MALASIA.- ( AGENCIALAVOZ.ORG ) La controversia religiosa puede parecer absurda pero en realidad no hay motivo de risa, pues ya ha provocado fuertes tensiones interconfesionales en Malasia, país considerado una tierra del islam moderado.
Pero de enero a mediados de marzo, unos treinta mil ejemplares de la Biblia traducida al malayo estuvieron bloqueados en la aduana de dos puertos del país. ¿El motivo? El texto utiliza la palabra “Alá” para designar al Dios de los cristianos.
En efecto, hay que reservar el empleo de este término de origen árabe para el único Dios, el de los discípulos del Profeta, que por lo demás son mayoritarios en Malasia.
Finalmente, a mediados de marzo el gobierno dio marcha atrás. Bajo las presiones de la Federación Cristiana de Malasia, aceptó permitir que las biblias salieran de la aduana. El presidente de esta federación, monseñor Ng Moon Hing, protestó vivamente por esta forma de discriminación, criticando “las acciones dirigidas claramente contra los cristianos”, que por lo demás ya están “terriblemente decepcionados, fatigados e irritados” por esta censura.
Sobre todo porque no es la primera vez. En otra ocasión se impidió la importación de las Sagradas Escrituras porque la empresa importadora no tenía los papeles adecuados. Ese pretexto no engañó a nadie.
ANTIGUO CONFLICTO
A fin de solucionar este asunto, que amenazaba con envenenar un poco más el clima de las relaciones entre las comunidades religiosas, el gabinete del Primer Ministro, Najib Abdul Razak, publicó un comunicado en marzo, en el que prometió que las biblias saldrían de la aduana, a condición de que cada ejemplar llevara un sello que dijera: “Para cristianos solamente”. ¿Eso arregla la situación en este país, donde la creciente islamización está haciendo pedazos las libertades constitucionales?
“Entre las comunidades cristianas de Malasia existe una creciente irritación debido a la polémica, que ya lleva varios años, sobre el empleo de la palabra Alá entre los no musulmanes, pese a que está comprobado que esa palabra, de origen preislámico, siempre fue utilizada por los cristianos de lengua malaya para designar a Dios”, observó la agencia de información Iglesias de Asia en su boletín del 15 de marzo.
VIOLENCIA
Efectivamente, la controversia no es nueva. En 2007, una decisión gubernamental ya le había prohibido al semanario católico Herald que utilizara el nombre de Alá para designar en malayo al Dios de los cristianos.
El 31 de diciembre de 2009, la Corte Suprema de Justicia invalidó esa prohibición. Pero una semana más tarde suspendió su juicio cuando el gobierno presentó un recurso de apelación.
El jefe de redacción del semanario, Lawrence Andrew, no obstante, explicó que en malayo no existe ningún término apropiado, más que el utilizado por los musulmanes para definir todos los nombres de Dios.
Pese a que fue retirado, el fallo inicial de la Suprema Corte favorable a los cristianos posteriormente provocó una reacción violenta en ciertos grupos musulmanes radicales, que temen que el hecho de que los cristianos utilicen un nombre reservado al dios de los musulmanes llegue a facilitar las conversiones al cristianismo.
En 2010, una decena de iglesias fueron incendiadas y saqueadas. Un templo sij también pagó los platos rotos de esos disturbios, sin duda porque el libro sagrado de esa religión india, el Sri Guru Granth Sahib, también utiliza la palabra Alá en su versión en malayo.
PROBLEMA LINGÜÍSTICO Y POLÍTICO
“Más que una verdadera controversia religiosa o moral, se trata sobre todo de un problema lingüístico y de interpretación del término ‘Alá’, que en árabe designa a ‘Dios’, independientemente de la creencia religiosa. Pero en malayo, esta palabra parece haber adquirido una connotación exclusivamente islámica”, explica Sophie Lumière, especialista en el islam político de Malasia.
Las controversias, la polémica y los actos de violencia a propósito del carácter sagrado del nombre de Alá, que debe estar reservado exclusivamente a los musulmanes, en una nación multicultural y pluriconfesional, contradicen el espíritu de la Constitución de 1957, que garantiza la libertad de cultos y de religión a todos los ciudadanos.
La Federación de Malasia es un país complejo en el que 62% de la población pertenece a la etnia malaya, por lo que están considerada musulmana, y el resto pertenece a la minoría china (25%) e india (10%) así como a las poblaciones aborígenes. Hay un 9% de cristianos, de los cuales 3,5% son católicos.
TENDENCIA A LA ISLAMIZACIÓN
Malasia ha podido definirse como un país moderado en el ámbito religioso, pero está lejos de disfrutar de una democracia en el sentido pleno del término y su sistema jurídico combina una ley civil y una ley islámica.
Asimismo, desde hace tiempo se ha registrado una proliferación de tribunales de la sharia (la ley islámica) deseosos de imponer su propia ley, en un contexto en el que los responsables del gobierno, incluso el Primer Ministro, se esfuerzan por aprovechar una tendencia a la islamización que sirve a sus planes políticos.
Como signo de la ambivalencia del papel ocupado por esos tribunales islámicos que funcionan en paralelo con la ley civil, en 2009 una musulmana que había bebido una cerveza en un hotel fue condenada a sufrir azotes rituales.
Sin embargo, la pena le fue conmutada por trabajo de interés comunitario. Otros tres malayos de religión musulmana, no obstante, recibieron ese mismo año de cuatro a seis azotes tras haber sido condenados por haber tenido relaciones sexuales fuera del matrimonio