EE.UU-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) La norteamericana Beth Dunn, presidenta de una empresa multimedia, alienta a su hijo de ocho años a comer sano. Le sirve alimentos orgánicos y le enseña a leer las etiquetas que figuran en las latas y cajas de cereales.
"Quiere ser un chico sano", aseguró la empresaria.Dunn es una de varias madres norteamericanas que vigilan la cantidad de azúcares, alimentos procesados y grasas "trans" que consumen sus hijos, según el diario Clarín. En general, su preocupación no responde tanto a un miedo a la obesidad, si bien puede figurar en la ecuación, sino al deseo de proteger a los chicos de problemas como la hiperactividad, la diabetes y las enfermedades coronarias, que en su opinión pueden evitarse, o controlarse al menos, a través de una dieta cuidadosa.Ningún especialista criticaría a los padres por prestar atención a la dieta que siguen sus hijos, pero a muchos médicos, dietistas y especialistas en trastornos de la alimentación les preocupa el hecho de que algunos se muestren demasiado recelosos y hasta obsesivos en sus esfuerzos para incentivar buenos hábitos alimenticios en sus hijos.
Con la mejor de las intenciones, estos padres estarían creando un entorno poco sano alrededor del tema de la comida."Vemos muchos casos de ansiedad en estos chicos", reveló Cynthia Bulik, directora del programa de Trastornos de la Alimentación en la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill."Van a fiestas de cumpleaños y si no sirven torta de granola les parece que no pueden comerla. La cultura actual los lleva tanto a ellos como a sus progenitores a considerar con excesiva seriedad los mensajes de salud pública", agregó.Aunque no todos los padres que aplican reglas sobre alimentos saludables preparan a sus hijos para sufrir luego problemas con los alimentos.Además, se cree que trastornos clínicos como la anorexia nerviosa y la bulimia se deben a varias causas, incluida la herencia genética, la influencia de los medios de comunicación y la presión social.Lisa Dorfman, dietista de la Universidad de Miami, dice ver con frecuencia chicos a los que los aterrorizan los alimentos considerados nocivos por su padres.Para el doctor Steven Bratman, de Denver, las personas obsesionadas con consumir alimentos sanos sufren de ortorexia. Sin embargo, David Hahn, subdirector médico en el Centro Renfrew, una clínica de trastornos clínicos de Filadelfia, directamente afirma que quienes sufren de ortorexia son anoréxicos disfrazados. Algunos especialistas opinaron que no son sólo los padres los que contribuyen a crear en los chicos esta ansiedad por los alimentos. Sostienen que hay programas nutricionales que aplican algunas escuelas que son exagerados. La dietista Jessica Setnick recordó el caso de una adolescente aparentemente bulímica a la que su madre sólo daba arroz integral y ella lo rechazaba