Balti, Moldavia -. ( AGENCIALAVOZ ) Las tonalidades de azules se reflejan en las paredes del apartamento donde los creyentes se reúnen para orar. Sobre sus rodillas, forman un semicírculo alrededor de la mesa del café, pronuncian las voces de los antiguos vecinos quienes ahora viven a horas, y algunos casos a días de distancia.
Pero a estos creyentes no les importa donde están ubicados, ellos comparten un hogar en común de la Iglesia cerca de cuarto de comedor en Balti, Moldavia. Desde 1987, la Iglesia Bautista Betania ha enviado a cerca de 80 miembros a servir como misionero en Moldova, Ucrania y Rusia.
“Aquí hay una necesidad muy grande y en otras partes de la Unión Soviética”, dijo Eugeni Munteanu, pastor de oración de Betania. “Los hermanos dejaron sus casas y sus apartamentos para irse al desierto.”
En 1997, el ministro de niños de Betania Andrey Malanciuc y el pastor de misiones Vasiliy Sazikin iniciaron un grupo de oración con cuatro familias quienes se encontraban semanalmente para orar por los misioneros enviados por la iglesia. En la actualidad este grupo está conformado por 13 familias quienes regularmente interceden por estos misioneros.
Malanciuc considera que la oración es fundamental para los misioneros que envía la Iglesia Bautista de Betania.
“Es como una clase de Iceberg”, dijo Malanciuc. “Usted no puede ver la parte más grande bajo el agua. Nosotros no conocemos mucho de los ministerios de misiones, y no podemos ver siempre los resultados de nuestros intercesores, pero nosotros creemos y oramos. Y nosotros sabemos que este ministerio está ligado a nuestros intercesores.”
Debido a las condiciones de pobreza de esta nación al este de Europa, los creyentes de Betania no pueden apoyar económicamente a estos misioneros. Esto, lejos de impedir el crecimiento o el trabajo misionero en Moldavia, más bien lo incentiva.
Pero a estos creyentes no les importa donde están ubicados, ellos comparten un hogar en común de la Iglesia cerca de cuarto de comedor en Balti, Moldavia. Desde 1987, la Iglesia Bautista Betania ha enviado a cerca de 80 miembros a servir como misionero en Moldova, Ucrania y Rusia.
“Aquí hay una necesidad muy grande y en otras partes de la Unión Soviética”, dijo Eugeni Munteanu, pastor de oración de Betania. “Los hermanos dejaron sus casas y sus apartamentos para irse al desierto.”
En 1997, el ministro de niños de Betania Andrey Malanciuc y el pastor de misiones Vasiliy Sazikin iniciaron un grupo de oración con cuatro familias quienes se encontraban semanalmente para orar por los misioneros enviados por la iglesia. En la actualidad este grupo está conformado por 13 familias quienes regularmente interceden por estos misioneros.
Malanciuc considera que la oración es fundamental para los misioneros que envía la Iglesia Bautista de Betania.
“Es como una clase de Iceberg”, dijo Malanciuc. “Usted no puede ver la parte más grande bajo el agua. Nosotros no conocemos mucho de los ministerios de misiones, y no podemos ver siempre los resultados de nuestros intercesores, pero nosotros creemos y oramos. Y nosotros sabemos que este ministerio está ligado a nuestros intercesores.”
Debido a las condiciones de pobreza de esta nación al este de Europa, los creyentes de Betania no pueden apoyar económicamente a estos misioneros. Esto, lejos de impedir el crecimiento o el trabajo misionero en Moldavia, más bien lo incentiva.
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