viernes, 25 de abril de 2008

La primera adolescencia


Por Dr James Dobson





Me parece que esos años son maravillosos. Son un período de dinámico desarrollo. Se aprenden nuevas palabras todos los días, y las simpáticas expresiones verbales de esa edad se van a recordar durante medio siglo. Es un momento lleno con las emociones de los cuentos de hadas, Papá Noel y perritos lanudos. Y lo más importante de todo, es un valioso tiempo de amor y afecto que se va a escapar con demasiada rapidez para no volver.



Admito que estos primeros años de los pequeños también pueden ser todo un reto para una madre ocupada. El negativismo que hay durante ese período de desarrollo no es la menor de sus frustraciones. Se ha dicho que todos los seres humanos se pueden clasificar en dos categorías amplias: los que votarían “sí” en las distintas proposiciones de la vida, y los que estarían inclinados a votar “no”. Le puedo decir con confianza que todos los niños de dos años que hay en el mundo, sin duda alguna votarían diciendo “no”.



Si hay una palabra que caracteriza el período entre los quince y los veinticuatro meses de edad, es la palabra: “¡No!” El niño no quiere comer el almuerzo, no quiere jugar con su camión, no quiere darse un baño, y usted puede estar seguro de que no quiere irse a la cama a ninguna hora en absoluto. Es fácil comprender por qué a este período de la vida se le ha llamado “la primera adolescencia”, por causa de las respuestas negativas, el conflicto y el desafío que tienen lugar durante esa edad del niño.



Quizá el aspecto de la “terrible edad de dos años” que produce más frustración, es la tendencia de los niños a derramar cosas, destruir cosas, comer cosas horribles, caerse de encima de cosas, echar cosas por el inodoro y meterse dentro de cosas. También tienen habilidad para hacer cosas que avergüencen a los padres, como estornudar encima de alguien que está cerca. Durante ese tiempo en que el niño es pequeño, cualquier silencio inexplicable por más de treinta segundos, mientras se encuentra solo en alguna habitación, puede producir un estado súbito de pánico en cualquier adulto.




¿Qué madre no ha sentido el escalofrío de abrir la puerta de su dormitorio y encontrar al “terrible Juanito” lleno de lápiz labial desde la cabeza hasta los pies? Y en la pared está la propia creación artística de él, con la impresión en rojo de una mano en el centro, y por toda la habitación se siente el aroma del perfume caro de la madre, con el cual ha bañado a su hermanito.




¿No sería interesante tener alguna vez una convención nacional en la que se reunieran todas las madres que alguna vez hayan experimentado el mismo trauma?
Sí, esta época es todo un reto, pero es también un momento maravilloso en la vida. Sólo va a durar un instante. Hay millones de padres hoy, ya entrados en años, con hijos mayores, que darían todo lo que tienen por volver a vivir esos días felices cuando sus hijos eran pequeños. Disfrute estos años al máximo.

 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | Blogger Templates