MEXICO-. ( AGENCIALAVOZ) Tras días de fuertes lluvias en el estado de Tabasco, México, los ríos se desbordaron, e inundaron la capital, Villahermosa. Las aguas subieron, cubrieron las casas, se llevaron el trabajo de años de sus habitantes. Las autoridades pidieron a la gente que se trasladara a zonas más elevadas o abandonaran el lugar.
Este es sólo una pequeña semblanza de lo que las autoridades de Tabasco, reconocen como las peores inundaciones de los últimos 50 años. En este estado mexicano la inundación alcanzó el 80% de su territorio. Pero en medio de la tragedia miles de cristianos trabajan y se mantienen unidos en el dolor y la esperanza, con las víctimas de este desastre natural, facilitan sus casas como centros de acopio para colectar ropa, medicinas y alimentos y a la vez sirven como albergues temporales para las familias afectadas. En Chiapas, los pastores de municipios indígenas enviaron a cientos de jóvenes para colaborar con las autoridades federales. El presidente mexicano Felipe Calderón dijo que “somos plenamente concientes de la extrema gravedad que se vive en el estado de Tabasco.”“Miles y miles de tabasqueños lucharon tratando de detener el agua prácticamente fue imposible”, dijo el Gobernador de Tabasco, Andrés Granier.Uno de los rostros de esta tragedia dijo que las “cosas materiales no sacamos casi nada… todo quedó allá”. Mientras que una anciana damnificada externó que “se me acabaron mis animales y nada saqué yo… de repente nos llegó a la casa el agua y nos salimos”.México se duele por el dolor de sus habitantes. El estado costeño de Tabasco quedó bajo las aguas por intensas lluvias que en 3 días provocaron el desbordamiento de ríos, lagunas y presas e inundaron el 80% del estado. La tragedia dejó decenas de desaparecidos y más de un millón cien mil damnificados que lo perdieron todo.“Sabemos que ésta no es sólo la peor catástrofe natural en la historia del Estado sino, me atrevo a asegurar una de las peores de la historia reciente del país”, dijo el presidente Calderón.El ejército mexicano fue rápidamente desplazado a Villahermosa, la capital de Tabasco, para construir diques, proveer víveres y resguardar la calma del lugar. Pero un verdadero ejército de cristianos estuvo ahí desde el primer día, para restaurar la confianza de su pueblo, tal y como lo afirma el pastor Esteban Montalvo de Villa Hermosa, Tabasco.“En este albergue tenemos 130 personas pero en frente tenemos otras 40, tenemos otro albergue en Avenida Universidad que tenemos 70 personas, y estamos apoyando otro albergue de hermanos que recibieron a la gente pero no tenía recursos. Así que en total unos 600, 650 personas estamos atendiendo”, externó Montalvo.Tabasco es uno de los estados con mayor porcentaje de cristianos en México, por eso a la Iglesia no le es difícil compartir del amor de Dios, en forma práctica.En los albergues, aún los no creyentes pueden reconocer que es la protección de Dios y el amor de los voluntarios lo que aminora el dolor. “En general, Dios ha sido bueno porque a pesar de que hay mucha agua, hay mucha ayuda. Si la mano poderosa nos deja, ¿a donde iremos?; solamente por medio de El es que podemos tener un poco de paz un poco de tranquilidad y también la esperanza de seguir adelante”, dijo uno de los afectados por esta inundación.Esperanza es lo que la Iglesia trajo a los tabasqueños después de la tragedia. Los cristianos llevaron alivio y ejemplo a una comunidad que poco a poco recobra el optimismo.Pero el pastor Montalvo no pierde el optimismo “en este tiempo difícil hemos podido ver una vez más la mano de Dios…Sabemos que lo que viene todavía son meses en los cuales se va a necesitar mucho ahora Dios ha suplido…está viniendo bendición para alimentar a la gente…”.Agregó el pastor, “oren por este Estado, que es el segundo en el país con mayor población cristiana, pero creo que ahorita va a crecer de una manera formidable.”El ánimo que este ejército de cristianos que se calcula en más de 600 mil, sigue con la voluntad de literalmente calmar las aguas en tabasco.
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