lunes, 17 de septiembre de 2007

LAS CONSECUENCIAS DEL DIVORCIO EN LOS NIÑOS


Escrito por: Dr James Dobson


( AGENCIA LA VOZ ) PREGUNTA: Todo el mundo sabe que el divorcio es muy difícil para los hijos. ¿Qué me puede decir de una separación entre padres e hijos que se produzca por una razón que no sea el divorcio? ¿Es menos intenso el dolor para los niños cuando uno de los padres tiene una buena razón para estar lejos?
RESPUESTA: Las investigaciones confirman que las consecuencias de cualquier separación entre padres e hijos pueden ser graves. En un estudio hecho con padres cuyo trabajo les exigía estar lejos de su familia durante largos períodos de tiempo, los niños tenían tendencia a experimentar numerosas reacciones negativas, como ira, rechazo, depresión, una baja autoestima, y por lo general, un descenso en el rendimiento escolar. Estos hallazgos han sido confirmados también en otras situaciones. Algunas de estas conclusiones fueron presentadas en una conferencia en la Casa Blanca en la que yo fui uno de los oradores hace algunos años. El otro fue el doctor Armand Nicholi, profesor de siquiatría de la Universidad de Harvard. Aquel día, el doctor Nicholi explicó de qué forma las circunstancias familiares que hacen que los padres no estén accesibles a sus hijos producen algunos de los mismos efectos que produce el propio divorcio. Una serie de estudios interculturales dejaron en claro que en Estados Unidos los padres pasan menos tiempo con sus hijos, que los padres de casi todas las demás naciones del mundo. Durante décadas, millones de padres se han dedicado de manera exclusiva a sus ocupaciones y actividades fuera del hogar. Más recientemente, las madres se han unido en gran número a las fuerzas laborales, lo que hace que estén agotadas por la noche y cargadas de tareas domésticas en el fin de semana. La consecuencia es que no hay nadie en casa para atender a las necesidades de millones de preescolares solitarios y niños que regresan de la escuela a una casa vacía con la llave colgada al cuello. El doctor Nicholi expresó que lamentaba que sus comentarios hicieran sentirse incómodos y culpables a muchos padres. Sin embargo, se sentía en la obligación de informar sobre la realidad, tal como él la veía.
En lo que más insistió el doctor Nicholi (punto central de su discurso), fue en el innegable nexo entre la interrupción de las relaciones entre padres e hijos y el increíble aumento de los problemas siquiátricos que estamos viendo y que son aun más pronunciados hoy en día. Si el número de familias que no funcionan correctamente y de padres ausentes continuaba en aumento, dijo, era inevitable que se produjeran serios problemas de salud a nivel nacional. En aquellos momentos, la mitad de las camas de hospital de los Estados Unidos estaban ocupadas por pacientes siquiátricos. Esa cifra podía llegar a noventa y cinco por ciento si seguía aumentando al mismo ritmo la cantidad de divorcios, maltrato de menores, abusos deshonestos a niños y descuido de los hijos. En ese caso, dijo el doctor Nicholi, también veríamos un gran aumento de los casos de suicidio entre adolescentes, que ya han aumentado más de trescientos por ciento en veinticinco años, y también del abuso de drogas, los crímenes violentos y los problemas relacionados con la desorientación sexual.
Tengo razones para comprender algo de la angustia de la que hablaba el doctor Nicholi. Yo la sentí cuando tenía seis años. Mis padres me dejaron con mi tía durante seis meses mientras ellos viajaban. Aquella última noche que estuvimos juntos, me senté en el regazo de mi madre, mientras ella me decía lo mucho que me amaba, y que ellos volverían a buscarme tan pronto como pudieran. Entonces, se marcharon en su auto mientras caía el sol en el horizonte. Yo me quedé sentado en el suelo en la oscuridad durante un tiempo indeterminado, luchando con las lágrimas mientras me envolvía la depresión. Aquella triste noche fue tan intensa, que hoy en día puedo recordar aún su angustia, y ya han pasado más de cinco décadas.
En resumen, aun cuando la separación entre padres e hijos se produzca por razones válidas y en un hogar donde haya amor, el niño interpreta con frecuencia la ida del padre o la madre como una evidencia de rechazo. Si tenemos otra manera de hacer las cosas, no los debemos hacer pasar por esa dolorosa experiencia.

 
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