Presidente de Panama. Martin Torrijos
PANAMA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Organizaciones de Pro vida, destacados dirigentes cívicos, el gremio de médicos, uno de los candidatos a la presidencia de la república, don Ricardo Martinelli, así como pastores de las comunidades cristianas, unidos a una activa lucha pública en contra proyecto 442
la Conferencia Episcopal Panameña manifiesta su preocupación por el proyecto de ley sobre "Salud Sexual y Reproductiva" presentado a la Asamblea de diputados para su discusión y aprobación previas a convertirlo en ley de la república. La preocupación de la Iglesia, que participó activamente en la elaboración del documento, por invitación del mismo gobierno nacional, se expresa en misiva firmada por el arzobispo metropolitano, José Dimas Cedeño, y dirigida al presidente de la cámara, Raúl Rodríguez.
la Conferencia Episcopal Panameña manifiesta su preocupación por el proyecto de ley sobre "Salud Sexual y Reproductiva" presentado a la Asamblea de diputados para su discusión y aprobación previas a convertirlo en ley de la república. La preocupación de la Iglesia, que participó activamente en la elaboración del documento, por invitación del mismo gobierno nacional, se expresa en misiva firmada por el arzobispo metropolitano, José Dimas Cedeño, y dirigida al presidente de la cámara, Raúl Rodríguez.
El arzobispo anuncia la "evaluación gravemente negativa" del proyecto, y alentó un "diálogo más amplio a nivel de la sociedad sobre ese fundamental asunto". Pero, como seguramente ha sucedido en oros países, los promotores del proyecto a nivel local actúan como simples amanuenses de los asesores internacionales; miembros éstos de agencias especializadas de las Naciones Unidas encargadas de "modernizar", la legislación de la salud pública, con el enfoque propio de la ideología del género.
Esta situación explicaría la manipulación y el engaño instrumentado por esos asesores y sus amanuenses criollos. El señor arzobispo, por supuesto, no dice esto; pero, sí lo afirman los frustrados laicos representantes de diferentes sectores de la sociedad civil que han participado en reuniones supuestamente estructuradas para un diálogo que no se dio; porque resultó un diálogo de besugos de parte de los proponentes. Las sugerencias hechas y, supuestamente aceptadas, no aparecen en el documento final con la claridad necesaria.
Estas omisiones y cortedades las recoge la misiva del señor arzobispo, quien expresó "seria preocupación y contrariedad sobre algunos puntos del texto que, sin mayores cambios, es el mismo que ha sido enviado a la asamblea", pues omitía o desnaturalizaba las recomendaciones y sugerencias presentadas por los participantes invitados. Y es que el documento base, utilizado en todas partes, ha sido pensado y redactado según la nefasta "ideología del género", que lo hace engañoso.
El prelado panameño señala que con el proyecto de ley "se ataca las bases sólidas de la familia y de las elaciones interpersonales", ya que "difunde la ideología del género por la que el ser hombre o mujer no estaría determinado fundamentalmente por la misma naturaleza, sino por la cultura".
Destacados dirigentes cívicos, el gremio de médicos, uno de los candidatos a la presidencia de la república, don Ricardo Martinelli, así como pastores de las comunidades cristianas mantienen, igualmente, una activa lucha pública en contra del documento y exigen las necesarias correcciones en los temas denunciados como nocivos para la sociedad.
La comunidad panameña confía en que la Asamblea de Diputados escuche las recomendaciones del señor arzobispo y el clamor de los numerosos grupos y dirigentes cívicos y religiosos, quienes esperan que la "Ley de Salud Sexual y Reproductiva" (Lo que sea que eso signifique) alcance el verdadero valor y los aspectos positivos y favorables que merecen la educación, la salud, la mujer y la familia. Los críticos del proyecto confían en alcanzar la perfección del documento mediante mayores facilidades a un diálogo fecundo y abierto a los valores tradicionales con los cuales esos temas han sido siempre reconocidos y respetados en la sociedad como aspectos esenciales de la cultura.
Esta situación explicaría la manipulación y el engaño instrumentado por esos asesores y sus amanuenses criollos. El señor arzobispo, por supuesto, no dice esto; pero, sí lo afirman los frustrados laicos representantes de diferentes sectores de la sociedad civil que han participado en reuniones supuestamente estructuradas para un diálogo que no se dio; porque resultó un diálogo de besugos de parte de los proponentes. Las sugerencias hechas y, supuestamente aceptadas, no aparecen en el documento final con la claridad necesaria.
Estas omisiones y cortedades las recoge la misiva del señor arzobispo, quien expresó "seria preocupación y contrariedad sobre algunos puntos del texto que, sin mayores cambios, es el mismo que ha sido enviado a la asamblea", pues omitía o desnaturalizaba las recomendaciones y sugerencias presentadas por los participantes invitados. Y es que el documento base, utilizado en todas partes, ha sido pensado y redactado según la nefasta "ideología del género", que lo hace engañoso.
El prelado panameño señala que con el proyecto de ley "se ataca las bases sólidas de la familia y de las elaciones interpersonales", ya que "difunde la ideología del género por la que el ser hombre o mujer no estaría determinado fundamentalmente por la misma naturaleza, sino por la cultura".
Destacados dirigentes cívicos, el gremio de médicos, uno de los candidatos a la presidencia de la república, don Ricardo Martinelli, así como pastores de las comunidades cristianas mantienen, igualmente, una activa lucha pública en contra del documento y exigen las necesarias correcciones en los temas denunciados como nocivos para la sociedad.
La comunidad panameña confía en que la Asamblea de Diputados escuche las recomendaciones del señor arzobispo y el clamor de los numerosos grupos y dirigentes cívicos y religiosos, quienes esperan que la "Ley de Salud Sexual y Reproductiva" (Lo que sea que eso signifique) alcance el verdadero valor y los aspectos positivos y favorables que merecen la educación, la salud, la mujer y la familia. Los críticos del proyecto confían en alcanzar la perfección del documento mediante mayores facilidades a un diálogo fecundo y abierto a los valores tradicionales con los cuales esos temas han sido siempre reconocidos y respetados en la sociedad como aspectos esenciales de la cultura.