martes, 17 de marzo de 2009

Sintió el llamado de Dios


ARGENTINA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) La Policía mendocina le puso el alias de “Pepita la Pistolera” y realmente fue una mujer de temer. Robos, asaltos, consumo de drogas y cárcel, devoraron parte de su vida juvenil y hasta estuvo a punto de morir en una persecución policial tras un atraco en la provincia de Buenos Aires, adonde extendió sus fechorías.


Vivió vertiginosamente, al borde de todo, estuvo tras las rejas y un día, durante el que sería tal vez el último golpe armado, sintió el “llamado de Dios”, y comenzó a desandar un camino equivocado, para convertirse en una militante de la Iglesia Evangélica Asamblea de Dios de Mendoza.
Hoy, con 35 años, casada y con tres hijos, “Pepita” hace tiempo que ha recuperado su nombre verdadero, Marina Lorena Navarro, y tiene a su cargo una iglesia de la misión a la que pertenece en Málaga (España), que administra con su marido, Alberto Villanueva, más dos radios y un canal de televisión en formación.
Para ver a sus padres y hermanos, y predicar en el templo de Villa Hipódromo, que fue su pase a la vida sensata, Lorena viajó unos días a Mendoza. Aceptó hurgar otra vez en su pasado, porque quiere que su ejemplo de recuperación sirva a delincuentes jóvenes que están acorralando a la sociedad y segando vidas inocentes.
Con las mismas manos que cargó pistolas de grueso calibre, “tumberas y escopetas recortadas, sostiene ahora la Biblia. “No maté ni herí, pero hice cosas terribles, y no las justifico; mi punto de encuentro con el crimen fue una realidad de pobreza y familia disgregada”, confiesa en la secretaría del templo, junto al pastor Jairo Muñoz (28).
Madre de tres hijos, los dos primeros (una adolescente de 17 años y un varón de 15) vivieron el calvario de sus años al margen de la ley. El tercero, de 7 años, se salvó de esa pesadilla.
-¿Por qué decidió revelar su pasado criminal?Con el apóstol Héctor Pacheco, que es mi superior en el culto, pensamos que valía la pena contar lo que me ocurrió. Para que un delincuente se redima hace falta la mano de Dios. Llevo 10 años ‘convertida’, la última vez que estuve en la Penitenciaría fue en 1999.

-¿Cuándo comenzó a delinquir?A los 13 años. Vivía con mi familia paterna en Rodeo de la Cruz. Pero las cosas empezaron a andar mal. Mi madre cayó presa en otro país, mi padre no estaba, y se desarmó la familia. Prácticamente nadie se hizo cargo de mí. A la escuela llegué hasta quinto grado (terminó la primaria en el penal). Eso me llevó a robar para comer y luego me mezclé con otras compañías, y comencé a actuar en banda. Era la más chica y la única mujer.
Delgada, con el pelo corto, muy distinta a como me veo ahora. Aprendí a usar armas y dimos muchos golpes. Los que andaban conmigo, la mayoría están muertos y otros presos, con condenas muy largas (N. de la R: Uno de sus cómplices fue el “Polaco” José Francisco Wiecek, ultimado por la policía en 2002 tras el asalto a un quiosco y la toma de un rehén).
Actuábamos como un grupo comando, seis o siete personas. Mi vocabulario y forma de actuar eran los de una delincuente, conocí no sólo la cárcel de Mendoza, sino también la de San Luis.
Evoco mi pasado para que sirva a otros, pero me avergüenza. Primero delinquía por necesidad y después fue por el deseo de tener cosas materiales, bienes. Estaba inmersa en una vida turbulenta: parejas inestables, consumía cocaína y fumaba mucha marihuana. La destrucción era progresiva. Mis dos chicos más grandes, a quienes tuve como madre soltera, sufrían las consecuencias. Pudieron haber perdido a su madre.
-¿Por qué lo dice?Luego de cumplir una parte de una condena de 6 años por robo agravado, impuesta en 1997, salí en libertad por defectos en la aplicación de la ley. Me desplacé con mi pareja de entonces a Buenos Aires y en un atraco en La Plata fuimos perseguidos a tiros por la Bonaerense. Estuve cerca de morir acribillada.


-¿Pero, no se detuvo y siguió delinquiendo?Sí, un tiempo más. El último golpe del que participé fue el asalto a Industrias J. Matas, en 1999, en la zona de Rodeo de la Cruz. A partir de entonces empecé a acercarme a la religión porque sentí un llamado muy especial. Me estaban hablando de Dios y aunque parezca mentira, me entregué al Señor en medio de un asalto, en el Gran Mendoza, en el que actué de campana.
Ya entonces tenía claro que nunca iba a prosperar por más que obtuviera ganancias con las fechorías que hacíamos. Sin embargo, el daño estaba hecho. Y aunque es difícil creerlo, de un momento para otro dejé de ser “Pepita la Pistolera”, para ser la persona que soy hoy. Empecé a tener temor a Dios, no a las personas o la policía. En el penal, no lo podían creer y me pedían que les contara cómo había sido la conversión. Algunas presas me convidaban marihuana, creyendo que era la de antes, y se sorprendían porque ya no les aceptaba.
-¿Quién le habló de salir del delito y abrazar la religión?Mi actual esposo (Alberto Villanueva), que es pastor y con quien estuve “pastoreando” en la cárcel, antes de partir a Europa. Desprenderme del delito no fue fácil, pero puedo decir que entré “limpita” al siglo XXI.
-¿Cuándo empezó a salir del submundo del crimen y abrazó la religión?Tras el último atraco, el de Matas. Ahí comenzó mi conversión. En la Biblia, Zacarías advierte: “Iré a la casa del ladrón y la consumiré con sus maderas y todo”.
-¿Hirió o mató a alguna persona?No, hubiera sido diferente. Tal vez estaría detenida o me habrían matado.
-Cuando cortó el vínculo con la delincuencia y se acercó a la Iglesia Evangélica, ¿le dijo a los pastores quién era?Sí, porque la Iglesia está preparada para recibir a gente así, guiar su recuperación y brindar paternidad espiritual. Pero esa cruz la cargaré siempre. Esta forma de salir en las noticias, es una manera de pedir perdón a la sociedad. Y es un intento por sacar a alguien de la vida equivocada que es el delito.
-¿Es feliz ahora?Sí, Dios me dio todo lo que soñaba: una familia. De no haber ido hacia el Señor, mis hijos hubieran seguido mis pasos. Si alguien no me perdona, lo entiendo.

 
Design by Free WordPress Themes | Bloggerized by Lasantha - Premium Blogger Themes | Blogger Templates