jueves, 5 de junio de 2008

Declaración de la Iglesia Metodista sobre la Homosexualidad en Cuba.


CUBA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Mediante una declaración pública, la Iglesia Metodista en Cuba comunicó “declarar oficialmente su inconformidad” con la campaña de promoción del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) y otros organismos, en relación con un proyecto de reforma del Código de Familia referido a la libre orientación sexual e identidad de género.


La resolución de la Junta Consultiva, “órgano representativo y autoridad legislativa de la Iglesia Metodista en Cuba”, tiene en cuenta que el proyecto de reforma del Código de Familia, introduce o modifica artículos “sobre una libre orientación sexual e identidad de género”; aprueba cirugías transexuales, “con el respectivo asentamiento ante el registro de identidad”; promueve una propuesta “legislativa que oficialice los derechos patrimoniales, hereditarios, inherentes a la vivienda y de adopción por parte de parejas del mismo sexo” y aprueba la “implementación médica y legal del servicio de reproducción asistida para las parejas homosexuales”

Dada esa situación, la Iglesia Metodista en Cuba señala que “no podemos dejar de expresar nuestra preocupación ante la posible legalización de tales prácticas, las cuales no son compatibles con los principios cristianos” aclarando que “no nos impulsa la homofobia” sino que “nos mueve el amor al prójimo, como distintivo esencial de nuestra creencia en la Gracia Preveniente y en el poder del Espíritu Santo, que no excluye a ninguna persona y es suficiente para alcanzar y regenerar a todo ser humano, a pesar de su condición ética, moral y espiritual”


La Junta Consultiva metodista reconoce que “el tema de la homosexualidad es uno de los asuntos más debatidos en nuestros días”, que son variadas las opiniones “a favor o en contra de tal práctica” y que “el origen de esta forma de actuar es muy difícil de definir, pues se remonta a épocas tempranas de la historia de la humanidad” y que ”En la cultura grecolatina, así como en la de otros pueblos de la antigüedad, hay indicios fehacientes de la existencia de este proceder”.
“Sin embargo, fue a partir de la década del 60 del siglo pasado –continua la declaración - que el movimiento pro-homosexual cobró auge, paralelo a las luchas por los derechos raciales que tuvieron lugar en los Estados Unidos”, demandas que “fueron la coyuntura” utilizadas, por el mencionado movimiento, para introducir sus demandas.


En cuanto al desarrollo de “las prácticas homosexuales”, la Iglesia Metodista en Cuba afirma que “son típicas de sociedades en decadencia, producidas por el ocio de las grandes urbes y evidencian la tendencia al deterioro de toda sociedad donde la calidad humana se ha fracturado” y que “Son un estilo de vida irracional, una distorsión del diseño de Dios en la creación”
Al referirse a “Los medios oficiales de comunicación” como “parte del proceso de formación social y que determinan en gran medida los valores éticos y morales”, el comunicado metodista cubano entiende que “tristemente muestran parcialidad a favor de dichas prácticas, sin tener en cuenta que su influencia e impacto pueden engendrar males atroces en nuestra sociedad” y que la “Biblia no respalda en ninguna manera la unión una ¨sola carne¨ entre personas del mismo sexo” pasando a citar pasajes bíblicos, considerados afines a esa posición, para concluir que “Siendo así, la Iglesia no debe estar al margen de los problemas del mundo, pero tampoco puede dejarse arrastrar por el estilo de vida de éste”.


En sus puntuaciones directas, el documento categoriza la homosexualidad como “un pecado contra natura”, “reprobado y condenado en las páginas de la Biblia”, cuyas prácticas “son una distorsión de la más auténtica imagen de Dios y no son compatibles con los principios cristianos” proclamando que “todo ser humano tiene derecho a cambiar su condición pecaminosa y por ende darle una mejor orientación a su estilo de vida” indican a Ecupres.
Desde ese punto de partida se aboga por una educación “integra, saludable y responsable para nuestras hijas e hijos”, reiterando la plena disposición “de acompañar a personas estigmatizadas por su orientación sexual, así como a sus familiares, en su caminar hacia una nueva vida en Cristo” confesando que “Dios ama al pecador pero aborrece el pecado”.


A la familia se la define “como célula y pilar fundamental de la sociedad” que debe “centrar sus esfuerzos en la formación de seres humanos que ejerzan una adecuada mayordomía de su cuerpo como imagen de Dios y templo del Espíritu Santo”.
Con la esperanza de esta declaración “sea respetada y se tenga en cuenta”, finaliza la declaración firmada en La Habana el 28 de mayo del corriente año.

 
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