sábado, 24 de noviembre de 2007

Dia de Accion de Gracias


Por Rubén Proietti.


ARGENTINA-. ( AGENCIALAVOZ ) Días atrás un hermano en Cristo me preguntó: "Pastor, ¿por qué no celebramos un ‘Día de acción de gracias’ en nuestro país?" Debo admitir que nunca reparé en la carencia de una celebración así en la Argentina, probablemente porque los argentinos solemos asociarla con la cultura anglosajona, específicamente la estadounidense.
Pero, para ser honestos, varios de los festejos de nuestro país son "importados" (día de la madre, día del padre, etc.), incluso los productos "estrella" más recientes: el "día de los enamorados" y "Halloween". La idea de establecer un día específico del año para aquietar nuestros espíritus, hacer un balance espiritual y darle gracias a Dios no es descabellada. ¿Acaso no celebramos la Navidad? ¿Y la Semana Santa? Hasta en el Preámbulo de la Constitución Nacional reconoce a Dios como "fuente de toda razón y justicia". ¿Acaso no hay motivos para estar agradecidos a dicho Dios? El Señor nos manda en su Palabra: "Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad" (1 Tim. 2.1-4). Y otra vez: "La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén" (Ap. 7.12). ¡Rogativas! ¡Oraciones! ¡Peticiones! ¡Y acciones de gracias! Para dar gloria a su nombre, para transformar nuestra sociedad. Como tradición cristiana protestante, el Día de Acción de Gracias tiene su origen en el año 1623 d.C., exactamente 153 años antes de que los Estados Unidos se constituyeran como país. En noviembre de aquel año, después de cosechar los cultivos, el gobernador de la colonia de peregrinos "Plymonth Plantation" dijo: "todos ustedes, peregrinos, con sus esposas e hijos, congréguense en la casa comunal, en la colina... para escuchar al pastor, y dar gracias a Dios Todopoderoso por todas sus bendiciones". Tal es el origen de la mencionada conmemoración. Un consiervo me decía en cierta ocasión: "el hecho de que algunas fiestas se celebren sin el sentido original, para nada invalida la celebración de dichas fiestas". ¡Cuánta razón! Al acercarnos al fin del año 2007 por todas partes nos topamos con bellos ornamentos navideños, de los más variados colores y formas. Luego, entre los meses de marzo y abril llega el furor de la venta de huevos de chocolate. Pero los cristianos bíblicos no confundimos el arbolito con el milagro de Dios hecho hombre durante la Navidad, ni tampoco se nos nubla el entendimiento ante tantos conejos y fines de semana largos con la Cruz de Cristo y la Pascua de Resurrección. ¡Pues entonces que el pavo y el consumo masivo que ocurre en otras latitudes durante el Día de Acción de Gracias no nos impida soñar con la celebración de una fecha así en nuestra amada República Argentina! Son muchos los motivos para estar agradecidos y, de hecho, como hijos e hijas de Dios diariamente debemos practicar un estilo de vida que refleje gratitud al Señor, "quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos" (2 Tim. 1.9). Debemos estar agradecidos a Dios por nuestras familias, por nuestros hermanos y amigos, por el Cuerpo de Cristo extendido por toda la tierra, por nuestra patria, por nuestros gobernantes, etc. En fin, por todas las bendiciones y las misericordias que Dios ha tenido con nosotros durante el año. Sin ánimos de abarcar todos los tópicos por los que debemos estar agradecidos, públicamente propongo que los evangélicos constituyamos a partir del año próximo un “Día nacional de acción de gracias”. ¿Qué les parece? Se sumaría, pues, a las dos fechas especiales que hemos constituido desde hace pocos años: "El día nacional de oración" (el 31 de octubre, que principalmente es "el día de la Reforma"), y "El día nacional de evangelización" (el sábado previo a la Navidad). En definitiva, todo lo que proyectamos y hacemos debe tender a que la Argentina vuelva su rostro al Creador, el único dador de vida, paz, abundancia, prosperidad, de modo que el quiebre espiritual de nuestra nación (rendida a los pies de Jesucristo) sea una realidad palpable. Qué magnífica oportunidad, entonces, para constituir un día en el que levantar el Nombre del Señor y cantar: "Nosotros celebraremos tu victoria, y en el nombre de nuestro Dios desplegaremos las banderas. ¡Que el Señor cumpla todas tus peticiones!" (Salmo 20.5).

 
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