viernes, 20 de junio de 2008

Jóvenes se aventuran en misiones extremas en Europa


Gernot Elsner, fundador del ministerio Gospel Tribe, explica que durante diez días un grupo de jóvenes visitarán cuatro países europeos. "Durante este viaje, vez tras vez se encontrarán con personas que están enfermas, o que no han escuchado el evangelio, o que posiblemente están poseídas.


Y la misión que Dios nos da es orar por estas personas y decirles lo que sabemos de Jesús".
No llevan dinero, ni teléfonos y cargan pocos objetos personales. El viaje comienza y no tardan en encontrase con personas que viven al margen de la sociedad, como los punks y hippies en las afueras de Berlin. "Vine acá porque éramos tan pobres.


Sin casa, comida, nada. Mi familia era un poco extraña y yo estaba buscando una vida nueva", manifestó una mujer de esta comunidad. Los visitantes les preparan comida, lo cual es patrocinado por el pastor alemán Joerg, quien renunció a una iglesia cómoda para dedicarse a los marginados de la sociedad. "Nunca he visto un milagro sin haber pagado primero el precio. Sin primero decidir hacer algo, sin saber cuál será el resultado…y entonces suceden los milagros". Milagros como el que cambió la vida de su asistente Olli.


Antes él militaba en el movimiento Neo – Nazi, pero cuando le habló el pastor Joerg, Olli abandonó esa vida y comenzó a seguir a Jesús. El viaje de misiones extremas continúa en las calles de Praga, donde los jóvenes tienen un nuevo desafío, reciben una pequeña cantidad de dinero para multiplicarlo. "Bueno compramos chocolate y luego salimos a la ciudad preguntando a la gente si lo querían comprar, y les contamos de nuestro viaje. Y salió bastante bien", manifestó un joven integrante del grupo misionero. "Es bien diferente", señaló otro joven. Pero no termina ahí, pues con las ganancias invitan a la gente a cenar con ellos, a pesar de las sospechas tres jóvenes aceptan la oferta.


Continúa el viaje, la obra social para los necesitados y el aprendizaje. En el puerto francés de Marsella, reciben un nuevo desafío; conseguir que los vendedores en un mercado les regalen comida y se sorprenden con el resultado. "Hay frutas, aceitunas, bananos. Hay mucho pan, baguettes, buen baguettes francés, hay pan árabe. No olvidemos los vegetales los tomates, las zanahorias. Nuestra conclusión es que los musulmanes son muy amigables y dadivosos. Creo que podríamos sobrevivir como misioneros en Marsella sin dinero", señaló Gernot. Este viaje de misiones extremas ha marcado muchas vidas, durante diez días, quince personas han logrado viajar y trabajar con recursos humanos mínimos y más aun aprendido a compartir el amor de Dios con todos, sin importar su condición social.

 
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