jueves, 29 de noviembre de 2007

Vivió en la calle y ahora es una empresaria exitosa


ARGENTINA-. ( AGENCIALAVOZ ) Era soltera y quedó embarazada. Su familia la echó de la casa, y con su bebé recién nacido en brazos vagó un año por la Ciudad. Pero su vida cambió y llegó a tener un capital de un millón de dólares. La historia

Ruth Ramanauskas es una exitosa empresaria. Actualmente lleva adelante emprendimientos sociales, y antes regenteó institutos de inglés. Sin embargo, la vida no fue fácil para ella. A los 25 años, y con un bebé recién nacido, las calles porteñas fueron su único hogar.Fue la propia Ruth la que contó en Radio 10 su historia. Ella vivía en los Estados Unidos cuando quedó embarazada. Su familia no aceptó su idea de ser madre soltera, por lo que la echó de su casa. "Son buenas personas, pero no les cayó bien mi decisión de tener un hijo fuera del matrimonio", afirmó. Por eso, sola, viajó a la Argentina.En 1986, pasó un tiempo en una pieza alquilada en el barrio de Belgrano. Pero sus penurias económicas hicieron que deba abandonar ese lugar, con Alexander, su hijo recién nacido, en brazos. Y sólo le quedó la intemperie.La primera noche la pasó viajando, indefinidamente, sobre un tren que unía las estaciones de Retiro y Tigre. Cuando se terminó el servicio, se fue a la entrada de una confitería a dormir. A la mañana siguiente, se aseó junto a su hijo en el baño de una estación de servicio. Por varios días, esa fue su rutina. Sólo comía galletitas y queso."El año que viví en la calle con mi bebé me marcó. Pero uno tiene dos opciones, quedarse llorando en una esquina o salir adelante. Y pienso que cuando uno se queda sin comida, sin techo y sin dinero y con un bebé recién nacido en brazos tiene que luchar, porque tiene esa vida por quien luchar", afirmó Ruth.Sin embargo, las cosas comenzaron a cambiar para ella. Su padre le ofreció un departamento que la familia tenía en Mar del Plata para que se alojara. Se decidió entonces a viajar a la Costa, con una propuesta de trabajo en un banco de la ciudad. Ya allí, creyó que lo mejor sería despuntar una vocación que tenía dormida: la docencia. "Había estudiado en los Estados Unidos para profesora de español como segunda lengua", contó la mujer. Por eso, montó en un pequeño departamento junto a una amiga un instituto de inglés. A los tres años, contaba con una matrícula anual de mil alumnos. Luego de pasar seis años en Mar del Plata, había alcanzado un patrimonio de casi un millón de dólares, repartidos en casas e institutos de inglés. Las personas que no conocían su historia "pensaban que tenía el mundo en las manos", señaló Ruth.
Circunstancias familiares hicieron que volviese a los Estados Unidos. Pero tiempo después retornó a la Argentina, esta vez, a Buenos Aires. La empresaria dijo: "Tuve que empezar de nuevo". Una propuesta de su jefe en una consultora la puso de nuevo en el mercado de los institutos de inglés.Hoy lleva adelante un emprendimiento social: enseña a las ONG y bolsas de trabajo a pintar y empapelar paredes, como una salida laboral para los desempleados.

 
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