lunes, 31 de diciembre de 2007

Multitudinaria asistencia al acto en la Plaza de Colón en defensa de la familia cristiana


MADRID.-( AGENCIALAVOZ.COM ) "Saludo a los participantes en el Encuerno de las Familias, que se está llevando a cabo este domingo en Madrid". Eran las 12 en punto de la mañana. El Papa salía a la ventana de los Palacios apostólicos y, por vez primera en la Historia, se dirigía en directo por videoconferencia a los más de millón y medio de personas congregadas, según los organizadores. Desde la Plaza de San Pedro de Roma a la plaza de Colón de Madrid llegaba el aliento del Papa. Entre vítores y aplausos. Fue el momento culminante de la fiesta de la familia cristiana.


Desde Roma, Benedicto XVI afirmaba que "vale la pena trabajar por la familia y el matrimonio, porque vale la pena trabajar por el hombre". El Papa apuntaba también que "los padres tienen la obligación fundamental de educar sus hijos en la fe". Asimismo, invitaba a las familias cristianas a "experimentar el proceso de amor del Señor en sus vidas" a través del matrimonio y la familia, que son "el testimonio en el mundo" del amor de Cristo por los hombres.
"La familia, fundada en el matrimonio, comunión indisoluble del hombre y la mujer, constituye el ámbito en que la vida del hombre está protegida", afirmaba Benedicto XVI.
Y la Plaza de Colón prorrumpía en una enorme ovación. El Papa estaba con la familia cristiana española en su gran fiesta. Y con una mensaje más largo de lo previsto. "¡Muchas gracias y felices fiestas!", se despedía desde Roma Benedicto XVI.
El cardenal de Madrid fue el gran triunfador de la jornada. A su lado, más de 40 obispos. Seguramente los que le auparán de nuevo a la presidencia del episcopado en las elecciones del próximo mes de marzo. Un poco más allá, los 'comandantes en jefe' de sus 'legiones', los nuevos movimientos neoconservadores de la Iglesia, en los que se ha apoyado a lo largo de sus 13 años en Madrid. Y a sus pies, una ingente multitud de personas y familias cristianas. Personas mayores y jóvenes, matrimonios con sus hijos e, incluso, con sus bebés. Más de un millón, según la Comunidad de Madrid. Más de dos millones, según los organizadores. El típico baile de cifras. En cualquier caso, una enorme multitud, que salió a la calle, en una día soleado pero frío, a defender la familia cristiana.
'¡No hay tiempo que perder! Urge la respuesta cristiana a esta pregunta crucial para nuestro futuro, el de España'
El cardenal de Madrid, exultante, ofició de maestro de ceremonia. Y consiguió dos milagros: que interviniese el Papa en directo desde Roma y que la gente acudiese en masa. Para dejar constancia clara y pública de que la Iglesia no es una realidad marginal ni sectaria en la sociedad española. Y a menos de tres meses de las elecciones generales.
Una celebración de la Palabra, tras una breve procesión de la imagen de la Virgen de la Almudena (la auténtica, que nunca sale de la catedral) sirvió de marco a la homilía del cardenal de Madrid. Larga y, por momentos, vibrante. Y con continuos dardos contra el Gobierno.
Rouco criticó que se estén fomentando "principios y estilos de vida opuestos al matrimonio indisoluble y a la transmisión de la vida", y que eso "se posibilite y favorezca jurídicamente por las leyes vigentes". Recordó que "el origen y el fin del matrimonio, sus elementos constitutivos y sus principios vienen determinados por Dios a través de la ley natural", y que ni los grupos sociales ni la autoridad del Estado "pueden manipular a su gusto esos principios y elementos esenciales".
"¡No hay tiempo que perder! Urge la respuesta cristiana a esta pregunta crucial para nuestro futuro, el de España, el de Europa y el de toda la humanidad", dijo con vehemencia el cardenal. A su juicio la respuesta está "en la verdad de la familia" y en el testimonio. Porque "las familias cristianas han querido ofrecer un testimonio público, festivamente expresado, de que en la experiencia cristiana de la familia se descubre, recibe y vive el gran Don del Amor".
Eso sí, el cardenal recalcó que "ofrecemos ese testimonio, no lo imponemos", pero "sí pedimos que sea comprendido, que sea aceptado". Porque, según el cardenal, "nos entristece tener que constatar que nuestro ordenamiento jurídico ha dado marcha atrás respecto a lo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas reconocía y establecía hace ya casi sesenta años, a saber: que 'la familia es el núcleo natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a ser protegida por la sociedad y por el Estado'". Y la plaza estallaba en aplausos, a cada alusión, directa o indirecta, a las políticas del Gobierno.
Blázquez: 'La familia es un tesoro'
La fiesta había comenzado una hora antes. Con diversas intervenciones. Desde cantos a testimonios y discursos. Algunos de ellos importantes, como el del presidente de la Conferencia episcopal, Ricardo Blázquez, en el que denunció leyes como la del aborto, el matrimonio homosexual y el divorcio.
La familia es 'como el vino de solera'. Es 'uno de los servicios seguros que la Iglesia puede ofrecer a la sociedad'
En su habitual estilo moderado, Blázquez señalaba que "la familia es un tesoro" y, por eso, "en este encuentro queremos que resplandezca la verdad, la hermosura y la grandeza del matrimonio y de la familia".
Una familia, advirtió, a la que algunas tachan de "tradicional" despectivamente, como si se tratase de "la familia superada por el correr del tiempo, anacrónica y trasnochada". Al contrario, según el presidente del episcopado, "la familia es tradicional, porque hunde sus raíces en la misma naturaleza humana; es antigua y nueva; su vigencia es de ayer, de hoy y de mañana; la medida de su verdad es la perduración".
Y Blázquez concluyó afirmando que la familia tradicional es "como el vino de solera". Y por eso, se convierte "en uno de los servicios seguros que la Iglesia puede ofrecer a la sociedad", porque "el matrimonio y la familia son centros neurálgicos de la sociedad".
Cardenal García Gasco: 'Nos dirigimos a la disolución de la democracia'
A pesar de ser una fiesta litúrgica, abundaron las alusiones y las críticas al Gobierno socialista. Una faceta, en la que brillaron especialmente los cardenales García Gasco y Cañizares, arzobispos de Valencia y de Toledo, respectivamente.
'Los poderes públicos deben proteger y defender la familia y no socavar sus fundamentos'
El cardenal de Valencia aludió al precedente del encuentro de las Familias con el Papa en Valencia y, a renglón seguido, expresó la preocupación de los obispos españoles por la deriva de la cultura del laicismo en España.
A su juicio, "los poderes públicos deben proteger y defender la familia y no socavar sus fundamentos". Porque "la cultura del laicismo es un fraude y un engaño, no construye nada, sólo desesperanza por el camino del aborto, del divorcio 'express' y de una ideología que quiere manipular a los jóvenes".
"Por ese camino no se respeta la constitución de 1978, por ese camino nos dirigimos a la disolución de la democracia", advirtió, tajante, el cardenal García Gasco. E invitó a los creyentes a no esconderse y a salir a la calle. Porque, "en una cultura dominada por los medios de comunicación, es muy importante la visibilidad de los gestos". Y por eso, concluyó, "hay que despertar a la familia".

'Legislaciones inicuas'
El arzobispo de Toledo, cardenal Antonio Cañizares, aseguró que "la familia debe ser la primera prioridad mundial", porque "la familia es lo mejor que tenemos". Por eso, a su juicio, la fiesta de Colón es "una prueba de que la Iglesia en España tiene futuro".
'La sociedad española vive una gran amenaza social con legislaciones inicuas e injustas'
Y es que, a su juicio, "la sociedad española vive una gran amenaza social con legislaciones inicuas e injustas" y "recibe ataques de gran calado".
Y por eso, invitó a defender la familia, imitando a Juan pablo II: "No tengamos miedo, contamos con la fuerza de Dios, reclamemos nuestros derechos inalienables". Su intervención, asi como la del cardenal García Gasco fueron las más aplaudidas.


Los líderes de los movimientos eclesiales

Fueron los grandes protagonistas, junto al cardenal Rouco Varela, de la magna concentración. Allí estaban todos. Desde los Kikos a los Focolares, pasando por los carismáticos o la Comunidad San Egidio. Era la primera vez que, en España, estas nuevas realidades eclesiales conseguían tal protagonismo. Dicen que son el futuro de la Iglesia. Y de hecho, fueron capaces de llenar la Plaza de Colón. Porque la mayoría de la gente que allí estaba pertenecía a algún movimiento.
Sólo los Kikos se comprometieron a traer a Madrid más de 300.000 personas. Y lo consiguieron. Eran los más numerosos. Y se notaba, sobre todo cuando salió Kiko Argüello, su fundador, al estrado. Y con su verbo enardecido, les invitaba a proclamar que "Cristo ha resucitado". Y para que se viesen bien, les mandó: "Levantad las pancartas". Y les dijo: "Estamos salvando la familia", porque en ella "nos jugamos el futuro" y porque "Dios es familia, es comunidad, es Trinidad".
El don de la familia que, según Argüello, hay que defender frente "este Gobierno, ateo y laico, que nos quiere hacer creer que la nave de nuestra vida no va a ningún sitio. Pues si va, va al cielo", concluyó. E invitó a los presentes a cantar el 'Resucitó', el himno de los Kikos. Para dejar clara su impronta y demostrar a los cuatro vientos que los Kikos son las realidad más floreciente de la Iglesia española.
Algunos otros líderes de movimientos también intervinieron, pero sin el brío contagioso del fundador del Camino. Por ejemplo, Andrea Riccardi, el fundador de la Comunidad de San Egidio, que señaló que "la familia no está superada". Y También dijo: "No estamos aquí para defender los intereses de la Iglesia, sino un bien para todos". Por su parte, el presidente de Comunión y Liberación, el sacerdote español Julián Carrón, aseguraba que "el matrimonio no es la tumba del amor, sino su realización".
Concluido el acto y tras la bendición, el cardenal Rouco Varela, despedía a los presentes con un "¡Feliz día de la familia cristiana de España!". Todo un lema y un reflejo de lo que se acababa de vivir. En las pantallas, la voz enérgica de Juan Pablo II, en su primera visita a España, en 1982. Y en el cielo de Madrid, cientos de globos blancos y amarillos, los colores de la bandera pontificia. Y al pie de la enorme cruz del estrado, una pancarta: "La familia cristiana goza de buena salud".

 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | Blogger Templates