ésa es su forma de aprender. Así que sígales el juego de vez en cuando... aunque el té que beba, tenga un sabor algo extraño.
“Eres un tesoro”, le dijo la madre mientras bebía el té. “No tenía idea de que supieras hacer té.”
“Claro que sí”, le contestó la pequeñita. “Aprendí observándote a ti. Puse las hojas de té en la cazuela, después eché el agua, lo herví todo y lo colé en una taza. Como no pude encontrar un colador, usé el matamoscas.”
“¿Que hiciste qué?”, gritó la madre.
Entonces la niña dijo: “No te preocupes, mamá. No usé el matamoscas nuevo. Usé el viejo.”
Cuando los niños hacen su mejor esfuerzo, y a pesar de sus deseos, les sale todo mal, ¿qué debe hacer un padre o una madre? Lo que suelen hacer es evitar que sus hijos tengan responsabilidades que puedan tener por consecuencia un lío o un error. Es más fácil hacérselo todo, que limpiar después de que lo hayan hecho ellos. Sin embargo, exhorto a los padres a no caer en esa trampa.
Sus hijos necesitan cometer errores. Ésa es su forma de aprender. Así que sígales el juego de vez en cuando... aunque el té que beba, tenga un sabor algo extraño.