Foto: Anteriormente Marcos Witt ministró y participo en Creces
ARGENTINA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Católicos y evangélicos para la “reconciliación”. Ése era el lema que se predicó durante varios días en Buenos Aires (Argentina), en uno de los encuentros ecuménicos más grandes promovidos en Suramérica. Cerca de 6.000 cristianos de ambas confesiones participaron en el evento principal, el día 1 de mayo, que estaba organizado por la Comunión Renovada de Evangélicos y Católicos en el Espíritu Santo (CRECES).
José de Segovia, Presidente de la comisión de Teología de la Alianza Evangélica Española (AEE), considera que este tipo de actos son “contradictorios”, por no basarse en una doctrina bíblica común.
Miles de asistentes en un ambiente “festivo”, según lo definieron varios de los asistentes, se reunieron el primer día de mayo en Buenos Aires. Según un cronista de tradición católica, la música, la ambientación y las participaciones fueron “un subidón de adrenalina”, a lo largo de un día en el que muchos de los líderes evangélicos argentinos favorables al ecumenismo se posicionaron claramente a buscar una “comunión renovada” entre el Vaticano y el protestantismo. En el estadio Luna Park de Buenos Aires intervinieron el arzobispo de Buenos Aires y primado de Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, el pastor evangélico Carlos Saracco, el obispo de Melbourne de la Renovación Carismática, Joseph A. Grech (impulsada por el Vaticano), el pastor de la iglesia Pentecostal Visión de Futuro, Omar Cabrera Jr., el pastor Carlos Mraida, de la Iglesia Bautista del Centro y Kim Phuc, Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO, entre otros.
Miles de asistentes en un ambiente “festivo”, según lo definieron varios de los asistentes, se reunieron el primer día de mayo en Buenos Aires. Según un cronista de tradición católica, la música, la ambientación y las participaciones fueron “un subidón de adrenalina”, a lo largo de un día en el que muchos de los líderes evangélicos argentinos favorables al ecumenismo se posicionaron claramente a buscar una “comunión renovada” entre el Vaticano y el protestantismo. En el estadio Luna Park de Buenos Aires intervinieron el arzobispo de Buenos Aires y primado de Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, el pastor evangélico Carlos Saracco, el obispo de Melbourne de la Renovación Carismática, Joseph A. Grech (impulsada por el Vaticano), el pastor de la iglesia Pentecostal Visión de Futuro, Omar Cabrera Jr., el pastor Carlos Mraida, de la Iglesia Bautista del Centro y Kim Phuc, Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO, entre otros.
“DIFERENCIAS RECONCILIADAS”
La intención de los organizadores era destacar como positivo el trabajo conjunto y el ecumenismo entre evangélicos y católicos. También celebrar, como dijo un organizador, “las diferencias reconciliadas en Jesús”. En esta línea iba también el manifiesto del encuentro, titulado ‘Mensaje al país: llamado a la reconciliación’, que leyó el pastor evangélico Carlos Mraida, y que resaltaba la necesidad de unión en todos los aspectos de la sociedad, y en el político, especialmente. El cardenal católico Bergoglio (“aclamado por la multitud”, según lo ha descrito un cronista), oró durante su intervención: “Hoy te pedimos que nos reconcilies. Perdona nuestros pecados de división, envidia, celos y soberbia. Haznos crecer como hermanos”. Más adelante, apostó por “purificar nuestra memoria” y “volver a la Galilea del primer encuentro”. También insistió en el trabajo conjunto el obispo católico australiano Joseph A. Grech, que dijo: “El lenguaje del Espíritu no tiene barreras, todos pertenecemos a la misma familia de Dios”, añadiendo que el evento que reunía a católicos y evangélicos ecuménicos era “un gesto profético”. Por su parte, la cristiana evangélica Kim Phuc, famosa por ser la niña que aparecía en una famosa fotografía huyendo de un bombardeo en Vietnam (fue Premio Pullitzer su foto de 1972), explicó como cambió su vida desde entonces, y cómo aprendió “a perdonar a mis enemigos”.
LOS IMPULSORES DEL ECUMENISMO
Los principales organizadores del acto fueron el pastor pentecostal Norberto Saracco, relacionado con el Consejo Mundial de Iglesias, y Fernando Gianetti, clérigo encargado del área de Ecumenismo de la Arquidiócesis católica de Buenos Aires. Antes del evento final en la capital argentina, unos noventa sacerdotes católicos y pastores evangélicos compartieron un día y medio de “retiro espiritual” en una casa de retiros en Pilar. “Escucharon pláticas y testimonios personales, compartieron oraciones de alabanza, cantos, comidas, conversaciones, en un lugar campestre propicio para la contemplación y la reflexión”, según se ha informado.
“¿CUÁL ES LA VERDADERA UNIDAD?”
El evento organizado por CRECES se ha basado pues, en el ecumenismo como forma de unir a diferentes visiones y teologías en torno al cristianismo y a la figura de Jesús. Ante acciones como ésta, el presidente de la Comisión Teológica de la AEE (Alianza Evangélica Española) José de Segovia, se pregunta “cuál es la verdadera unidad en el espíritu” de la que se habla en la Biblia. Considera que es “no sólo ingenuo, sino profundamente contradictorio” pensar “que la unidad espiritual puede pasar de lado de cuestiones doctrinales, referidas a la verdad misma de lo que confesamos acerca de Jesucristo”. Considera, por tanto, que “cuando se desplaza del centro a la verdad la Palabra y se coloca en su lugar lo que se entiende como un vínculo espiritual”, se entra en un sinsentido, porque acaba siendo “un vínculo meramente emocional” entre unos y otros. Es una unión, pues, que se “podría dar ampliamente en cualquier grupo de personas, mientras no haya un verdad objetiva que las une”. De Segovia considera que “con los católicos, evidentemente, tenemos en común una cierta confesión de Cristo”, pero cuando se entra a valorar la aplicación de la obra de Cristo, desde la Reforma hasta hoy, “seguimos sin entendernos en lo que verdaderamente esa obra de Cristo ha conseguido”, lo cual es “un gran problema doctrinal fundamental que divide a católicos y evangélicos”.
ECUMENISMO “DEL COMÚN DENOMINADOR”
El teólogo español considera, pues, que la sensación de unidad que se da en eventos ecuménicos como el celebrado en Buenos Aires es parecida a la que se vive “en conciertos, en un mitin político” o en un encuentro deportivo. Muchas veces “se busca el mínimo común denominador, las frases hechas, los clichés, nada que sea profundizar realmente en lo que verdaderamente nos une”, lo cual llevaría a que sea difícil identificar en que consiste la propia experiencia de unión de estos eventos ecuménicos. José de Segovia también recuerda que según las palabras de Jesús, Dios tiene que ser adorado “en Espíritu y en verdad”, y que por tanto, “una experiencia religiosa carente de la verdad” lleva a una “experiencia falsa”. Para el representante de la AEE, hay un peligro de “autoengaño” del que Jesús advierte varias veces en el Nuevo Testamento. Uno de los problemas de movimiento ecuménico católico-evangélico, desde un principio, es que la Biblia puede pasar a ser incómoda, bajo el sentimiento de que “la doctrina divide”. Por ello, Segovia vuelve a insistir en el énfasis de Jesús en la verdad, cuando en el Evangelio de Juan, capítulo 17, dice “Santificados en tu verdad, tu Palabra es verdad”. Las diferencias sobre la verdad de la Palabra de Dios son una limitación clara para la unidad entre evangélicos y católicos, considera. De Segovia apuesta, pues, como los primeros reformadores, por que “el diálogo sea siempre entorno a la Biblia”. “Si buscamos la oración, la música, o determinada experiencia emocional en el lugar de la Palabra de Verdad, estamos en el lugar equivocado”.
TEÓRICAS BUENAS INTENCIONES TOTALMENTE ERRÓNEAS
El interés inicial del ecumenismo católico, explica Segovia, era “integrar” al protestantismo y otras confesiones cristianas como “una confesión más, y esto nunca lo han logrado”. El interés consistiría, ahora, en “aspectos morales”, en los cuales se mantienen posturas similares entre católicos y evangélicos, como el tema del aborto. Pero también aquí hay que ver hasta qué punto se puede llegar al trabajo conjunto, teniendo en cuenta la postura radical del Vaticano sobre los métodos anticonceptivos, como “el rechazo sistemático a la utilización de preservativos contra el SIDA”, que también serviría para salvar vidas (evitando muertes por infección), pero que en este caso el Catolicismo no contempla. Según el presidente de la Comisión de Teología de la AEE, muchas veces el ecumenismo se basa en un relativismo total en el que a muchas personas “no les importa lo más mínimo lo que es el contenido de esa verdad”. Esta postura “mantiene un cierto respeto a la Iglesia, se mantiene una profesión de fe cristiana más o menos superficial, y desde ese punto de vista, no hay ningún problema por hacer un esfuerzo ecuménico, porque realmente te dan igual las diferencias o matices” aunque sean fundamentales.
DIÁLOGO ALIANZA EVANGÉLICA-VATICANO
Ante los diálogos entre la Alianza Evangélica Mundial y el Vaticano sobre el tema del Ecumenismo, que se celebrarán este año en Sao Paulo, y en los que José de Segovia será uno de los 6 representantes de la parte evangélica, el teólogo español considera que “hay una gran diferencia entre los planteamientos que da este tipo de agenda a los que encontramos en los organismo ecuménicos” como el CMI. Por ejemplo, se habla y debate con claridad sobre “las diferencias doctrinales” dándoles un papel central, y también “sobre qué papel juega la Iglesia en la salvación”. Se espera llegar como fruto de éste y futuros encuentros a un entendimiento en aspectos como la Trinidad, por ejemplo, pero De Segovia cree que también habrá una “clara confrontación” de posturas por las claras diferencias con la visión ecuménica tradicional del cardenal Walter Kasper, principal responsable de la parte católica, en las conversaciones.
VISIONES RADICALMENTE DIFERENTES
“Se ha jugado con mucha ambigüedad, pero hay que decir claramente cuál es la base de un ‘ecumenismo bíblico’, por decirlo de alguna forma”. Hay un conflicto entre la visión católica, “que pasa por Roma” y que “no están dispuestos a sacrificar el papel dirigente” que el Papa y la jerarquía tienen, y la visión evangélica “que se basa en Cristo mismo” y la centralidad de su palabra por encima de dogmas y tradiciones. Por tanto, el énfasis evangélico “no está en los sacramentos, no está en la jerarquía, sino en la Palabra y el Pueblo de Dios”. Así que la unidad solo puede llegar cuando sea “en Cristo sólo”, porque cuando “se le quiere añadir algo más, nos cargamos la única base que tenemos”. Por ello, la falta de esta unión en temas doctrinales básicos lleva a que no se puedan llegar a acuerdos que vayan más allá de lo básico, y por ello el ecumenismo católico se va a enfocar más en la “dimensión moral” para buscar puntos en común. Y esto es peligroso, deduce Segovia, porque lleva a “una moral, pero sin el Cristo de la Biblia”. “La mayor oposición a Cristo y su causa se da en un contexto religioso, digámoslo claro, se da por personas que intentan vivir en ese trasfondo [moral] y negar la verdad misma revelada en el Evangelio, que Cristo es Señor, que Él tiene toda la autoridad”. Por tanto, se plantea De Segovia, lo que los cristianos deberían plantearse es si quieren entrar en este tipo de planteamientos, teniendo claro que “Jesús no buscaba gente buena [moral], sino gente nueva”, transformadas por el Espíritu Santo.
EL ECUMENISMO ACTUAL LLEVA A LA “CONTRADICCIÓN”
La tentación de las conversaciones catolicismo-protestantismo es que pese a que “se contrastan diferencias fundamentales”, en el fondo “se juega con la ambigüedad de que a pesar de esas diferencias puede haber un vínculo de unión significativo”. Por tanto, José de Segovia considera que hay una “contradicción” en el documento ecuménico de “Koinonia”, que acaba llevando a “presiones” y un tipo de “política” en el que se busca el mínimo acuerdo, “la declaración de fe más básica”. En conclusión José de Segovia considera que el “relativismo ecuménico contemporáneo” no funciona porque no está basado “en la verdad”, y que el forzar vínculos espirituales entre católicos y evangélicos sin tener una base doctrinal común, centrada en la Biblia y en Jesucristo, no tiene sentido.