19:18:00
Tonga-. (AGENCIALAVOZ ) En el reinado de Tonga se reunió durante la semana pasada el Comité Internacional de las Mujeres coordinadoras del Movimiento de la Moneda Más Pequeña (MMP), un movimiento de mujeres en las iglesias que promueven la oración por la Paz, Justicia y Reconciliación. Este movimiento celebra su jubileo— 50 años- como movimiento global iniciado en el año 1956.
En América Latina, la representante está a cargo de la coordinación de la Pastoral de Mujeres y Justicia de Género del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI). Por tal motivo la pastora Judith Van Osdol participó para dar una ponencia sobre el movimiento en América Latina y el Caribe.
“Es notable que el Asia y el África dominan tanto en la agenda como en el imaginario global en muchas de las agencias de desarrollo así como en movimientos como la MMP. Tenemos que luchar mucho para insistir en un equilibrio y presencia desde nuestra región. Sin embargo, creo que desde América Latina podemos aportar una voz muy importante en el escenario internacional”, afirmó Van Osdol.
La teóloga luterana habló de los contrastes teológicos y de análisis que existen en América Latina. Informó sobre el próximo volumen del Círculo de Oración, (Vol. 19) en que el aparecerán reflejadas las voces de las mujeres de América Latina, incluyendo mujeres indígenas, “a quienes dimos un lugar privilegiado en el libro y que para mí son las más potentes de la publicación”, enfatizó.
En su informe, subrayó que la teología y las propuestas que Latinoamérica está mostrando al mundo son impresionantes. “Solo que desconocen nuestra voz por otras razones. América Latina no ¨está de moda¨ en el imaginario internacional de turno”.
La MMP acompaña proyectos de mujeres en todo el mundo; Van Osdol enfatizó que todos los años la región presenta proyectos que provienen de las mujeres e iglesias latinoamericanas. Marcó la notable diferencia entre los proyectos de esta región y otras. Las mujeres e iglesias de América Latina presentaron proyectos principalmente de formación y educación, alfabetización, capacitación principalmente, mientras los proyectos del África eran casi todos micro emprendimientos. “Se ve una marcada diferencia en las prioridades de las regiones, y otra vez, una lucha para defender las prioridades puestas por nuestras propias mujeres. Tenemos una voz única; el problema es defenderla y hacerla trascender en el escenario internacional”, dijo la pastora.
“Es notable que el Asia y el África dominan tanto en la agenda como en el imaginario global en muchas de las agencias de desarrollo así como en movimientos como la MMP. Tenemos que luchar mucho para insistir en un equilibrio y presencia desde nuestra región. Sin embargo, creo que desde América Latina podemos aportar una voz muy importante en el escenario internacional”, afirmó Van Osdol.
La teóloga luterana habló de los contrastes teológicos y de análisis que existen en América Latina. Informó sobre el próximo volumen del Círculo de Oración, (Vol. 19) en que el aparecerán reflejadas las voces de las mujeres de América Latina, incluyendo mujeres indígenas, “a quienes dimos un lugar privilegiado en el libro y que para mí son las más potentes de la publicación”, enfatizó.
En su informe, subrayó que la teología y las propuestas que Latinoamérica está mostrando al mundo son impresionantes. “Solo que desconocen nuestra voz por otras razones. América Latina no ¨está de moda¨ en el imaginario internacional de turno”.
La MMP acompaña proyectos de mujeres en todo el mundo; Van Osdol enfatizó que todos los años la región presenta proyectos que provienen de las mujeres e iglesias latinoamericanas. Marcó la notable diferencia entre los proyectos de esta región y otras. Las mujeres e iglesias de América Latina presentaron proyectos principalmente de formación y educación, alfabetización, capacitación principalmente, mientras los proyectos del África eran casi todos micro emprendimientos. “Se ve una marcada diferencia en las prioridades de las regiones, y otra vez, una lucha para defender las prioridades puestas por nuestras propias mujeres. Tenemos una voz única; el problema es defenderla y hacerla trascender en el escenario internacional”, dijo la pastora.
