El gobierno de Thabo Mbeki expone ideas insólitas para combatir una enfermedad que mata a uno de cada seis de sus habitantes. El peligro de desperdiciar lo logrado por Nelson Mandela
( AGENCIA LA VOZ ) Sudáfrica corre el riesgo de desperdiciar en pocos años por lo que luchó y logró durante décadas: que la lucha encabezada por Nelson Mandela pueda ser perdurable en el tiempo. Y uno de los principales motivos que pueden llegar a minar esas ideas de libertad del líder negro es que sus actuales sucesores parecen empeñados en hacer todo al revés.
Es que la terrible epidemia de sida que recorre ese bello y rico país no tiene en las autoridades sanitarias la preocupación que debería teniendo en cuenta que uno de cada seis sudafricanos está destinado a morir bajo el virus del HIV.
La ministra de Salud, Manto Tshabalala-Msimang, tiene además extravagantes -y peligrosas- ideas sobre cómo curar el mal que tiene a miles de científicos abocados a encontrarle una solución en el resto del planeta. Según Manto, el sida puede curarse con una dieta de aceite de oliva, ajo y remolacha.
Pero no todo termina en los insólitos planes oficiales para combatir a la principal enfermedad que acosa al continente. El candidato a presidente, Jacob Zuma, recomienda una ducha fría para después de haber mantenido relaciones sexuales con una mujer contagiada.
Los casos de corrupción que envuelven, además, a la titular de Salud hacen creer que muchas de las ideas de libertad y progreso que instauró Mandela están perdidas.
Es que Manto, una mujer cuyos contactos la colocaron en uno de los sitios con mayor poder del gobierno sudafricano, fue acusada de haberse puesto a la cabeza de una lista de personas con necesidad de un trasplante de hígado. El alcoholismo de esta mujer es lo que la llevó a tener que apartarse de sus funciones durante un tiempo, según publicó el diario The Sunday Times de Johannesburgo.
Durante su internación, ocupó su lugar en el Ministerio de Salud la viceministra, Nozizwe Madlala-Routledge. Mucho más formada y más consciente del peligro que la enfermedad representaba, introdujo en poco tiempo políticas activas que la colocaron en lo más alto de la aceptación popular. Sin embargo, una simple excusa sirvió para apartarla del gobierno: participó sin permiso de una conferencia sobre sida en España.
En ese momento, Thabo Mbeki, el presidente sudafricano, colocó nuevamente a Manto al frente de la lucha contra el HIV. Así, la receta del aceite de oliva, la remolacha y la ducha fría volvieron como política de salud a un país que necesita otra cosa.
( AGENCIA LA VOZ ) Sudáfrica corre el riesgo de desperdiciar en pocos años por lo que luchó y logró durante décadas: que la lucha encabezada por Nelson Mandela pueda ser perdurable en el tiempo. Y uno de los principales motivos que pueden llegar a minar esas ideas de libertad del líder negro es que sus actuales sucesores parecen empeñados en hacer todo al revés.
Es que la terrible epidemia de sida que recorre ese bello y rico país no tiene en las autoridades sanitarias la preocupación que debería teniendo en cuenta que uno de cada seis sudafricanos está destinado a morir bajo el virus del HIV.
La ministra de Salud, Manto Tshabalala-Msimang, tiene además extravagantes -y peligrosas- ideas sobre cómo curar el mal que tiene a miles de científicos abocados a encontrarle una solución en el resto del planeta. Según Manto, el sida puede curarse con una dieta de aceite de oliva, ajo y remolacha.
Pero no todo termina en los insólitos planes oficiales para combatir a la principal enfermedad que acosa al continente. El candidato a presidente, Jacob Zuma, recomienda una ducha fría para después de haber mantenido relaciones sexuales con una mujer contagiada.
Los casos de corrupción que envuelven, además, a la titular de Salud hacen creer que muchas de las ideas de libertad y progreso que instauró Mandela están perdidas.
Es que Manto, una mujer cuyos contactos la colocaron en uno de los sitios con mayor poder del gobierno sudafricano, fue acusada de haberse puesto a la cabeza de una lista de personas con necesidad de un trasplante de hígado. El alcoholismo de esta mujer es lo que la llevó a tener que apartarse de sus funciones durante un tiempo, según publicó el diario The Sunday Times de Johannesburgo.
Durante su internación, ocupó su lugar en el Ministerio de Salud la viceministra, Nozizwe Madlala-Routledge. Mucho más formada y más consciente del peligro que la enfermedad representaba, introdujo en poco tiempo políticas activas que la colocaron en lo más alto de la aceptación popular. Sin embargo, una simple excusa sirvió para apartarla del gobierno: participó sin permiso de una conferencia sobre sida en España.
En ese momento, Thabo Mbeki, el presidente sudafricano, colocó nuevamente a Manto al frente de la lucha contra el HIV. Así, la receta del aceite de oliva, la remolacha y la ducha fría volvieron como política de salud a un país que necesita otra cosa.