AFGANISTAN-. ( AGENCIALAVOZ ) Una mujer que trató de evitar que su hijo llevara a cabo un atentado suicida provocó una explosión en su casa. Como resultado, murieron ella, el hijo y tres de los hermanos del joven, según informó ayer la Policía afgana.
El joven terrorista estudiaba en una escuela religiosa de Paquistán. Este fin de semana, cuando volvió a su casa en la provincia de Oruzgan, en el sur de Afganistán, anunció que planeaba realizar un atentado suicida, declaró el vocero del Ministerio del Interior, Zemeri Bashary. Miembros de la familia -de la que no se dieron mayores datos- dijeron que el joven había entregado 3.600 dólares a sus parientes antes de comunicarles sus planes de detonarse con un explosivo.
El terrible caso evocó para muchos expertos la experiencia contraria de las mujeres suicidas, que es un fenómeno que crece en el mundo islámico alimentado -en general- por el sojuzgamiento económico y la falta de proyectos vitales.
El 9 de noviembre de 2006 cobró notoriedad el caso de Murielle Degauque, la joven 38 años de origen belga que se convirtió al islam y se hizo estallar al pasar ante policías en Bagdad. La joven se había movido siempre en barrios humildes y trabajado como moza en un café.
En noviembre de 2005, la TV jordana difundió una cruda confesión: “Entramos al hotel, donde había una boda. Mi marido hizo estallar su cinturón de explosivos. Traté de detonar mi bomba, pero fallé“. La frase resumía la aterradora experiencia de Sajida al Rishawi, de 35 años, y su participación en dos atentados suicidas contra los hoteles Grand Hyatt y el Days Inn, que dejaron 57 muertos.
El terrible caso evocó para muchos expertos la experiencia contraria de las mujeres suicidas, que es un fenómeno que crece en el mundo islámico alimentado -en general- por el sojuzgamiento económico y la falta de proyectos vitales.
El 9 de noviembre de 2006 cobró notoriedad el caso de Murielle Degauque, la joven 38 años de origen belga que se convirtió al islam y se hizo estallar al pasar ante policías en Bagdad. La joven se había movido siempre en barrios humildes y trabajado como moza en un café.
En noviembre de 2005, la TV jordana difundió una cruda confesión: “Entramos al hotel, donde había una boda. Mi marido hizo estallar su cinturón de explosivos. Traté de detonar mi bomba, pero fallé“. La frase resumía la aterradora experiencia de Sajida al Rishawi, de 35 años, y su participación en dos atentados suicidas contra los hoteles Grand Hyatt y el Days Inn, que dejaron 57 muertos.
3:48:00


