INDIA -. ( AGENCIALAVOZ ) Se les ve en casi todas partes de las grandes ciudades de la India: niños pobres, indigentes, viven y pasan el tiempo en las calles. Algunos logran conseguir suficiente dinero para comprar un plato de arroz. La creciente economía está creando nuevas riquezas y oportunidades en la India.
Pero, según el director Sajan George del Concilio Global de Indios Cristianos, en ciudades como Bangalor, miles de niños y adolescentes no se benefician del éxito económico.
“Tenemos unos 800 mil huérfanos, niños callejeros y niños que trabajan casi como esclavos. Es un gran número sólo en la ciudad de Bangalor. Y les están robando su niñez y su juventud”, dijo George.
Niños como Sangeetha quien ahora tiene doce años, desde los nueve años, enrollaba palitos de incienso en vez de asistir a la escuela. Se ganaba el equivalente a 20 centavos de dólar al día.
“No me gustaba… me dolían las manos, tenía fiebre y tos, me sentía muy triste”, dijo la estudiante Sangeetha. La niña externó que se sentía así porque quería ir a la escuela y estudiar.
George explicó que “en primer lugar, para los palitos de incienso usan químicos y no usan guantes, ninguna medida para protegerse. Son catorce o quince horas diarias de trabajo y a veces más. Y aparte de eso, muchas de las niñas son abusadas por quienes las emplean, que no lo consideran como un delito sino un derecho, como miembros de una casta superior, abusar a estas mujeres”.
Muchos de los niños son Dalits – conocidos como ‘los intocables’ – la clase más baja del sistema indio de castas.
Pobres y sin educación, los niños Dalit están atrapados en una cultura callejera de drogas, delincuencia y prostitución.
Entre los indigentes aquí en Bangalor están los niños Kumar, David y Priah. Viven bajo esta cubierta que no es nada más que bambú y unas bolsas de grano. Pero hay esperanza para estos niños. Un ministerio cristiano les provee educación.
Algunos de los niños pobres reciben educación y orientación vocacional en la Fundación Yuválok.
Este ministerio cristiano comenzó desde hace diez años para alcanzar a los recogedores de desechos. Estos son los niños que escarban en la basura buscando botellas y otras cosas reciclables.
Hoy 260 niños de tres a cinco años de edad asisten a clases en Yuválok. 150 niños mayores reciben capacitación del proyecto laboral para niños.
Algunos viven aquí y todos reciben atención médica, comida y enseñanza espiritual.
“No estamos conformes con lo que estamos haciendo. Si, por la gracia de Dios, la gente viene y dice que hacemos una buena obra, pero hay miles de niños que todavía no han escuchado que Jesús les ama. Queremos que esta visión salga a toda la iglesia y que cada cristiano asuma su responsabilidad de ministrar a los pobres”, dijo Daniel de la Fundación Yuvalok.
La joven Sangeetha dice que está feliz porque está en un aula en vez de la calle. “Me gusta mi maestra. Estudio mucho ahora. Soy una buena alumna”, enfatizó la niña.
Sangeetha es optimista en cuanto a su futuro y dice que estudiará para llegar a ser una ingeniera en computación.
“Vemos que cuando cambian las vidas de estos niños, vuelven a sus comunidades y a sus familias y les cuentan lo que Dios esta haciendo en sus vidas”, dijo Daniel.
Estos cristianos están invirtiendo en las vidas de los niños indios - niños que estarían de otra manera en las calles - que les dan una esperanza y un futuro.
19:55:00


