( AGENCIALAVOZ ) Viajar con niños representa retos especiales,
porque rompe con la rutina familiar e impone
nuevas exigencias para todos. Planear con
anticipación e involucrar a los niños en la
planeación puede reducir el estrés del viaje.
Antes de partir, es mejor hablar con el médico.
Con frecuencia, los niños tienen inquietudes
médicas especiales. El médico también puede
aconsejar sobre las medicinas que se podrían
necesitar si el niño se enferma y es recomendable
conocer las dosis de los medicamentos comunes para los resfriados, reacciones alérgicas o gripe.
Aviones, trenes, buses:
Se recomienda llevar consigo refrigerios y alimentos conocidos. Esto sirve de ayuda cuando se retrasan las comidas o cuando las comidas disponibles no satisfacen los requerimientos del niño. Las galletas pequeñas, los cereales sin azúcar y el queso son buenos refrigerios. Algunos niños pueden comer fruta sin problema. Los bizcochos y los cereales azucarados sirven para niños más renuentes a comer.
Se aconseja llevar leche de fórmula premezclada para los bebés; en los aviones, las azafatas pueden ayudar a calentarla. Los tarros pequeños de comida para bebé son fáciles de llevar, ya que producen pocos desechos y se puede disponer de ellos con facilidad. A menos que se esté seguro de poder limpiar los utensilios, es mejor utilizar desechables.
La comida de las aerolíneas puede no ser atractiva para todos los niños. Muchas aerolíneas ofrecen comidas especiales, como fruta y queso, si se las solicita al menos con uno o dos días de anticipación. Se recomienda beber abundante agua, ya que viajar por avión tiende a deshidratar a las personas y las mujeres que están amamantando deben consumir más líquidos.
Los niños con frecuencia tienen problemas con los cambios de presión al aterrizar o despegar. El hecho de masticar goma de mascar sin azúcar al despegar y aterrizar ayuda a igualar la presión en el oído. La mayoría de los niños puede aprender a hacer esto alrededor de los 3 años. El uso de biberones (para los bebés), las bebidas y el uso de chupetes pueden igualmente ayudar a prevenir el dolor de oído.
Comer afuera:
Se debe intentar conservar el horario normal de comida y de sueño. Se recomienda solicitar que le sirvan primero al niño (se puede ensayar darle un bocadillo del menú o algo para comer mientras tanto). Algunos restaurantes pueden preparar comidas especiales para niños, si se les avisa con anticipación.
Se aconseja estimular a los niños a comer normalmente, pero tener en cuenta que una dieta "pobre", durante unos cuantos días, no les causará daño.
Se recomienda revisar la comida por seguridad. Ayuda adicional:
Muchas agencias y clubes de viajes ofrecen sugerencias cuando se va a viajar con niños. Se aconseja hablar con ellos y no olvidar solicitar asesoría y asistencia a las compañías de buses, de trenes o de aviación, al igual que en los hoteles.
Para viajes al extranjero, se debe consultar con las embajadas o consulados. Muchas guías de viaje indican las organizaciones que ayudan a los viajeros.
porque rompe con la rutina familiar e impone
nuevas exigencias para todos. Planear con
anticipación e involucrar a los niños en la
planeación puede reducir el estrés del viaje.
Antes de partir, es mejor hablar con el médico.
Con frecuencia, los niños tienen inquietudes
médicas especiales. El médico también puede
aconsejar sobre las medicinas que se podrían
necesitar si el niño se enferma y es recomendable
conocer las dosis de los medicamentos comunes para los resfriados, reacciones alérgicas o gripe.
Aviones, trenes, buses:
Se recomienda llevar consigo refrigerios y alimentos conocidos. Esto sirve de ayuda cuando se retrasan las comidas o cuando las comidas disponibles no satisfacen los requerimientos del niño. Las galletas pequeñas, los cereales sin azúcar y el queso son buenos refrigerios. Algunos niños pueden comer fruta sin problema. Los bizcochos y los cereales azucarados sirven para niños más renuentes a comer.
Se aconseja llevar leche de fórmula premezclada para los bebés; en los aviones, las azafatas pueden ayudar a calentarla. Los tarros pequeños de comida para bebé son fáciles de llevar, ya que producen pocos desechos y se puede disponer de ellos con facilidad. A menos que se esté seguro de poder limpiar los utensilios, es mejor utilizar desechables.
La comida de las aerolíneas puede no ser atractiva para todos los niños. Muchas aerolíneas ofrecen comidas especiales, como fruta y queso, si se las solicita al menos con uno o dos días de anticipación. Se recomienda beber abundante agua, ya que viajar por avión tiende a deshidratar a las personas y las mujeres que están amamantando deben consumir más líquidos.
Los niños con frecuencia tienen problemas con los cambios de presión al aterrizar o despegar. El hecho de masticar goma de mascar sin azúcar al despegar y aterrizar ayuda a igualar la presión en el oído. La mayoría de los niños puede aprender a hacer esto alrededor de los 3 años. El uso de biberones (para los bebés), las bebidas y el uso de chupetes pueden igualmente ayudar a prevenir el dolor de oído.
Comer afuera:
Se debe intentar conservar el horario normal de comida y de sueño. Se recomienda solicitar que le sirvan primero al niño (se puede ensayar darle un bocadillo del menú o algo para comer mientras tanto). Algunos restaurantes pueden preparar comidas especiales para niños, si se les avisa con anticipación.
Se aconseja estimular a los niños a comer normalmente, pero tener en cuenta que una dieta "pobre", durante unos cuantos días, no les causará daño.
Se recomienda revisar la comida por seguridad. Ayuda adicional:
Muchas agencias y clubes de viajes ofrecen sugerencias cuando se va a viajar con niños. Se aconseja hablar con ellos y no olvidar solicitar asesoría y asistencia a las compañías de buses, de trenes o de aviación, al igual que en los hoteles.
Para viajes al extranjero, se debe consultar con las embajadas o consulados. Muchas guías de viaje indican las organizaciones que ayudan a los viajeros.