22:28:00
Perú-. ( AGENCIALAVOZ ) El pasado 15 de agosto un terremoto de 7.9 en la escala de Ritcher golpeó la costa central de Perú devastando las ciudades de Chincha, Pisco y los alrededores de Ica. Cerca de 320.000 personas tuvieron que lidiar con el ver sus casas en escombros y con el quedarse sin electricidad, agua y sistemas de alcantarillado.
Muchas personas viven aún en tiendas, soportando el frío, sin ninguna comodidad para bañarse o para preparar sus propios alimentos, en medio del polvo y los escombros.
Después del sismo cerca de 14 hospitales quedaron destruidos y 114 presentaban daños. Los que seguían aún funcionando sobrepasaron su capacidad, fue necesario traer médicos de la ciudad capital de Lima, y los medicamentos eran insuficientes.
Al principio los hospitales y los centros de salud estaban repletos de pacientes con fracturas, confusión, estrés y pánico. Ahora los problemas principales son las infecciones respiratorias, la diarrea y las enfermedades cutáneas. La ansiedad es todavía un problema significativo entre las personas debido a sus preocupaciones de vivienda y de las réplicas que podían estar por venir.
Cuarenta y cinco días después del desastre, los médicos iniciaron programas de capacitación para mamás en los centros de salud a fin de ayudarles a mejorar su higiene. Organizaciones humanitarias, tales como, Visión Mundial brindaron apoyo emocional a niños y niñas. Aún hay personas adultas que presentan cuadros cardiacos a pesar de los esfuerzos realizados para ayudar a manejar el estrés en los adultos.
“Muchas personas viven en tiendas, no tienen nada, perdieron sus casas y ahora se enferman, especialmente los niños y las niñas. Si no pueden obtener los medicamentos del hospital no los obtendrán por fuera porque no tienen dinero”, dice Ana Alvitez, farmacéutica del centro de salud de Subtanjalla.
Hace unos pocos días Visión Mundial donó antibióticos, analgésicos, antiinflamatorios, antidepresivos, sueros y otros medicamentos al centro de salud en Subtanjalla, uno de los distritos más afectados de Ica. Ahora el centro de salud puede brindar más ayuda a sus pacientes.
El centro de salud de Subtanjalla atiende directamente a una población de 8.500 personas, y asiste a otros tres puestos de salud pequeños en las zonas aledañas.
Después del sismo cerca de 14 hospitales quedaron destruidos y 114 presentaban daños. Los que seguían aún funcionando sobrepasaron su capacidad, fue necesario traer médicos de la ciudad capital de Lima, y los medicamentos eran insuficientes.
Al principio los hospitales y los centros de salud estaban repletos de pacientes con fracturas, confusión, estrés y pánico. Ahora los problemas principales son las infecciones respiratorias, la diarrea y las enfermedades cutáneas. La ansiedad es todavía un problema significativo entre las personas debido a sus preocupaciones de vivienda y de las réplicas que podían estar por venir.
Cuarenta y cinco días después del desastre, los médicos iniciaron programas de capacitación para mamás en los centros de salud a fin de ayudarles a mejorar su higiene. Organizaciones humanitarias, tales como, Visión Mundial brindaron apoyo emocional a niños y niñas. Aún hay personas adultas que presentan cuadros cardiacos a pesar de los esfuerzos realizados para ayudar a manejar el estrés en los adultos.
“Muchas personas viven en tiendas, no tienen nada, perdieron sus casas y ahora se enferman, especialmente los niños y las niñas. Si no pueden obtener los medicamentos del hospital no los obtendrán por fuera porque no tienen dinero”, dice Ana Alvitez, farmacéutica del centro de salud de Subtanjalla.
Hace unos pocos días Visión Mundial donó antibióticos, analgésicos, antiinflamatorios, antidepresivos, sueros y otros medicamentos al centro de salud en Subtanjalla, uno de los distritos más afectados de Ica. Ahora el centro de salud puede brindar más ayuda a sus pacientes.
El centro de salud de Subtanjalla atiende directamente a una población de 8.500 personas, y asiste a otros tres puestos de salud pequeños en las zonas aledañas.
