( AGENCIA LA VOZ ) Este mes de septiembre se cumplen 6 años del terrible atentado a las Torres Gemelas de la ciudad de New York, causado por 19 secuestradores suicidas. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas describió este hecho como “horrendos ataques terroristas:, fue de tal magnitud que el presidente George W. Bush , el mismo día en la tarde dijo: “Los ataques tuvieron un impacto económico no sólo en Los Estados Unidos, sino en el mundo entero. Las actividades y estilo de vida han cambiado, para comprobar esto es suficiente entrar en un aeropuerto, pasar por revisiones y darse cuenta que algunas libertades o derechos se han limitado. Esta tragedia dejó preguntas sin respuestas; desde septiembre 11, los musulmanes captaron la atención del mundo como una comunidad terrorista, ¿quiénes son ellos? No todos son terroristas y tampoco muchos de ellos no saben de la agenda política de sus líderes, porque países musulmanes mostraron el ataque terrorista como una victoria musulmana. En efecto ellos no son una religión sino un poder político.Aunque este fue un terrible golpe al mundo entero, nos muestra la probabilidad de una tragedia aún mayor. Vivimos en un mundo lleno de terror, violencia y guerra. En vista de semejante caos y atrocidad, ¿cómo podemos responder como pueblo de Dios? Paz y esperanza es la respuesta y por esta causa existe la iglesia.Este es nuestro mensaje de cada domingo, desde la caída del Huerto del Edén, desde la salida de la esclavitud egipcia que terminó con la llegada de Jesús; su muerte, resurrección, ascensión al cielo y el nacimiento de su iglesia con un mensaje de liberación de la condenación eterna. Pero es inaceptable que siendo pueblo de Dios reaccionemos asustados ante una amenaza terrorista, no levantando el mensaje de paz, sino reclamando una acción militar.Ni los militares estadounidenses, promesas de fuerzas políticas de las Naciones Unidas, o alguna agencia o gobierno podrá poner fin a la destrucción. Tampoco las fuerzas de leyes y conceptos políticos bien intencionados podrán tocar y erradicar estos hechos que tienen un sólo nombre, pecado.Aun si desaparecieran los terroristas y palestinos, o que los israelitas llegaran a un acuerdo de paz y desapareciera toda bomba nuclear del planeta tierra; con todo eso el pecado y la naturaleza rebelde del ser humano no desaparecerá, ni la violencia cesará como dice Santiago 4:1.Los cristianos debemos recordar que “nuestra lucha no es contra carne y sangre, sino contra principados, potestades, gobernadores de las tinieblas de este siglo, huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.Como dijo el presidente Bush, que hemos visto la cabeza del diablo matando y destruyendo vidas sin respeto a la vida humana, ni moral ni justicia; el ataque del 911 fue una monstruosa manifestación del diablo. Sin duda, cada año, cuando llegue el mes de septiembre no podremos dejar de rendir un homenaje a todas las victimas y personas que ayudaron durante el trágico atentado, sólo Dios puede continuar sanando los corazones heridos por esta tragedia.Como iglesia no debemos poner nuestra mirada y confianza en organizaciones seculares para encontrar solución, ni encerrarnos en nuestras cuatro paredes y mantenernos pasivos esperando ayuda de alguien más, pues el Señor nos llamó a transformar y ganar el mundo entero, incluyendo los musulmanes, con el Evangelio (Hechos 17:6).La iglesia de Jesucristo es la fuerza más poderosa en la tierra que lleva paz y esperanza. Amado lector apodérese de estas palabras y verá la vida con otra perspectiva.
19:28:00


