La toma de la Bastilla en Francia ha empezado por los Derechos Civiles de la Familia



Ps Jose Linares: "Vi el principio de la toma de la Bastilla del siglo XXI"

Dr. José Linares Cerón

 

ESPAÑA.-(AGENCIALAVOZ) La Toma de la Bastilla se produjo en París el martes 14 de julio de 1789. A pesar de que la fortaleza medieval conocida como la Bastilla sólo custodiaba a siete prisioneros, su caída en manos de los revolucionarios parisinos supuso simbólicamente el fin del Antiguo Régimen y el punto inicial de la Revolución francesa. Dios me permitió ser testigo y participe de la lucha más grande por nuestros derechos civiles. En Francia tengo el recuerdo de las caras alegres de la marcha y también de la confusión  por la represión y el gas pimienta que parecía un látigo infernal que ha causado estragos aun en mi propia salud.

 

Más de un millón de ciudadanos franceses fueron atacados por el intolerante gobierno Hollande. La confusión reino por los niños, pero vi el coraje francés de hombres,  mujeres y niños que gritaban por “El matrimonio es hombre y mujer”, “La familia es la imagen de Dios en la sociedad”. Que es un lema pro familia que recibí del Señor hace más de 20 años. Mientras mis acompañantes buscaban llevarme a un buen recaudo, preferí mirar todo y orar por los guerreros, mientras auxiliaba a los heridos en ese momento, en medio del caos y los golpes, mi mente me llevo a las luchas por las calles en Perú, donde muchos pastores nos criticaron por confrontarnos con el congreso en el año 93.  Y la dura represión de los pastores de Chile, cuando fueron desalojados vulgarmente entre otros países Hispanoamérica. Vi el principio de la toma de la Bastilla del siglo XXI, recordaba a las valientes mujeres victoriosas de Bolivia a pesar  que mi salud estaba en pésimo estado, caminábamos por  organizar un buen plan de lucha social a favor de la familia y levantar nuestra voz por los perseguidos políticos.

 


Movimiento ProFamilia: La toma de la Bastilla en Francia ha empezado por los Derechos Civiles de la Familia

Debo reiterar el tremendo gozo por la actitud valiente y esforzará sin que me produce los ciudadanos franceses en su abierta, pública, multitudinaria e insistente oposición a la nueva ley que legitima el matrimonio homosexual que, recientemente, ha sido aprobada por el Parlamento francés. Seguramente al señor Hollande no le ha quedado más remedio que satisfacer a los suyos con semejante concesión, debido a que, por las circunstancias económicas por las que pasa Europa, por sus propios problemas financieros y por las presiones de Alemania y otros países del norte en otros aspectos, se ha tenido que plegar a la realidad y llevar a cabo unas políticas que nada tienen que ver con las que afirmó llevar a cabo cuando se postulaba para el puesto de Presidente de la República.

 

La insistencia con la que los conservadores profamilia franceses, sin desfallecer, a pesar de que la ley de matrimonios homosexuales ya ha sido aprobada; siguen incansables, obcecados, imperturbables y convencidos de que la razón les asiste, manifestándose una y otra vez sin que ni el desánimo ni los ataques de sus adversarios los hayan desviado de su objetivo fundamental: el que el Gobierno retire la Ley que acaba de aprobar.