ARGENTINA-. ( AGENCIALAVOZ ) pocos días de la muerte de Adelfa Volpes, la mujer que hace menos de un mes se había casado con un joven 58 años menor que ella, muchas son las versiones y especulaciones que circulan en torno a su herencia. “¡Que bien que la hizo el flaco!”.
“La señora no quería dejarle la fortuna a los parientes por eso se casó con un extraño”. “Ella tenía un propósito y lo cumplió: amparó a Reinaldo”. “Adelfa no era ninguna tonta, por eso hizo lo que hizo, seguramente el único que estaba a su lado era el pibe, así que está bien que lo haya recompensado”. Son algunos de los cientos de mensajes que llegaron a cuando se supo que la mujer había fallecido. Sin embargo, son varios los indicios que dan cuenta de una boda concretada por inquietud de Adelfa y Reinaldo Waveqche. Y no por cuestiones legales para desheredar a la familia de la señora o por un interés económico de parte del muchacho para quedarse con las posesiones de su por entonces pareja. En primer lugar, cabe mencionar que Adelfa era soltera y no tenía hijos. Por ende, no poseía herederos forzosos. “Si hubieran existido herederos de ese tipo, la mujer sólo podía testar a favor del chico el quinto por ciento. En ese caso, no hacer el testamento y casarse hubiese sido una forma de ampararlo y de que reciba una porción mayor. Hubiera heredado igual que un hijo”, explica a el abogado Emilio Raal. Por otra parte, conforme al artículo 3573 del Código Civil el llamado matrimonio “in extremis” impide el nacimiento de la vocación sucesoria cuando, enfermo uno de los cónyuges al celebrarse el matrimonio, muriese de esa misma enfermedad dentro de los 30 días siguientes, salvo que el matrimonio se hubiere celebrado para regularizar una situación de hecho. Teniendo en cuenta que Adelfa murió a los 24 días de casarse, a simple vista, es factible pensar que se cumple una de las causales de exclusión de su cónyuge en el reparto de la herencia. Pero, según aclara a el representante legal de Reinaldo, Raúl Berizo, en principio, existía una relación de hecho que se regularizó. “Llevaban casi diez años de convivencia y unos seis en pareja. Y además, Adelfa no tenía ninguna enfermedad preexistente”, explicó el abogado. En tercer lugar, la mujer no tenía grandes y costosos bienes. Según Berizo, para que haya conveniencia tiene que haber algo que convenga. Hecho que no se cumplía en el caso de la anciana, ya que no era multimillonaria. “Tenía un sueldo de 1300 pesos mensuales y la propiedad donde vivía. Pero es una casa común y corriente en la ciudad de Santa Fé con unos 60 años de antigüedad”, comentó el abogado, quien también contó que hasta el día de la fecha, no posee datos concretos de que existan otros bienes. El cuarto dato que refuta la hipótesis de un casamiento por interés es el testamento que Adelfa hizo mucho antes de la boda en favor de su joven pareja y del que Berizo da fe de su existencia. “En este momento lo tengo en mi poder. Hace varios años, la mujer redactó de puño y letra que le dejaba la casa al muchacho”, afirmó. La quinta y última razón es el amor que se profesaban públicamente antes sus conocidos y, en los últimos días, ante los medios de comunicación. Es más, la mismísima anciana había contado que fue ella quien lo avanzó para llegar a los papeles. Reinaldo aceptó “con gusto” y desde ese momento el cariño de ambos “se afianzó de otra manera”. Sin embargo, “los papeles no cambian nada”, aseguraba el joven el pasado 28 de septiembre, día de la boda.
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